Gasteiz- Para el consejero de Salud, el éxito de Osakidetza radica en sus trabajadores y “en que la gente trabaja como si la empresa fuera suya”. “Uno de los factores diferenciales es el compromiso de nuestros trabajadores. Funciona bien por ellos, no solo por invertir 1.565 euros por ciudadano al año, que también”, explica Darpón.

¿Continúa Osakidetza siendo un referente como sistema de salud?

-Las encuestas reflejan que Osakidetza es una de las grandes joyas de este Gobierno y revelan que la valoración es muy alta y eso se dice con conocimiento de causa. Estoy orgulloso de que Osakidetza mantenga servicios y mantenga su calidad. Estoy convencido de ello. Aquí es muy difícil engañar a la gente porque pasamos la prueba del algodón cada día.

La epidemia de gripe de este año ha sido una auténtica prueba de fuego.

-Este año la gripe ha tenido una especial virulencia. Hemos superado la cifra de 600 enfermos por cien mil habitantes, la mayor de la última década. Y en el caso de los niños menores de 14 años hemos llegado a superar los 1.500 casos por cien mil. Hemos abordado la gripe de forma ejemplar y no ha sido por casualidad. La gripe la planificamos en junio, con un protocolo de vigilancia, calculando el refuerzo de personal y con una comisión diaria de seguimiento. Eso no quita para que un día puntual haya habido alguna urgencia masificada porque además una de las semanas coincidió con las nevadas y con muchos accidentes en la calle.

Los nuevos tratamientos para la hepatitis C están centrando gran parte del debate sanitario. ¿Es su alto precio el único obstáculo para proporcionarlos?

-Siempre que sale un tratamiento eficaz y mejora lo anterior, Osakidetza lo incorpora. Hemos incorporado tratamientos muy caros. Hacemos trasplantes hepáticos muy costosos. Pero el Ministerio ha tardado un año en negociar el precio con el laboratorio, un año en el que no se podía utilizar dentro del Sistema Nacional de Salud. Eso ha generado incertidumbre. Pero es un tratamiento más que hay que poner a disposición de los médicos. Nosotros hemos reunido en una comisión a especialistas de digestivo, de infecciosas, y a los farmacéuticos de los hospitales, hemos establecido un protocolo para el acceso, priorizando a quien más lo necesita para dar el tratamiento de forma paulatina.

¿En Euskadi hay menos quejas de pacientes que en otras comunidades o solo lo parece?

-Hay menos complejidad porque van viendo cómo mes a mes van entrando más pacientes. Desde el inicio de la polémica nos juntamos con las asociaciones y con las plataformas de afectados. Y estamos preparando un plan específico y una estrategia de abordaje de la hepatitis C para el conjunto de Osakidetza.

¿Qué opina de la retirada del copago hospitalario?

-El planteamiento que se hizo no tenía lógica. Yo se lo dije en su día a la ministra Ana Mato. No era una medida eficiente. Además penalizaba a las personas más enfermas. No tiene sentido haber esperado un año, con todas las comunidades incumpliendo una ley, para luego retirarlo.

Usted se declara orgulloso de las ayudas por copago farmacéutico. Pero su departamento anunció que afectarían a medio millón de personas y solo hay unos 126.00 beneficiarios.

-Es que somos la única comunidad que tenemos una ayuda de este tipo. Para el número de beneficiarios, nos basamos en los datos de la Seguridad Social y sabemos cuánta gente llega a los 8 euros de gasto. Todo el mundo tiene derecho a que se le devuelva cualquier cifra pero la gente que paga unas cantidades muy pequeñas no las están reclamando. Pero para nosotros que haya 126.000 personas que han solicitado las ayudas porque tienen dificultades para hacer frente al copago, es muy importante. Por eso en 2015 mantenemos once millones de euros para estas ayudas.

La lista de espera quirúrgica tiene una demora media de 50 días, sin embargo en la calle la gente siempre se queja de que espera más tiempo.

-Entendemos que una demora media de 50 días en la lista de espera es razonable, aclarando que en la cirugía cardiaca y en los procesos oncológicos intentamos que la demora no supere los 30 días. Cuando alguien está pendiente de una intervención, no gusta esperar. Es normal que haya casos individuales que están por encima y también por debajo. Pero quiero dejar claro que el número de pacientes en lista de espera no ha aumentado esta legislatura. Y es difícil mantener eso en un escenario de envejecimiento y aumento constante de las enfermedades crónicas.

¿La gente debería salir del hospital con la factura en la mano para saber el coste real de la sanidad?

-Es importante que la gente sepa que el sistema sanitario tiene un coste alto. Gestionamos un tercio del presupuesto del Gobierno, dedicamos 1.565 euros al año por ciudadano, sin embargo, entendemos que decirle a cada uno lo que ha costado su tratamiento no es adecuado. No es importante que alguien que necesita un trasplante hepático sepa que su alta médica ha costado 150.000 euros. Además habría mucha gente mayor que lo podría vivir como una amenaza.

Parece que la gente responsabiliza de su salud solo a Osakidetza.

-Si pero más importante que el sistema sanitario, es que cada uno se cuide. Y se responsabilice de aquellos factores, alcohol, tabaco, vida sedentaria... que pueden pasar factura a largo plazo. No siempre el mejor tratamiento es un fármaco y no todas las cosas se solucionan con una botica.

La investigación es otra de las líneas estratégicas de Salud. BioCruces empezó con mal pie, pero acaba de obtener la acreditación de excelencia otorgada por el Carlos III.

-Yo creo que empezamos con muy buen pie. Hemos defendido que es el momento de proyectos y de organización, no de edificios. El proyecto de BioCruces nació en 2006 y nos lo encontramos en diciembre de 2012 sin acreditar y nosotros lo hemos acreditado en el segundo año de legislatura. Lo prioritario cuando empezamos era eso, entrar en el élite de los 20 institutos sanitarios acreditados que hay en España. Eso garantiza la auditoría de tus investigaciones y garantiza el acceso a fondos en mejores condiciones. Quiero transmitir a la dirección científica y a los trabajadores la felicitación por el trabajo realizado.

La oposición le acusó de querer frenar el proyecto.

-Sí, me acusaron de querer imponer un parón y ahora estoy por oír que hayan felicitado a BioCruces.

¿Tiene la impresión de que le ponen muchos palos en las ruedas de su gestión?

-Este es un gobierno en minoría y estamos acostumbrados a recibir pocos inputs constructivos. Sin embargo, hemos hecho un Plan de Salud 2013-2020 que ha recibido excelentes críticas, hemos revisado todo el calendario vacunal, abordado un problema de salud pública como era el de alcohol y menores, hemos puesto en marcha la receta electrónica que es muy compleja. Estamos mejorando nuestros equipamientos, hemos abierto el Hospital de Gernika y completado su cartera de servicios, continuamos con la reforma de instalaciones incorporando nueva tecnología, contamos con el primer decreto de instalación de desfibriladores en locales públicos, tenemos un proyecto de Ley de Adicciones moderno...

La Ley de Adicciones tiene algún aspecto controvertido como el de fumar en las plazas de toros.

-La cultura del tabaco ha cambiado. Si en un espacio abierto fuman muy cerca, cuando no te puedes mover de tu asiento, es una actividad insalubre y molesta. Por otro lado, no hay ningún espectáculo que dure más de dos horas y se puede aguantar. Hemos pensado en espacios sanos y la ley está hecha para ponerse de parte del que tiene un hábito saludable. Además, el Gobierno ha aprobado un proyecto que está en el Parlamento y que está sujeto a modificaciones.

¿Se podrá beber en la calle?

-Con el alcohol en la vía pública ha habido un debate que malinterpreta el espíritu de la ley. La ley no entra para nada en el ámbito de la hostelería ni impide beber en una terraza, ni en la puerta de un bar. Lo que prohibe es beber en la vía pública. No podemos hacer una ley mirando hacia el siglo XX y hacia el sur, hay que hacer una ley mirando al siglo XXI y al norte.