donostia - Pello Urizar analiza la posibilidad de llegar a un acuerdo bilateral sobre el autogobierno con el Estado y el impulso que darán PNV y EH Bildu a la nueva Ley Municipal. ¿EH Bildu ha cambiado su planteamiento al ofrecerse a explorar una vía de acuerdo con el Estado de cara a un nuevo estatus político?

-No ha habido ningún cambio. La lectura que hacemos es que no hay voluntad de las formaciones que dominan la situación política en España de plantear cualquier opción de reconocer el derecho de Euskal Herria para decidir su futuro. Lo que planteamos es que la apuesta por la bilateralidad tendrá muy poco recorrido porque nadie se va a sentar al otro lado. Es verdad que un proceso acordado como el escocés es siempre mejor, pero en lo que no se puede convertir la bilateralidad es un derecho a veto. Lo que siempre le hemos planteado al PNV es cómo se puede convertir en un dogma la bilateralidad si no tiene posibilidad de recorrido. El PNV dice que no reconocer la bilateralidad traería la posibilidad de utilizar la unilateralidad. Lo que planteamos es que estamos dispuestos a comprobar la voluntad de bilateralidad, pero tiene que quedar claro que, si Madrid dice no, hay que recurrir a la unilateralidad.

¿Es un paso atrás?

-Para nada. No renunciamos a una vía de acuerdo porque es la mejor en un principio. Nos gustaría que pasara como en Escocia, pero me temo que vamos a estar más cerca de Cata-lunya. Los catalanes llevan tiempo tocando la puerta de Madrid y les han dicho que no.

¿No ha perdido algo de fuerza el independentismo en Catalunya?

-Quizá muchas veces la impresión que tenemos es en base a lo que sale en los medios de comunicación. Sabemos que para conseguir resultados hay que labrar primero y eso se hace con un trabajo silencioso. Desde la configuración del actual Govern, en ese periodo que se marcaron de 18 meses van a tener mucho de trabajo silencioso. Yo creo que van avanzando pero, como he dicho antes, nosotros tenemos que buscar nuestra propia vía, nuestro camino.

¿Cuál sería ese camino?

-Primero llegar a acuerdos en Euskal Herria. Si el PNV dice que la vía bilateral es la recomendable, pongámonos de acuerdo, pero decidamos también cuando se acaba la paciencia de este pueblo.

¿Hay posibilidad de acuerdos en Euskadi?

-Sí es verdad que con la ponencia de autogobierno estamos analizando los documentos presentados. Nos hemos reunido con el PNV para poner encima de la mesa los diferentes puntos y ahora hay que valorar los pros y contras de cada uno de los documentos. Estamos en la fase inicial. No sabemos qué dará de sí, ni el recorrido que tendrá.

¿Avanza la Ponencia de Autogobierno?

-Va muy tardía. Y quizá el objetivo era ese, llegar al final de la legislatura sin posibilidades de articular un documento concreto. Nos vamos a quedar en las bases, que si hay voluntad se deberán desarrollar en la siguiente legislatura. Hemos pasado muchos meses oyendo opiniones, que está muy bien, pero esa fase podía haber sido mucho más corta. Estamos en la fase del debate político, que se tenía que haber dado antes, y a ver si podemos llegar a un acuerdo. Luego veremos cuál debe ser el siguiente paso y si hay posibilidad de avanzar.

En la Ley Municipal sí se ha avanzado.

-La voluntad política ha posibilitado dar este paso. Si hay algo satisfactorio para Eusko Alkartasuna es la Ley Municipal. Hemos luchado mucho por ella. La llevamos dos veces hasta el final y luego las propias decisiones del PNV la bloqueaban. La diferencia es que esta vez ha habido voluntad política y se han modificado cuestiones que hace años no eran asumibles.

¿Qué significa para los municipios vascos?

-Los dotamos de una ley muy buena, porque van a tener presencia en el Consejo Vasco de Finanzas, van a poder determinar su financiación. Van a poder asumir ayudas sociales, que era una de las sangrías de los ayuntamientos. Van a poder hacer consultas. Es una herramienta muy buena que era necesario aprobar.

¿Por qué la negativa del PSE a apoyarla?

-También es cuestión de voluntad política. Ha querido jugar a esa relación de amor-odio que tiene con el PNV, llegando a acuerdos en lo foral o local, pero marcando diferencias claras en el Parlamento. Y esa jugada ha priorizado la distancia que los socialistas querían mantener en el Parlamento. Optó por jugar ese papel de oposición y ahora se ha quedado fuera de la fotografía.

También han llegado a un acuerdo ambas formaciones sobre Eudel.

-Llevamos años intentando modificar Eudel, que consideramos que necesita mejoras estatutarias. No se trata de un reparto de puestos. Desde 2011, de manera intermitente, estamos debatiendo sobre Eudel con el PNV. Han dicho que el apoyo de EH Bildu a Udalbiltza era un ataque a Eudel. Es lo que han querido vender y esa nunca ha sido nuestra intención. Siempre hemos querido entablar conversaciones para fijar los objetivos de Eudel y de alguna manera ahora lo que hemos conseguido es dar más peso a los ayuntamientos pequeños.

Sin embargo, esa luna de miel parece que se ha roto esta semana con el cruce de declaraciones entre dirigentes del PNV y de Sortu.

-Es un debate a través de los medios de comunicación, y flaco favor hacemos cuando actuamos de esta manera y decimos que algunas personas sobran. En EA nunca hemos entrado en esos rifirrafes que no construyen, ya que se trata de volver a etapas que deben estar superadas.

¿EH Bildu ha dado los pasos suficientes para hacer una revisión crítica de lo ocurrido en los últimos cincuenta años?

-En los últimos seis años el recorrido que se ha hecho para el reconocimiento de las víctimas, y la asunción de cosas que se han hecho mal, es increíble. Aun así, lo que se ha querido poner siempre como titular es que algo queda pendiente. Se puede ver la botella medio vacía o medio llena, y esta botella está llena al 90%. Quedan cosas por hacer, pero ese es el esfuerzo que debemos hacer todos para que la convivencia sea una realidad y para superar el pasado, pero sin olvidarlo. Sin embargo, todavía hay gente empeñada en mirar hacia atrás, mirar al retrovisor y eso no es bueno.

¿Pero EH Bildu asume el daño que ha podido causar por acción u omisión?

-EH Bildu no ha causado ningún daño. Y EH Bildu no se hubiera conformado si no se hubieran dado unas bases claras de compromiso con la paz, la convivencia y la democracia. EH Bildu hace la lectura crítica del pasado, pero lo que no va a hacer es fustigarse continuamente para que encima algunos no se queden contentos y pidan más fustigación. En documentos puestos encima de la mesa se evidencia el compromiso de EH Bildu con el nuevo escenario.

En ese nuevo escenario ¿qué sucede con los presos?

-En este sentido el Estado español está dando marcha atrás. La situación ahora es peor que cuando se celebró la Conferencia de Aiete, en otoño de 2011. Han salido presos, pero porque Estrasburgo anuló la doctrina Parot o porque otros han cumplido ya sus penas, pero la realidad es que la respuesta del Estado español estos últimos años ha sido dispersar aún más a los presos. Para mí hay una lectura clave: la base del conflicto violento es político, lo que no justifica que se produjera esa violencia, y ese conflicto político necesita tratarse y llegar a acuerdos, sin reconocer la violencia por supuesto. Pero el Gobierno español, antes de llegar a debatir esa raíz política de la cuestión, prefiere que se pudra, sobre todo en la cuestión de los presos. Prefiere anclarse en el pasado.

Esta misma semana un preso ha abandonado el colectivo EPPK. ¿Cree usted que se pueden producir escisiones porque haya gente que piense que no se ha avanzado tanto?

-Cuando apostamos por esta nueva dinámica, se nos decía: ¿Qué pasa si hay una escisión y gente que decide volver a la dinámica violenta? Nunca estás a salvo de decisiones personales, pero lo que tenemos claro es que hay una decisión clara y contundente de que esa etapa está terminada y que la opción de futuro es la de la paz y la convivencia.