bilbao - Las duras críticas internas que está recibiendo la dirección de Sortu -algunas de ellas, hechas públicas por primera vez en la izquierda abertzale- han empujado a esta formación a abrir un “proceso de reflexión” para revisar tanto su propia estrategia política como organizativa, lo que tendrá también su reflejo en EH Bildu, coalición de la que forma parte.

“Es el momento de hacer un chequeo sobre el propio funcionamiento de Sortu”, afirmó el pasado miércoles el presidente del partido, Hasier Arraiz, durante la presentación de las denominadas Udako Eskolak de Sortu, que se han iniciado este pasado fin de semana en Berriozar y que continuarán el próximo en Durango, en lo que supone el arranque de este proceso de reflexión.

Según dijo Arraiz, este “chequeo” está dirigido en tres sentidos. El primero, “empoderar a la militancia de la izquierda abertzale” con el objetivo de que “las decisiones se tienen que tomar cada vez entre más personas”. El otro aspecto fundamental será marcar la prioridad del partido en las “dinámicas locales”, después de que, según su presidente, hasta ahora hayan estado “subordinadas a dinámicas políticas de carácter nacional”. Asimismo, el periodo de reflexión abarcará el “nivel organizativo” de la formación.

Estos mensajes en clave interna y el “chequeo” estratégico, táctico y organizativo anunciado por Hasier Arraiz son la respuesta a las cuestiones básicas que centran las duras críticas que están recibiendo Sortu y su dirección desde varios sectores de la izquierda abertzale tradicional y que se han recrudecido tras los resultados de las pasadas elecciones municipales y forales.

Prácticamente desde su nacimiento, la izquierda abertzale ha tenido tres grandes objetivos estratégicos, más o menos desarrollados: la independencia, el socialismo y la amnistía, siempre con base en una amplia movilización popular. Sin embargo, según los críticos, Sortu ha renunciado o abandonado estos objetivos y los ha sustituido, al menos en la praxis diaria, por otros más descafeinados. Así, la estrategia hacia la independencia ha mutado en la reivindicación del derecho a decidir e incluso se asume el marco autonómico actual y la división territorial; la consecución del socialismo se está quedando en la demanda de “derechos sociales” o “políticas progresistas”; y respecto a los presos se exige el acercamiento a Euskal Herria pero no su excarcelación, salvo en el caso de los reclusos enfermos. En definitiva, según los críticos, Sortu se está manejando dentro del sistema, ha asumido la tan combatida “legalidad” y los planteamientos reformistas con los que la izquierda abertzale nunca ha transigido y se está convirtiendo “en un partido socialdemócrata al uso”.

Estas críticas, además, se están realizando de forma pública, gracias a las facilidades que ofrece internet, donde abundan las páginas y blogs que, desde el entorno de la izquierda abertzale, censuran continuamente los comportamientos y políticas de Sortu y EH Bildu, algo que no había ocurrido nunca.

las críticas La reciente reaparición de Eusko Ekintza, organización nacida hace tres años como un grupo de militantes de la izquierda abertzale tradicional y que ha presentado públicamente un manifiesto en el que llama directamente a la “regeneración de la izquierda abertzale”, es un ejemplo paradigmático de estos análisis que, desde la extrema izquierda revolucionaria y el marxismo y el independentismo radical, reivindican un “cambio de táctica, modelo y de práctica” y un regreso a las esencias que han caracterizado siempre a este sector social en Euskadi.

En la misma línea, el autor Petri Rekabarren, del colectivo marxista Boltxe, ha elaborado un amplio y demoledor análisis sobre la estrategia de Sortu y EH Bildu significativamente titulado La nada no es meta ni camino, es nada, en el que hace una descarnada y durísima crítica a la dirección y concluye que “Sortu y la izquierda abertzale que se siente identificada con sus tesis camina hacia la nada porque no plantea ningún objetivo histórico”.

Asimismo, personas reconocidas de la izquierda abertzale como el histórico militante de ANV Antxon Gomez -encausado en el macrojuicio contra este partido, Batasuna y EHAK- constata también el “creciente estupor y malestar del espacio sociopolítico independentista y de izquierdas” ante la estrategia de ausencia de “confrontación democrática con el Estado”.

En lo que todos coinciden es en censurar la actitud de la dirección de Sortu que, según afirman, se ha burocratizado y se ha convertido en un “grupo sectario” que está impidiendo de hecho el debate de ideas, estrategias y tácticas en el seno de la izquierda abertzale. Como consecuencia de ello y de la intención de los dirigentes de convertir Sortu en el partido hegemónico único de la izquierda abertzale cuando este movimiento ha sido siempre radicalmente plural, los críticos consideran que se está poniendo en riesgo el proyecto por la independencia y el socialismo, al tiempo que se está desdibujando el propio conflicto vasco. “La no confrontación está llevando al conflicto vasco a la invisibilidad, a su no proyección internacional, su ninguneo político y mediático y a que los gobiernos español y francés prioricen otros problemas más graves, como el catalán”, asegura Antxon Gomez en una entrevista a Boltxe.

Todo ello está llevando a una progresiva “desafección” hacia el proyecto de la izquierda abertzale y a la falta de implicación militante, a la ausencia casi total de la “lucha en la calle”, no necesariamente violenta. La propuesta común que se abre es la de retomar la “unidad popular”, más allá del proyecto fallido de Sortu como partido único. Se trataría de la conformación de un “frente popular soberanista y de izquierdas” como instrumento de acción política hacia la que debería reconducirse EH Bildu e incluso integrar a otras fuerzas emergentes, en lo que parece una alusión a Podemos.

Con todo, el debate está abierto en el seno de Sortu, cuya dirección parece haber tomado nota aunque está por ver el alcance final del periodo de reflexión y sus conclusiones. Lo que sí parece más claro, según fuentes de EH Bildu, es que la idea sí estaría dirigida hacia la configuración de la Unidad Popular de todo el movimiento abertzale de izquierdas que integrase a diversas organizaciones más allá de las incluidas en la actual coalición y a independientes, y que podría dar origen a una especie de refundación del movimiento, incluso al estilo de la histórica Mesa de Altsasu que dio origen a Herri Batasuna a finales de los 70.