Gasteiz - Las últimas operaciones policiales contra ETA han servido al Gobierno español para sacar pecho, trasladar la idea de que la organización está acabada y proyectar que el PP no cede ante la organización armada, un mensaje de dureza que puede calmar a sus sectores más inmovilistas y a determinados colectivos de víctimas. En los últimos días se han llevado a cabo dos operaciones clave: a finales de mayo, se desmanteló un zulo en Biarritz que contenía buena parte del escaso arsenal en buen estado del que disponía ETA para escenificar un gesto de desarme y tratar de forzar una negociación; la semana pasada, fueron detenidos en Iparralde los dos presuntos responsables del aparato logístico del sellado de zulos, Xabier Goienetxea e Iñaki Reta, quienes ingresaron ayer en prisión (los tres ciudadanos que los cobijaron han sido liberados). Al margen de la escenificación de dureza de Mariano Rajoy en puertas de las elecciones generales, lo cierto es que en los ámbitos más dispares coinciden en que ETA podría ser disuelta a la fuerza vistas las operaciones policiales, de modo que le convendría dar pasos en el desarme si no quiere verse abocada a ese escenario, tal y como ha asegurado el Gobierno Vasco. En ese contexto, fuentes consultadas por Efe consideran que la banda queda reducida a su aparato “político”, con apenas una veintena de “liberados”.
Esa sería la limitada estructura de la organización, que seguiría estando dirigida por David Pla, Iratxe Sorzabal y el histórico Jose Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, a quienes los investigadores sitúan entre los veinte miembros de la organización “activos” ubicados en el Estado francés, Bélgica y Reino Unido. Las fuentes consultadas por la citada agencia no dudan en calificar como un “palo muy gordo” la detención esta semana en una vivienda de Ortzaize de Xabier Goienetxea, máximo responsable del aparato logístico, y de su mano derecha, Iñaki Reta, en una operación de la Guardia Civil y la Dirección General de Seguridad Interior gala.
Es, junto con el hallazgo de un zulo a finales de mayo en Biarritz, en el que se escondían 26 pistolas y revólveres y diversos explosivos, la actuación policial más significativa contra lo que queda de ETA en los últimos tiempos. Y es que los investigadores creen que con este golpe, ETA se queda sin “argumentos” para presionar. La detención de sus “dinamizadores”, de los que conocen dónde están los zulos, coloca contra las cuerdas a la organización, de la que ya solo queda su cúpula política. Algunos ámbitos han tratado de llevar la situación al absurdo al asegurar que los responsables de la logística han dado indicaciones desde la cárcel para precisar dónde están los zulos, y que los miembros de la banda en libertad no terminan de dar con esos escondites.
El golpe puede ser mayor si del análisis del material informático incautado se desprende información que permita descubrir los escondrijos de armas. - DNA/Efe