La vida es ya de por sí demasiado trágica la mayoría de las veces como para hacerla aún más cuando se trata de cuestiones de importancia capital como el derecho a decidir. Sin restar un ápice el grado de importancia que supone para Euskal Herria el derecho a decidir, la plataforma Gure Esku Dago quiso unir ayer las capitales vascas en un único acto desgajado en varios escenarios para reivindicar mediante la fiesta y la solidaridad con otros pueblos el derecho que tiene la ciudadanía vasca para ejercer libremente su futuro.
El escenario en Bilbao no podía ser otro que San Mamés. A falta de fútbol del primer equipo -aunque ahora las alegrías las dan también los cachorros- las gradas de la nueva Catedral se llenaron de miles de camisetas naranjas de una afición, no solo futbolera, dispuesta a pasar unas horas en las que el derecho a decidir maridó a la perfección con la fiesta, la música o los bertsolaris.
En diciembre se cumplirán 39 años de un hecho que ha pasado a engrosar la historia de Euskadi. Inaxio Kortabarria, capitán de la Real, y Jose Anjel Iribar, capitán del Athletic, saltaron al césped del viejo Atocha portando una ikurriña, entonces todavía ilegal. Ayer, Kortabarria e Iribar, acompañados por las exjugadoras del Athletic femenino Eva Ferreira y Arrate Orueta, saltaron también al césped de San Mamés con urna, en esta ocasión para reivindicar el derecho a decidir. Fue una de las ovaciones de la tarde, de los jóvenes en premio a su actual compromiso, de los más mayores en reconocimiento también a aquel paso que dieron el 5 de diciembre de 1976.
La gente tenía ganas de fiesta y que mejor para ello que Kepa Junkera. El de Rekalde fue capaz de hacer saltar en sus asientes a los miles de asistentes al acto, mientras decenas de personas unían con sus manos el perímetro del césped del campo bilbaíno. Tras la actuación de Junkera, por los videomarcadores de San Mamés quedó claro que el anhelo al derecho a decidir trasciende las fronteras. Vascos de la diáspora, sobre todo de Argentina, reclamaron para Euskal Herria el derecho a ejercer su futuro en libertad. A ellos, y desde Boise (Idaho), unió su voz Fride, la viuda de Pete Cenarrusa, político estadounidense que hasta su fallecimiento en septiembre de 2013 reivindicó el derecho a decidir del pueblo de sus padres. Desde la diáspora también llegó la cantante vasco-argentina Silvia Iriondo, que encandiló a la gente con su cálida voz.
Multicultural Al igual que en Ocho apellidos vascos o en la serie televisiva Allí abajo, Sevilla también estuvo presente en el acto a través de Reyes Prado, presentadora de ETB. Reyes recordó que hace ocho años la vida le trajo de Sevilla a Euskadi y, sin renunciar a su condición de “sevillana y andaluza” , consideró que la mejor oportunidad de conocer a “su nuevo pueblo” era aprender euskera. Y en euskera aseguró sentirse una enamorada de Euskadi y su cultura, y abogó por el derecho a decidir.
Y es que, tal como señaló en el discurso final Zelai Nikolas, miembro de Gure Esku Dago, “el derecho a decidir es el nexo de unión entre diferentes”. Y buena prueba de ello fue oír el Txoriak Txori que inmortalizó Mikel Laboa con ritmo flamenco o que los bertsolaris Igor Elortza y Unai Iturriaga llevaran sus cantos al cielo de San Mamés acompañados por un grupo autóctono de Senegal. También hubo tiempo para que las gaitas gallegas tuvieran su cuota de protagonismo en una mezcolanza de reivindicación, fiesta y solidaridad plurinacional.
Ayer entraba oficialmente el verano y Ana Urrutia y Andoni Aizpuru, que habitualmente nos ofrecen el tiempo desde ETB, tampoco se quisieron perder el acto para señalar que a pese a chubascos y nubarrones, el “derecho a decidir se abre paso en el cielo de Euskal Herria”.
El grupo Zea Mays puso el colofón musical a un jornada que finalizó con el discurso final de Gure Esku Dago -el mismo que se leyó en Anoeta o la Plaza de Toros de Iruñea-, que acababa con un llamamiento a “construir el futuro entre todos y todas, porque tenemos derecho a decidir porque está en nuestras manos”.
Kilómetros de tela El acto de la tarde en San Mamés puso el colofón a una jornada en Bilbao que tuvo su primera parada cuando por la mañana cientos de personas unieron una serpiente de tela multicolor entre el Puente Euskalduna y el Arenal.
Al igual que un año antes se unió Durango e Iruñea con una cadena humana, ayer las cadenas se diversificaron por las capitales vascas. Además de la cita de Bilbao, en Donostia cientos de ciudadanos unieron los seis puentes que comunican una orilla y otra del Urumea con telas de colores en las que estaban escritos lemas, mosaicos y patchworks alusivos al derecho a decidir. En Gasteiz, una kalejira festiva partió de la Plaza de la Constitución para dirigirse a la Plaza Nueva donde se elaboró una urna gigante. Asimismo, en Iruñea varios cientos de personas formaron una cadena humana con telas de colores por el Casco Viejo de la capital navarra para reivindicar el derecho a decidir.