vitoria - Eduard Estivill (Barcelona, 1948) es especialista en Neurofisiología clínica y Pediatría. Sin embargo se le conoce como doctor sueño y algunos ya le califican como el Morfeo del siglo XXI. Mantiene que dormimos para estar despiertos.

Para un adulto, ocho horas de sueño parecen un mito.

-Depende de la voluntad de cada uno. Si no hay problemas que provoquen insomnio, dormir ocho horas solo depende de nosotros mismos. Si hay insomnio, entonces hay que buscar la causa que lo produce e intentar solucionarla.

El consumo de somníferos y sedantes no deja de crecer. ¿Las pastillas para dormir son más populares que efectivas?

-Las pastillas no son buenas o malas. Están bien empleadas o mal empleadas. Depende de si quien nos las da, sabe darlas. Si nosotros las tomamos sin consultar al médico o al farmacéutico, es probable que no actúen adecuadamente. Siempre tiene que ser el médico el que las recomiende. También el farmacéutico puede ayudar con tratamientos naturales. Lo cierto es que hoy en día hay un abuso de su consumo y hay que intentar reducirlo.

¿Pero funcionan?

-Es verdad que la mayoría de las veces, las pastillas para dormir son ineficaces. Si la causa del mal dormir es la tensión y la ansiedad que vivimos durante el día, las pastillas no harán disminuir las causas que provoca la tensión. Un ejemplo claro es la crisis económica que vivimos que ha aumentado en muchas personas ese cúmulo de estrés y ansiedad que impiden dormir.

Consultar los wasap del móvil, leer la tablet, jugar al Candy Crush justo ante de ir a la cama... ¿estamos destrozando nuestros hábitos de sueño?

-Depende del momento en que lo hagamos. Si sacamos horas al sueño para hacer estas actividades, entonces nos estamos equivocando. Si lo hacemos como diversión, pero dos o tres horas antes de acostarnos, entonces puede ser adecuado. Pero siempre controlando el tiempo de uso. Sobre todo, en adolescentes y adultos jóvenes.

¿Y qué ocurre si la tecnología la usan los menores?

-En niños y adolescentes esta tecnología es todavía más nociva. Solo retrasa la hora de acostarse y, como ya van faltos de sueño, repercute durante el día, sobre todo en el mal rendimiento escolar y en trastornos de conducta.

Perder media hora de sueño cada día aumenta el riesgo de obesidad y diabetes, dicen algunos estudios. ¿Exageración o cruda realidad?

-Totalmente cierto. El sueño es un taller de reparación y de restauración y ha de funcionar ocho horas en los adultos para ejercer sus funciones. Si dormimos poco o mal, las repercusiones serán tanto físicas como psíquicas.

Es que parece que si no dormimos como un bebé vamos a envejecer rápido, a engordar, va a empezar a fallar nuestro cerebro. ¿Seguro que es para tanto?

-Pues es totalmente cierto. El sueño es la actividad que realiza nuestro cerebro durante más tiempo. Si vivimos hasta los noventa años habremos dormido treinta. Así que dormimos treinta años para estar setenta despiertos. Sin dormir no tendríamos una buena vigilia, por eso el que duerme mal tiene tantas consecuencias diurnas. Después de siete días sin dormir ni un minuto, el cerebro entra en un estado de confusión y alteración metabólica que conduce a la muerte.

Denos algún consuelo. ¿Podemos recuperar el sueño el fin de semana o en vacaciones?

-El sueño no se recupera, se pierde como el tiempo. Nadie dice; yo como solo los lunes y recupero el resto de lo que no he comido el fin de semana. En cambio, muchos piensan que si duermen cinco o seis horas de lunes a jueves y después el sábado duermen quince, habrán recuperado. Pero esto no funciona así, eso no es verdad.

¿Cuál es nuestro peor enemigo para dormir bien?

-En las personas que no tienen patologías del sueño, el mayor enemigo es el estrés que vivimos durante el día y la tensión que acumulamos.

Apórtenos alguna recomendación que podamos empezar a poner en práctica esta misma noche.

-El sueño se tiene que preparar, no viene de golpe. Necesitamos dos horas para preparar el momento de dormir. Por lo tanto, dos horas antes tenemos que adoptar una serie de hábitos.

A saber:

-Hay que desconectar todo, móviles, Internet, tablets, ordenadores y todos los dispositivos susceptibles de poder distraernos.

Parece fácil ¿y luego?

-Hay que realizar alguna actividad que no tenga nada que ver con nuestra profesión. Por ejemplo, usted, como periodista, no puede leer, ni ver la televisión o escuchar la radio porque siempre hará referencias a su profesión.

Así que tengo...

-Que coleccionar mariposas (bromea). Y por supuesto debe cenar poco, una cena a base de una combinación de pasta con verduras y un lácteo es lo ideal.