vitoria - La encuesta electoral publicada ayer por el equipo del Euskobarómetro rompió en mil pedazos todas las previsiones anteriores. Aunque confirmó la tendencia apuntada por otros sondeos y ratificó que el PNV volvería a ganar en las elecciones autonómicas previstas para 2016 si se celebraran ahora mismo, vaticinó que Podemos escalaría hasta la segunda posición y se convertiría en la alternativa a los jeltzales, a tan solo uno o dos escaños de distancia y con 300.000 votos, frente a los 50.000 que obtuvo en las europeas de mayo y que le deparaban encuestas posteriores. La izquierda abertzale, la fuerza que estaba llamada a disputar la hegemonía al PNV, experimenta por el contrario un auténtico descalabro al pasar de 21 escaños a 13 o 14, muy lejos de los más de 20 de PNV y Podemos. Deja de ser una opción de gobierno y se convierte en un partido bisagra para facilitar, por ejemplo, un gobierno de izquierdas en el que ni siquiera sería la fuerza decisiva, ya que harían falta los votos de Podemos y del PSE. La izquierda abertzale volvería a sus marcas habituales antes del cese de ETA y de la coalición con EA, Aralar y Alternatiba, y se sitúa en torno a los 13 o 14 escaños que lograba en los noventa. Unos datos que han causado sorpresa en distintos ámbitos porque la izquierda abertzale siempre se ha caracterizado por un electorado muy fiel que, según la encuesta, comenzaría a evaporarse incluso en su feudo de Gipuzkoa, donde Podemos le disputa el triunfo. El ascenso de la formación de Pablo Iglesias tiene su catapulta sobre todo en Araba, donde logra la primera plaza.

La encuesta se elaboró entre el 27 de octubre y el 14 de noviembre a través de 600 entrevistas, y refleja una caída de todas las fuerzas con la irrupción de Podemos, aunque el PNV sigue manteniendo la primera plaza pese a ser el partido que gobierna y pese a exponerse, por tanto, a un mayor desgaste por la gestión. Los jeltzales lograrían 22 o 23 escaños -frente a los 27 actuales-, Podemos tendría 21 o 22, EH Bildu bajaría a 13 o 14 -ahora tiene 21-, el PSE caería desde los 16 a los 10 asientos, y el PP mermaría desde las 10 a las 6 actas. UPyD podría perder su escaño, y Ezker Ani-tza podría quedarse fuera o arañar uno. Socialistas y populares siguen desangrándose, pero brindarían la mayoría absoluta necesaria al PNV para gobernar.

Esa podría ser una de las coaliciones posibles, aunque el juego de mayorías se complica extraordinariamente, arroja un Parlamento fragmentado como en épocas pasadas, y el pacto PNV-PSE no llegaría ni de lejos a la mayoría absoluta. Todos los gobiernos posibles deberían ser tripartitos para alcanzar los 38 escaños, salvo la de momento extraña suma de PNV y Podemos. Una entente de los jeltzales y la izquierda abertzale se quedaría a un escaño de la meta en el mejor de los casos, aunque podría resolverse si Ezker Anitza irrumpiera con un escaño. Aun así, esa combinación también resulta algo extravagante a día de hoy. En cualquier caso, es todo un dato que la hegemonía abertzale y la actual amplia mayoría de PNV y EH Bildu pueda verse amenazada por el ascenso de una izquierda de perfil más estatal, aunque cabe puntualizar que Podemos defiende el derecho a decidir. A Podemos tampoco le bastaría con granjearse el apoyo de EH Bildu, sino que debería incluir en ese equipo a los socialistas. La combinación Podemos-EH Bildu-PSE podría ser factible.

Los datos de Podemos, aún sin líder visible en la CAV y que cuando se realizó la encuesta no había presentado su programa económico ni ha precisado sus ideas sobre el conflicto vasco, podrían explicarse teniendo en cuenta que la prospección se ha elaborado conjugando la intención directa de voto y la simpatía. Es cierto que ya se hacía antes pero, en esta ocasión, al preguntar por una fuerza con mensajes anticorrupción como Podemos que todo ciudadano podría suscribir con independencia del partido al que vote, podría inflar los apoyos al partido: un ciudadano podría admitir su simpatía por Podemos sin que significara necesariamente que le vaya a votar. En cualquier caso, al margen de que finalmente logre más o menos escaños, parece asumido que se hará un hueco relevante en el Parlamento, ya que en intención directa de voto, sin contar la simpatía, tampoco queda mal parado: sería la segunda fuerza, con un 19,3% de apoyos, frente al 19,8% del PNV. EH Bildu vuelve a quedarse descolgada, con un 12,5%. Además, el Euskobarómetro ya reflejó hace unas jornadas que Pablo Iglesias es el único líder que aprueba a ojos de los ciudadanos de la CAV, con un 5,6. Uno de los sondeos del Gobierno Vasco le concedía cinco escaños en cada una de las Juntas Generales.

También podría haber influido la fecha de elaboración del sondeo. Entre el 27 de octubre y el 14 de noviembre estallaron varias polémicas en materia de corrupción a nivel de Estado, con el caso de las tarjetas opacas de Caja Madrid, la concesión del tercer grado penitenciario al exministro Jaume Matas y su fotografía abandonando la cárcel de permiso, o la operación Púnica de presunto cobro de comisiones ilegales en varias administraciones locales del PP. El clima asfixiante a nivel estatal pudo alentar cierto voto de castigo en la CAV.

en el estado Hasta el momento, Podemos se había visto como un fenómeno estatal y muy ligado a los casos de corrupción lo que, según algunos análisis, habría favorecido que el Navarrómetro prevea su victoria en la comunidad foral. Sin embargo, en determinados ámbitos políticos se ha intentado trasladar la idea de que Euskadi no es diferente al Estado y de que aquí también hay descrédito por la corrupción, pero esa tesis se cae en parte con la encuesta de ayer: las únicas polémicas azuzadas recientemente por el PP y EH Bildu contra el PNV, la denuncia por el polideportivo de Pinosolo en Leioa y la de las obras de la AP-1 en Gipuzkoa, fueron aireadas tras la encuesta, y no antes, por lo que no han determinado el resultado.

De hecho, la irrupción de Podemos provoca la pérdida de escaños de todos los partidos, y precisamente es el PNV quien mejor aguanta el tirón porque sigue manteniéndose como primera fuerza y logra 350.000 votos, una cifra que no dista mucho de los 383.565 que logró en 2012. No obstante, cae a 22 o 23 escaños, marcas similares a las que logró hasta 1998, aún herido por la escisión de EA. Es en 2001 cuando empieza a remontar con 33 escaños. Además, para un partido de gobierno podría ser motivo de preocupación quedar relegado a la tercera plaza en Gipuzkoa o la segunda en Araba, y fiando su victoria al feudo de Bizkaia. Pero, si hay un partido al que le afecta Podemos, es al PSE, el que más votos pierde: 60.000 desde las elecciones de 2012, ya que pasa de 211.939 a cerca de 150.000.

por territorios El PNV lograría un 30,5% de votos, Podemos arañaría un 25,6%, EH Bildu se quedaría en un 19,7%, el PSE bajaría al 12,8%, y el PP lograría un 8,1%. Por territorios, el PNV sigue ganando en Bizkaia, con Podemos en la segunda plaza, EH Bildu en la tercera y el PSE en la cuarta. En Gipuzkoa, Podemos y EH Bildu empatan en el primer puesto, con el PNV por detrás y el socialismo en cuarta posición. En Araba ganaría Podemos, con el PNV en segunda posición, el PP en la tercera y el PSE en la cuarta. EH Bildu compite con el socialismo en Araba pero podría caer finalmente al quinto puesto.

Según el sondeo del equipo del profesor Francisco Llera, Podemos recibe votos de IU (60%), EH Bildu (20%), PSE (20%), la abstención (16%), el PNV (12%) y alguno de UPyD. Resulta significativo el porcentaje del 60% de los jóvenes.