Ciudadanos propuso ayer una reforma constitucional a los socialistas en la que no hay ni rastro de las iniciativas más controvertidas que afectaban a los vascos. Albert Rivera provocó hace meses un auténtico terremoto en Euskadi exigiendo la eliminación del Concierto Económico que permite a las instituciones vascas recaudar sus propios impuestos para fijar políticas diferenciadas en materia sanitaria, educativa o social. Euskadi solo paga un Cupo a España por servicios como el Ejército o la Corona, y en concepto de solidaridad con otros territorios. Ciudadanos cree que esa herramienta es un privilegio que atenta contra la igualdad de todos los ciudadanos. Además, durante la campaña electoral planteó eliminar todas las diputaciones, y no fueron pocos quienes le preguntaron si la propuesta afectaba a las forales vascas, con un papel clave en la gestión de esa autonomía fiscal. La respuesta fue afirmativa: había que eliminar todas las diputaciones sin distinciones, tal y como expuso su experto económico Luis Garicano; una propuesta que iba en consonancia con la eliminación del Concierto. En la reforma exigida ayer no figura la derogación del Concierto y se excluye expresamente a las diputaciones vascas de la propuesta de supresión de las instituciones provinciales.
En realidad, Ciudadanos ya había adelantado que, si carecía de apoyos para suprimir el Concierto, no iba a insistir en el asunto. Se guardaría la propuesta como un planteamiento a largo plazo a la espera de una mejor ocasión. Sin embargo, tenía intención de pedir al menos que Euskadi pagara más a España, y llegó a cuantificar esa subida en un 25% o 30%, unos 400 millones más. En cualquier caso, no ha vuelto a azuzar el debate del Cupo desde las elecciones generales. En la propuesta de reforma constitucional ha quedado igualmente desterrada la supresión de la disposición transitoria cuarta, que permite a las instituciones navarras votar su anexión a la comunidad autónoma vasca.
la postura del pnv A nadie escapa que las propuestas de Ciudadanos suponían todo un contratiempo para los socialistas, que aspiran a recabar el apoyo del PNV a la investidura. Si Ciudadanos hiciera imposible esa alianza, Rivera terminaría arrojando al socialismo en brazos de aquello que tanto abomina, el nacionalismo catalán y Podemos. Ciudadanos ya anunció que aparcaría algunas de sus ideas para facilitar un acuerdo, consciente de que todas las partes deberían hacer cesiones y de su soledad política en defensa de esas medidas tan extremas que podrían desatar una crisis institucional sin precedentes en suelo vasco en época democrática. La propuesta de reforma anunciada ayer no tuvo gran impacto en Sabin Etxea, que no vio ningún elemento que le afecte o colisione con la agenda vasca.
La iniciativa de Ciudadanos, que ya ha sido aceptada por los socialistas, contempla eliminar las diputaciones provinciales, que ahora se convertirán en consejos de alcaldes. Las forales quedarán a salvo, así que el PNV no tiene nada que decir. Además, lo cierto es que las diputaciones provinciales no contaban con demasiada buena prensa en el Estado en los últimos tiempos, ya que eran percibidas como un retiro dorado para políticos que llevaban años ejerciendo y además no eran órganos de elección directa por los ciudadanos, sino que sus integrantes eran elegidos por los concejales de los ayuntamientos. En suelo vasco, las diputaciones sí se eligen directamente por el voto ciudadano. Tampoco quedarán afectados por la iniciativa los cabildos de las islas Canarias. Rivera prevé ahorrar 5.000 millones de euros y evitar subir los impuestos.
Otro de los ejes pasa por suprimir los aforamientos en el Congreso y los parlamentos autonómicos, un blindaje especial para los cargos políticos que provoca que solo puedan ser juzgados por el Tribunal Supremo. Ciudadanos y PSOE han pactado eliminarlo para los casos de corrupción, y mantenerlo solamente para la labor parlamentaria y las denuncias por opiniones y declaraciones de los políticos. El PNV tampoco lo ve mal, entre otras cuestiones porque “no ha necesitado ese aforamiento”, tal y como destacan desde el partido.
Los jeltzales tampoco plantean ninguna objeción a rebajar las firmas necesarias para que los ciudadanos registren una iniciativa legislativa popular (de 500.000 a 250.000), que se despolitice la justicia o que se limite el mandato de los presidentes españoles a ocho años. El socialismo ha aceptado todas las propuestas y el acuerdo parece cerrado. El PNV asiste a esos movimientos sin inquietud, ya que ha visto desaparecer las propuestas que atentaban contra el autogobierno vasco. De lo contrario, no hubiera visto ningún margen para arrancar las negociaciones con los socialistas.
Otro cantar será la actitud que mantenga Ciudadanos ante las reivindicaciones nacionales vascas, pero el PNV reitera que solo negociará con el socialismo y avisará a Sánchez de que el contenido de su pacto con Ciudadanos no puede colisionar con la agenda vasca. Un eventual foco de conflicto podría ser la defensa de la unidad de España pactada ayer entre PSOE y C’s, aunque parece centrada en Catalunya.
senado Ciudadanos tampoco ha incluido la eliminación del Senado. Esa iniciativa hubiera hecho un roto al socialismo, que pretendía reformar la institución para aplacar a los independentistas catalanes, trasladando su sede a Barcelona y convirtiéndola en una Cámara verdaderamente territorial. Lo cierto es que la propuesta de C’s está planteada como una reforma exprés que debería acometerse en los primeros tres meses de la legislatura, de modo que no se puede descartar que recupere la propuesta del Senado en el futuro. Sin embargo, se apunta que los dos partidos han acordado mantenerlo pero reduciendo sus integrantes (de 266 a unos 80 asientos) y con algún que otro retoque. Todas las propuestas, no obstante, quedan en el aire porque es necesario recabar el apoyo del PP.