gasteiz- El jurado ha destacado, entre otros aspectos, su labor de denuncia ante situaciones que significan un riesgo de retroceso en los derechos conseguidos por las mujeres, su trabajo en red con mujeres y asociaciones así como su influencia en los partidos políticos para que se creara un organismo de igualdad en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAV).

El Fórum es una asociación fundada en 1988, aunque las mujeres que lo crearon habían iniciado su andadura dos años atrás en Zarautz. En mayo de 1986, un centenar de mujeres vascas se reunieó en la Residencia Monte Albertia de la localidad guipuzcoana para exigir a todos los partidos del arco parlamentario la puesta en marcha de un organismo que impulsara la igualdad de mujeres y hombres. ”Como consecuencia de ello, el Parlamento Vasco aprobó la creación del Instituto Vasco de la Mujer/Emakunde el 5 de febrero de 1988. Animadas por el logro, algunas de las mujeres que nos reunimos allí propusimos que se creara una asociación feminista que se registrara con el nombre Fórum Feminista María de Maeztu. Así surgió la Asociación”, rememora Begoña Muruaga.

Hace 25 años dudaron si poner a la asociación el término feminista, una palabra ‘maldita’ en amplios sectores sociales ¿Por qué?

-Se produjo un vivo debate. Los dos argumentos son comprensibles. Por un lado, las que pensábamos que había que reivindicar la palabra, porque la gente la tenía miedo por desconocimiento y así la dábamos a conocer. Y otras que decían que a muchas defensoras de la igualdad la palabra feminista les resultaba un poco dura, subrayando que si la poníamos en el Fórum, al no considerarse a sí misma feministas, no se apuntarían a la Asociación, porque el término les echaba para atrás. Fue un debate profundo y al final decidimos poner el término feminista.

Veintiséis años después el debate volvería a producirse

-Si creáramos hoy el Fórum tendríamos el mismo debate. Alguien diría “igual mejor no ponemos la palabra feminista porque todavía en la sociedad esto no está bien asumido”.

¿Por qué pasa aún esto?

-Igual nosotras no hemos hecho bien nuestro trabajo para que la gente conozca lo que es el feminismo. A mí me parece increíble que todavía haya gente muy culta -artistas, escritores de fama- que desconozcan absolutamente la lucha del movimiento feminista; al menos algo tendrían que saber desde el siglo XIX, desde las sufragistas y toda su lucha por la igualdad. Es inconcebible que no sepan nada. Además, desde los medios de comunicación en este tema se ha caminado hacia atrás.

En los 90 tenían a los medios de comunicación como ‘aliados’ en su lucha por la igualdad

-Sí. Entonces pensábamos que los medios eran unos aliados. En estos momentos tenemos la sospecha de que los medios de comunicación tergiversan mucho el mensaje feminista, y desde luego refuerzan los roles tradicionales; los medios de comunicación no están contribuyendo en nada en la lucha por la igualad.

¿Y la clase política?

-En los años 80/90, cuando se pusieron en marcha los Institutos de la Mujeres, creíamos que tenían bastante sensibilidad; con el tiempo hemos descubierto que hay muy pocos con sensibilidad feminista. Ante declaraciones machistas de trazo grueso -como las del alcalde de Valladolid, Arias Cañete...- la crítica suele ser muy tibia.

Tal vez la desilusión en el feminismo coincide con lo que pasa en otros ámbitos de la sociedad

-Sí. En los 90 fue cuando se aprobaron algunas leyes y estábamos mucho más ilusionadas que ahora, y pensábamos -como en otras áreas sociales- que solo se podía mejorar; en todo caso empeorar, no. En aquella década no sospechábamos que la situación de la mujer, de las mujeres en general, pudiera ir para atrás. Y lo que vemos es que hace 10-15 años estábamos mejor que ahora.

Pero las leyes son maravillosas

-Sí. Pero no hay recursos para su desarrollo y además cada vez hay menos sensibilidad entre los políticos hacia el tema de la igualdad, al tiempo que se ha manipulado el discurso del feminismo y se ha vaciado mucho de contenido.

¿A qué se refiere?

-Escuchas a la gente que está en las instituciones hablar de este tema y te das cuenta que no tienen ni idea. A mí me parece intolerable que gente con responsabilidades políticas no sepa cuál ha sido la lucha por la igualdad, por lo menos en el último siglo y medio.

Hay un barniz legal que dice que estamos mejor que hace diez años

-¡Claro! Tenemos unas leyes excelentes, que son un marco muy importante para avanzar, pero no se cumplen. Somos un país repleto de leyes ideales de la muerte; la avanzadilla, pero que no se plasman en la realidad. Además, como las leyes se pueden cambiar, pues se cambian como ha ocurrido con la ley del aborto, que está recurrida en el Tribunal Constitucional y corremos el riesgo de retroceder.

La Ley de Violencia de Género también está fallando

-Si, tanto en el Estado como en Euskadi, si a estas leyes no las dotas de contenido no sirven para nada. Y en algo se está fallando cuando más de dos tercios de las mujeres asesinadas por sus exparejas no habían denunciado previamente a sus agresores; las órdenes de alejamiento no funcionan. Las mujeres se preguntan para qué denunciar si después es peor. Se traslada el mensaje de que si denuncias, el agresor acabará matándote.

Las conquistas de las mujeres parecían intocables, pero estamos viendo que no es así.

-Sí. Y que los retrocesos son posibles. Esto hay que remarcarlo. Las feministas siempre habíamos pensado que íbamos para adelante, posiblemente más lentas de lo deseado, pero nunca creíamos que se podía retroceder, a no ser que ocurriera un cataclismo o una guerra. Conocíamos de otros países que habían sufrido transformaciones profundas que las épocas de crisis son muy malas para la igualdad, que los retrocesos son posibles. Pero piensas que los recortes serán económicos, no de derechos que consideras ya adquiridos, como el aborto.

Es como si se replantearan retroceder en la Ley del Divorcio o ilegalizar los anticonceptivos o que las mujeres no accedieran a la educación en igualdad de condiciones que los varones

-Efectivamente. Nos hemos dado cuenta de que en épocas de crisis es posible dar marcha atrás hasta en un derecho que ya teníamos conseguido y que tanto esfuerzo nos había costado conseguir a las mujeres. Cuando se aprobó me dije, ¡cuánto nos ha costado! pero ya lo tenemos. Porque realmente el Partido Socialista fue absolutamente cobarde y no supo o no quiso enfrentarse con la Iglesia. En el programa electoral de Felipe González estaba recogida la Ley de Plazos, lo que ocurrió es que no se atrevieron y aprobaron aquella norma tan descafeinada de los supuestos; y ahora, después de lo que nos ha costado equipararnos con los países de nuestro entorno -que tampoco somos la avanzadilla como podía ser la ley del matrimonio homosexual-, pues resulta que puede quedar suspendida. En el área de la Igualdad nos sumamos a las leyes europeas pero no se cumplen. El año que entra se hará un balance de los 20 años de los acuerdos de Pekín, y me temo que será penoso.

Las jóvenes de hoy en día tienen la fantasía de la igualdad

-Sí. Es el problema que vemos desde el Fórum; como la igualdad existe en el papel piensan que todo está conseguido. Ellas no tienen sobre el papel ninguna prohibición como las mujeres en Afganistán o África o cualquiera de estos países. Las jóvenes, si les preguntas, te dicen que no se sienten discriminadas por razón de sexo, creen que todo está logrado; ellas estudian codo con codo con sus compañeros y sacan mejores notas. Todo esto les hace pensar que viven en una sociedad igualitaria.

¿Cuándo se caen del guindo?

-Al entrar en el mundo laboral o cuando crean una familia o establecen una relación de pareja estable y la convivencia es la que les enseña que realmente no existe la corresponsabilidad, que la conciliación para ellas es mucho más difícil que para ellos.

¿Y el papel de las instituciones?

-Yo, que conozco desde dentro las instituciones, creo que hay mucho camino por recorrer y que en la mayoría de los departamentos del Gobierno Vasco la sensibilidad por la igualdad brilla por su ausencia. Se nota incluso a la hora de elegir los miembros del jurado para un premio, que el Ejecutivo otorga muchos. En la mayoría de ocasiones no cumplen la Ley de Igualdad y mira si es sencillo.

Hay mujeres que acceden a puestos de poder por las cuotas y resulta que luego asumen un rol masculino.

-Desgraciadamente eso lo estamos viendo todos los días. Nosotras pensábamos que cuando hubiera una masa crítica de lo que sea, en nuestro caso de mujeres, en el poder con puestos en algún departamento o gobierno, algo cambiaría en ese sentido. No sé si no existe tal masa crítica de mujeres en la política o son muy pocas todavía, pero creo que mayoritariamente no pueden luchar contra la política general; la organización del trabajo es tan masculina, tan salvaje que no se cambian los horarios, las pautas de comportamiento, las rutinas en el trabajo, se alargan las jornadas laborales, no se favorece la concienciación familiar.

¿Es favorable a las cuotas?.

-Las feministas hemos reivindicado el tema de las cuotas; todavía son necesarias. Pero es cierto que observamos que muchas de las que han accedido al poder por ellas no son feministas ni trabajan por la igualad. Son hombres con faldas, con los mismos roles que ellos.

¿Y a las chicas jóvenes que les diría?

-Que no se dejen de engañar con cantos de sirenas; la discriminación que es tan sutil en los países desarrollados que te dan un caramelillo y parece que te están ayudando y resulta que estamos observando hasta despidos por embarazos, cuando eso es ilegal; tenemos la servidumbre de la juventud, la belleza, en trabajos como el periodismo televisivo, donde además de competente tienes que ser bella y atractiva. Les digo que reflexionen que esta sociedad no contribuye a la igualdad y que no les deja ser tan libres como creen; las jóvenes viven esta ficción de libertad que no es tal como creen.