ROMA. Según este testimonio, el barco partió de un puerto situado a 50 kilómetros de Trípoli con dirección a Italia, pero durante la travesía los traficantes obligaron a algunos de ellos a permanecer encerrados en los niveles más bajos de la embarcación.

El suceso ocurrió durante la noche, según contó otro de los supervivientes y cuyo relato explicó hoy la portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas (ACNUR) en Italia, Carlotta Sami.

Este rescatado dijo que los Guardacostas italianos recibieron una llamada de socorro en la que les avisaron de que el barco en el que viajaban se encontraba en situación de peligro.

Según este testimonio, a bordo iban 700 personas.

Al encontrarse lejos del lugar, los Guardacostas pidieron al barco mercante

portugués "King Jacob", que navegaba en las cercanías, que se desviara hasta el lugar del suceso.

Pero cuando este buque se aproximaba a la embarcación, los inmigrantes "se colocaron todos en el mismo lado de la nave y provocaron su hundimiento", según ACNUR.

El barco portugués comenzó entonces las labores de rescate, mientras se desplazaban al lugar unidades de la Guardia Costera italiana, la Guardia de Finanza y la Marina Militar y de la Armada de Malta, pues el suceso se produjo en aguas cercanas a la isla, pero solo pudieron salvar a 28 personas.

Esta nueva tragedia en las aguas del Mediterráneo ha provocado reacciones de todas partes de Europa, como por ejemplo la del presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, que quiso mostrar su solidaridad con Italia.

"Los europeos nos jugamos nuestro crédito si no somos capaces de evitar estas dramáticas situaciones", dijo Rajoy.

También el primer ministro italiano, Matteo Renzi, lamentó hoy la situación de abandono en la que se encuentra Italia y condenó que frente a estas tragedias "no haya un sentimiento de cercanía y solidaridad" por parte de la Unión Europea (UE).

El papa Francisco pidió a la comunidad internacional que "actúe con decisión y prontitud" para evitar más tragedias en el Mediterráneo.