madrid - Mariano Rajoy volvió a dejar claro ayer que Euskadi sigue sin estar en su agenda política salvo en lo referido a la disolución de ETA, que es su “prioridad” en lo que respecta al País Vasco. Su “única prioridad”, subrayó. El presidente del Gobierno español se manifestó en estos términos al ser cuestionado por el mensaje que el PNV transmitió en el Aberri Eguna sobre la necesidad de que Euskadi siga creciendo en autogobierno y de que el Ejecutivo del PP respete lo que el pueblo vasco decida respecto a su futuro.

Rajoy volvió de vacaciones de Semana Santa con una entrevista en RNE, en la que entre otras cuestiones, se le pidió opinión respecto al mensaje de los jeltzales durante el acto de celebración del Aberri Eguna el pasado domingo.

Uno de los mensajes que trasladaron tanto el lehendakari, Iñigo Urkullu, como el presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV, Andoni Ortuzar, interpelaba directamente al Gobierno español al exigirle que “respete” el grado de autogobierno que se decida en Euskadi. Una decisión que corresponde “solo” al pueblo vasco, según el líder del PNV; un acuerdo interno forjado en el Parlamento Vasco, matizaba el lehendakari, que “desde la ratificación social de sus acuerdos institucionales reconozca la nación vasca” y permita que el pueblo vasco “siga creciendo y progresando”.

A la pregunta del entrevistador sobre su opinión de la propuesta jeltzale de dejar atrás el Estado de las Autonomías, Mariano Rajoy obvió en primer término responder a las reivindicaciones de los jeltzales al poner como cortafuegos la existencia de ETA, que tres años y medio después de anunciar el fin de su actividad armada, aún existe como ente organizado y, tal y como demostró con su comunicado coincidiendo con el Aberri Eguna, pretende seguir interviniendo en política. El presidente del Gobierno del PP replicó al lehendakari y al PNV que, hoy en día, “la única prioridad del País Vasco” y el único cambio sustancial que esperan los españoles es “que ETA anuncie su disolución como organización terrorista”.

Aunque el presidente español reconoció que la organización “lleva un tiempo sin asesinar”, afirmó que sigue siendo una banda terrorista y, como tal, “no respeta los derechos individuales de las personas, empezando por sus vidas”. “En España lo más importante es que se disuelva ETA, para que acabe esta amenaza que tanto daño ha causado a tanta gente durante tanto tiempo”, agregó.

“Esa es la prioridad”, insistió. A partir de ahí, realizó una loa del Estado de las Autonomías, incidiendo en que Euskadi es el territorio con más nivel de autogobierno “en el mundo” y que este no puede crecer más. “El Estado de las Autonomías -defendió- ha funcionado muy bien en los últimos años y ha dado pie al mayor nivel de autogobierno en la historia de nuestro país”. A su juicio, “el País Vasco jamás en la historia, se estudie como se estudie, ha tenido las competencias que tiene hoy, un nivel competencial que ya no se puede superar”.

“Desde luego, no hay un territorio en el mundo con un nivel competencial así porque España es un país con un enorme nivel de descentralización”, afirmó el mandatario popular, que por otro lado no aludió a las críticas de los nacionalistas vascos y catalanes, además del PSOE, a las medidas recentralizadoras que ha impulsado durante toda la legislatura. Para apuntalar su discurso, Rajoy afirmó que el gobierno que preside, si se restan las pensiones, gestiona solo “el 20% del gasto publico español”.

Una legislatura agotada No es ninguna novedad que Rajoy no tiene a Euskadi en su agenda política en un año crucial de citas electorales y donde se juega la reelección en las generales de finales de año. El lehendakari llegó a la conclusión de que no podía esperar demasiado de él a finales del pasado año, cuando el presidente español aprobó sus Presupuestos sin concesiones de peso al PNV. Los jeltzales dieron por agotada la legislatura de Rajoy y Urkullu optó por no insistirle más. Si en autogobierno el mandatario popular no tiene agenda para Euskadi, en autogobierno, y pese a lo dicho ayer sobre ETA, tampoco parece que vaya a salir de ese inmovilismo.

El último ejemplo es reciente y cercano. Durante el acto de inauguración, hace dos semanas, de las obras del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo, que se ubicará en Gasteiz, Iñigo Urkullu aprovechó su intervención para demandar públicamente al dirigente del Gobierno español una “nueva política de Estado” que facilite dar un paso más en el nuevo tiempo sin violencia terrorista para pasar de “coexistir” a “convivir”. El intento del lehendakari, sin embargo, cayó en saco roto ya que Rajoy contestó, también a través de su intervención en el acto, que ceñirá su actuación en este ámbito al “homenaje imperecedero a las víctimas”.