Bilbao - Ayer presentó el anteproyecto de los Presupuestos de la UPV/EHU para 2015 que se elevan a 396 millones de euros, un 0,26% más. ¿Servirán para recuperarse de los recortes de los últimos años?

-Los Presupuestos tienen un ligero incremento, por lo que se mantienen las grandes reducciones. Por tanto, podemos mantener el nivel actual de nuestra docencia e investigación y hacer una gestión adecuada, podemos seguir haciendo una buena universidad, pero no reponernos.

¿Cómo definiría la situación presupuestaria de la UPV/EHU?

-Creo que es ajustada y con límites.

¿En qué se notarán esos límites?

-Mantener los puestos de trabajo y la actividad investigadora en este contexto se tiene que notar en otras áreas. Arrastramos reducciones importantes por tercer año consecutivo en los centros y departamentos, cercanos al 40%, que generan dificultades para arreglar distintas situaciones y seguir invirtiendo en equipamiento docente y demás. Lo complicado es si esta situación se mantiene en el tiempo.

Los Presupuestos han crecido levemente, sin embargo la aportación de Lakua ha bajado. ¿El impulso del Gobierno Vasco a la UPV/EHU es el adecuado?

-Creo que el Gobierno Vasco tiene que hacer frente a una situación compleja con una situación económica que no acaba de repuntar como todos quisiéramos; es él el que establece sus prioridades de inversión y yo soy muy respetuoso con sus decisiones.

¿Pero?

-A mí me gustaría que la universidad pudiera avanzar a otro ritmo, que pudiéramos mejorar, dar el salto de calidad que necesitamos para acercarnos al ritmo de las universidades con las que nos gustaría competir de igual a igual. Y esto es complicado con la situación que tenemos.

Le hacía la pregunta porque el Plan Universitario aprobado por el Gobierno arranca con 300 millones de euros menos que el Plan de 2011 elaborado por los socialistas. ¿Qué consecuencias puede tener?

-Antes de contestar me gustaría aclarar dos cuestiones. La situación económica y el marco normativo son diferentes ahora que en el momento en que se aprobó el Plan Universitario de 2011-14. Y habría que diferenciar entre el presupuesto aprobado en 2011 y el ejecutado debido, precisamente, a las medidas de contención del déficit del actual marco. Y hay que decir que la ejecución del anterior plan ha sido sensiblemente inferior al aprobado, con una desviación del orden de 160 millones de euros.

Hecha la aclaración, la pregunta es si con este Plan Universitario la proyección lograda por la investigación en época de vacas gordas corre peligro de estancarse.

-La UPV/EHU es el mayor agente investigador de este país. Y es muy importante cuidar la labor de los grupos de investigación, como cuando uno cuida a un niño pequeño: hay que hacer que crezca, hay que irle alimentando, ponerle la ropa adecuada, cuidar su entorno para que se desarrolle bien. Y una vez que lo consigues tienes que darle un apoyo sostenido y creciente, y más cuando todo el mundo a nuestro alrededor corre mucho. Las universidades europeas corren mucho, los centros de investigación están corriendo y lo están haciendo a una velocidad que es mayor que la que nosotros podemos dar a nuestros grupos, lo cual nos puede llevar a diferencias que no podremos salvar. Por tanto, creo que esa apuesta sostenida y creciente sería deseable.

O sea que la financiación del Plan Universitario no son las ‘espinacas de los campeones’.

-Nunca me habían planteando el tema con las espinacas de Popeye, pero sí, la investigación necesita gasolina, no trabas. Hombre, yo confío en la flexibilidad del Plan para poder mejorarlo a lo largo de los próximos cuatro años, cuando mejore la situación económica. Porque no tengo ninguna duda de que el Gobierno Vasco es consciente de la necesidad de avanzar por ese camino.

Me consta que ha discutido mucho con el Departamento de Educación y que se ha peleado cada euro de cada uno de los programas incluidos en el Plan Universitario. ¿Le ha decepcionado el resultado?

Es como cuando tienes un vaso a medias. ¿Te decepcionas porque tienes medio vaso o piensas que al menos tienes medio vaso para beber?

Qué sintió cuando el Gobierno Vasco levantó el disco rojo y le dijo: ‘Hasta aquí, ni un euro más’.

-Siempre intento negociar hasta el último minuto y aprovechando que es un plan abierto y flexible seguiré negociando todos los días, buscando mejoras día a día, porque es lo que se merece esta universidad. Pero para mí es muy importante transmitir que todas las instituciones, desde la posición de cada cual, trabajamos para mejorar. Yo soy optimista por naturaleza y me gusta pensar que el vaso está medio lleno y que, por lo menos, con la situación en la que estamos podemos mantener los puestos de trabajo y nuestra actividad fundamental.

¿Gobierno Vasco y UPV/EHU vuelven a estar en sintonía?

-Nadie debe extrañarse porque el rector haga un posicionamiento crítico ante cualquier planteamiento que haga una institución, del mismo modo que no debe extrañarse el ministro Wert que todos los rectores critiquen la reforma que ha puesto sobre la mesa respecto de la duración de las carreras. Ninguna institución debería sorprenderse si se hace una crítica argumentada, porque eso es bueno, lo mismo que el rector también tiene que asumir que sindicatos, estudiantes u otras instituciones critiquen la actuación del rector. Y esto es lo lógico. A mí me gusta que me digan las cosas que creo que puedo mejorar gracias a una crítica.

Hace dos años pidió una Ley Vasca de Universidades para poder trabajar de forma más autónoma y el lehendakari, por no decirle que no, le contestó que el Plan Universitario le daría esas herramientas. A la vista de que el Plan Universitario no ha satisfecho las expectativas, ¿va a volver a poner sobre la mesa la necesidad de esa ley?

-Creo que el País Vasco necesita una nueva ley de universidades. Ya sé que tenemos una serie de condicionamientos por cómo están repartidas las competencias, pero sigo pensando que el Estatuto de Autonomía dice que la competencia de educación e investigación es 100% del Gobierno Vasco. Luego ya sé que hay reales decretos que vienen de Madrid y que los tenemos que cumplir, pero siempre nos pillan con el pie cambiado. Ahora mismo, la reforma del 3+2 en las carreras. ¿Por qué no hemos hecho esa reflexión nosotros? ¿Por qué no nos ponemos a pensar nosotros el tipo de profesorado que necesita esta universidad los próximos años? ¿Qué figuras? ¿Qué modelos de contratación? ¿Qué forma de gestión de ese profesorado? ¿Mantenemos la vía funcionarial?, ¿no?, ¿sí?... Hay muchas cosas en las que poder trabajar que además no tienen coste alguno ya que solo necesitan un proceso de reflexión. Como decía antes, las universidades europeas corren mucho y que para mantenernos muy cerca de ellas tenemos intentar correr tanto como ellas y es muy difícil.

¡Además sin espinacas!

-Sin espinacas, sin gasolina el coche no anda.

No, ahora en serio.

-Como decía también hay diferencias notables entre las normativas de esas universidades y la nuestra, lo que condiciona muchísimo el tipo de actividades que podemos hacer. Y a mí, por lo menos, me parece que debería abrirse el debate sobre la Ley Vasca de Universidades. Hace poco escuché al secretario general del PSOE hablar de un pacto por la educación y yo creo que una reflexión sobre la normativa que debe regir el sistema universitario vasco en el contexto de un pacto en Euskadi sería lo deseable.

¿No le choca que sea el Gobierno Vasco el que cierra la puerta, ya no a aprobar esa ley, sino a plantear si quiera su debate cuando está tan clara la necesidad de la autogestión para homologar la UPV/EHU al resto de universidades potentes?

-Seguramente el Gobierno Vasco comparte este diagnóstico, pero quizás es cuestión de buscar el momento adecuado.

¿No cree que los partidos con representación en el Parlamento Vasco también están por la labor?

-Tengo la sensación de que en el Parlamento Vasco sería posible llegar a un acuerdo, yo diría casi unánime, en este ámbito.

¿Hay impedimentos legales para no planteárselo?

-A pesar de que el Estatuto dice que la competencia en educación e investigación son exclusivas de Euskadi, luego llegan los reales decretos. Mire Wert, regula y saca el decreto 3+2 haciendo valer su competencia.

Y ustedes los rectores, se las han ingeniado para rebelarse planteando una moratoria de dos años.

-Sí, creo que independientemente de que pudiera tener consecuencias legales, yo estaría encantado de que ese debate se produjera.

Por tanto es cuestión de voluntad política. Porque mire, el Tribunal Constitucional ha tumbado las normativas antifracking aprobadas por varias comunidades, como Catalunya o Nafarroa, y ahí está el debate de la ILP antifracking en la Cámara de Gasteiz. Pues lo mismo, con la Ley Vasca de Universidades.

-Yo, desde luego, lo vería con buenos ojos. Porque, además, a mí me gustaría poder sacar del debate de todos los años la apuesta por la educación y la investigación. Llegar entre todos a un acuerdo en materia de educación e investigación sería un síntoma de una sociedad vasca muy madura.

Por cierto, menuda le han liado a Wert con su reforma de los grados.

-A una propuesta del ministro Wert que estaba fuera de lugar, una respuesta de los rectores perfectamente situada. Creo que el compromiso de no presentar ningún grado de tres años antes de 2017 es una respuesta adecuada porque esto posibilita evaluar la actual estructura de grados 4+1, podemos analizar bien el coste que el 3+2 va a suponer al estudiante y también podamos compartir esa reflexión con todos los colectivos que tienen cosas que decir en un cambio tan serio como pasar a un 3+2 de un 4+1. Yo siempre he dicho que antes de que aprobase el Plan Bolonia que estábamos a favor del 3+2. Hace 12 años no hubiera dudado del 3+2, pero ahora hay que esperar a evaluar y pondría una condición, que el coste del 3+2 sea igual que el del 4+1 para los estudiantes.