BILBAO - Brian Currin y los mediadores del Grupo Internacional de Contacto (CIG), han constatado con preocupación durante su reciente visita a Euskadi el parón en las iniciativas de Sortu en materia de paz y convivencia desde hace meses, en un entorno en el que el calendario electoral no ayuda a avanzar, dada la expectativa fiada por la izquierda abertzale a un cambio de Gobierno español que, de producirse, retrasaría cualquier nuevo escenario hasta el año próximo.

Currin asistió la semana pasada al acto de despedida de Lokarri y ha aprovechado su estancia estos días en Euskadi para reunirse con partidos políticos y organizaciones sociales para obtener un diagnóstico de situación en el que no han participado PP ni PSE por su negativa a reunirse con el GIC. Sí lo han hecho Sortu y el PNV, con el que coincidió en constatar un bloqueo de la situación actual del proceso de paz y convivencia fruto de la negativa del Gobierno español a tomar parte activa y de la falta de iniciativa de la izquierda abertzale en este sentido.

Precisamente ayer, el presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, respondió por carta a Hasier Arraiz que el documento entregado días atrás por Sortu a los jeltzales como base de un acuerdo de cooperación en esta materia no responde a los compromisos previos y las declaraciones públicas y privadas de los responsables de la izquierda abertzale y supone un retroceso claro en materia de planteamientos y lenguaje, por lo que no lo suscribirán.

En su valoración del documento Hoja de ruta para la resolución de conflicto, Ortuzar, tras reiterar repetidamente su voluntad de seguir explorando vías de acuerdo, rechaza suscribir el texto propuesto por hallar en él “un claro y preocupante retroceso en materia de paz y convivencia con respecto a posiciones que Sortu y la izquierda abertzale habían mantenido con anterioridad, o que se habían comprometido a mantener hace no mucho tiempo”. Alude Ortuzar al compromiso publicitado por el propio partido independentista de incorporar un lenguaje nuevo y no habitual en la izquierda abertzale que debería servir para crear un nuevo clima sobre el que basar el relanzamiento del diálogo multipartito en Euskadi en el seno de la Ponencia de Paz y Convivencia.

Ni el enfoque ni el lenguaje del documento de Sortu están orientados en esa dirección, aunque el PNV comparte los temas que deberían ser objeto de acuerdo y que enumera el texto: desarme, presos y víctimas desde una perspectiva de verdad, justicia y memoria.

Precisamente, Brian Currin daba el martes, en entrevista en Radio Euskadi, una importancia extraordinaria al lenguaje que se utiliza en el discurso político y abogaba por un acuerdo sobre el lenguaje de todas las partes sin pretender que el una acepte el lenguaje del otro, sin más. O, como el propio Currin ya planteó en el acto de despedida de Lokarri, parafraseando a Nelson Mandela, “no trates de cambiar a los otros, sino a ti mismo”.

Contrapartidas Según ha podido saber DNA, el documento de Sortu enfoca estos asuntos no tanto al objetivo de establecer una base de acción común ni a la pretendida hoja de ruta en estas materias que anuncia su título sino que reproduce un esquema de contrapartidas a cada uno de los puntos que tienen poco que ver con el modelo unilateral establecido por Sortu respecto a los ámbitos de actuación que les corresponden a ETA, al colectivo de presos y al propio partido político.

Por ejemplo, el desarme se vincula a una contrapartida de retirada de Euskadi de las fuerzas de seguridad del Estado, en un calco del modelo de desmilitarización norirlandés. Algo que ni está en manos del PNV o el Gobierno Vasco propiciar ni coincide con su análisis, cuya reivindicación en este sentido se basa en la aplicación de la legalidad del Estatuto de Gernika, que consagra a la Ertzaintza como policía integral, y no al repliegue como contrapartida al desarme de ETA.

Este planteamiento situaría a la izquierda abertzale en una estrategia que supondría un salto atrás de varios años, ya que ni siquiera casa con los fundamentos de la Declaración de Aiete, que dio carta de naturaleza al proceso posterior. Allí, se orientaba el trabajo de coordinación de esfuerzos y compromiso pluripartidista a la resolución de las consecuencias de la violencia -reconocimiento, justicia y reparación para las víctimas y resolución de la situación de los presos- y no, como parece orientarse en nuevo documento de Sortu, hacia la resolución, por medio de una negociación bilateral, de las causas del conflicto político.

Disgusto de Ortuzar En su carta remitida ayer a Arraiz, Ortuzar mantiene, no obstante, el compromiso y voluntad de su partido para sentarse a elaborar, conjuntamente, un documento de base hacia la paz y la convivencia sobre las premisas que la izquierda abertzale ya había aceptado públicamente incorporar y no se reflejan en su propuesta actual.

Asimismo, en su contenido expresa su malestar y preocupación por la decisión del presidente de Sortu de dar publicidad a su propuesta antes de conocer la valoración del PNV y pese a saber que ésta era inminente tras haber sido analizado su contenido en la reunión del EBB del pasado lunes. Arraiz reveló en una entrevista radiofónica la entrega de la propuesta al PNV en un tono de reproche en el que advertía que Sortu no admitiría que el presidente jeltzale “les ponga deberes” porque “no es su padre”.

Desde el PNV recordaron ayer que los deberes que reclama cumplir a Sortu no se los pone él sino “el conjunto de la sociedad vasca”, que sigue esperando que los representantes de la izquierda abertzale cumplan los pasos que anuncian cada cierto tiempo pero que no acaban de materializar.