gasteiz - Podemos aterrizó en Euskadi para quedarse y erigirse en serio competidor. Lo corrobora la encuesta elaborada por el Gobierno Vasco de cara a las próximas elecciones autonómicas donde la formación morada irrumpe con fuerza hasta el punto de complicar la reelección de Iñigo Urkullu pese a que el PNV, que mantendría su liderazgo con 24 escaños, se erige en el único partido tradicional que aguanta el tirón de la marca emergente, propulsada hasta los 18 asientos en el Parlamento. El sondeo, entre otras conclusiones, corrobora la tendencia la baja de EH Bildu y el enésimo hundimiento del constitucionalismo español, especialmente del PSE, mientras que la desaparición de la Cámara de UPyD se solapa con la aparición en escena de Ciudadanos.
El PNV cedería un representante por territorio pero capearía bien el temporal en tanto que vencería en cada uno de los herrialdes y porque sería el que menos desgaste sufre pese a ser quien comanda la Lehendakaritza en un periodo de transformación social y de dificultades por los efectos causados por la crisis económica, de forma que este resultado supondría su refrendo por parte de la sociedad vasca. Sucede que esta correlación complica sobremanera los pactos posibles, ya que la posición de Podemos, que no esconde su objetivo de provocar un sorpasso y derrotar a los jeltzales, quebraría la actual mayoría absoluta que suman las bancadas de PNV y PSE, cuyo vigente acuerdo facilita a Urkullu una legislatura sin agobios. De los 43 escaños que suman pasarían, producto del batacazo socialista, a 33, a cinco de la barrera mágica de los 38 que garantiza la estabilidad. Curiosamente, esa dupla empataría con la hipotética pinza entre Podemos y EH Bildu, relegada a la tercera plaza al perder seis de las 21 actas que ostenta, certificando el retroceso padecido en los comicios generales.
eh bildu, al diván Tanto socialistas como la coalición soberanista deben replantearse sus proyectos. El partido que abandera Idoia Mendia, de no mediar que su central en Ferraz consiga la vara de mando en Madrid y logre reflotar a sus filiales, se precipita hacia el abismo sin ver el fondo en cada una de las citas con las urnas, y es que, según el Sociómetro, esta vez entregaría siete de los 16 escaños que obtuvo en 2012, bien porque la marca de los círculos ha sabido arañar en su electorado tradicional, bien porque se ve incapaz de ofrecer una propuesta atractiva, y es que a nadie se le escapa que su espíritu socialdemócrata también ha sido capitalizado por el PNV. Qué decir de EH Bildu, sin un liderazgo diáfano y con una transición a trastabillas en el nuevo tiempo que se respira en Euskadi después de no haber sabido sacar partido al periodo en el que comandó instituciones de relieve. Falta por comprobar qué le reportaría el regreso de Arnaldo Otegi a su primera línea y como candidato a lehendakari, algo que está por confirmarse tanto personal como judicialmente. Por contra, en el efecto Podemos resulta llamativo que hablamos de una formación que carece de dirección desde la dimisión de Roberto Uriarte, asunto no menor puesto que provoca una discusión interna tumultuosa pero que no afecta a su poder de atracción en el votante, desencantado con las marcas de siempre pero procedente de todos los colores y devorando a Ezker Anitza.
El PP de Alfonso Alonso mantiene el tipo aunque su nuevo descenso le relegaría hasta los 8 asientos, que difícilmente decantarían la balanza en el supuesto de tener que auxiliar a las dos opciones de gobierno que mejor se visibilizan. Otro tanto ocurre con Ciudadanos, que, eso sí, dejaría en fuera de juego a Gorka Maneiro (UPyD). No corren buenos tiempos en la CAV para el unionismo en general, y para los partidos que configuraron en 2009 el llamado Gobierno del cambio, que apenas alcanzaría a capitalizar una cuarta parte de la Cámara. En el otro extremo de la balanza, ahora que en el Estado se debate sobre la posibilidad de que las nacionalidades puedan o no celebrar consultas rupturistas, las formaciones partidarias del derecho a decidir ocuparían 57 de los 75 bancos en el Parlamento.
Por herrialdes, la encuesta otorga en Araba 6 escaños a PNV y Podemos pero con mayor estimación de voto para los jeltzales (22,1%) que para la marca morada (21,3%). El PP retrocedería en su feudo fetiche hasta el 17,3% de sufragios (5 escaños), pisándole los talones EH Bildu (17,1% y 4 asientos). El PSE entregaría la mitad de sus seis representantes actuales (11,8%) y Ciudadanos, con el 5% de respaldo, sería la gran novedad. En Bizkaia, la hegemonía jeltzale es indiscutible, con 10 escaños y 35,7% de apoyo, por delante de Podemos (19,9% y 6 parlamentarios), EH Bildu (15,5% y 4 escaños), PSE (11,6% y 3 escaños) y PP (8,7% y 2 asientos). En Gipuzkoa, el liderazgo sería del PNV (28,2% y 8 actas), superando a la coalición soberanista, que pierde dos asientos (25,9%) ante la avalancha de la fuerza morada (21,1% de voto y 6 escaños) y un constitucionalismo residual, con PSE (12,8% y 3 actas) y PP (5,3% y 1 escaño).
El sondeo -2.310 encuestas entre el 25 de enero y el 2 de febrero- prevé que la participación se dispare hasta el 70%, creciendo seis puntos.