madrid - Mariano Rajoy no solo no cederá en su inmovilismo sino que despachó su tardía valoración sobre el proceso participativo catalán despreciando sus resultados y, paradójicamente, tildándolos de “fracaso” para el bloque soberanista. En su primera comparecencia tras el 9-N, el presidente español advirtió a Artur Mas de que no tiene intención de moverse ni de ofrecerle un plan especial como respuesta a la misiva del jefe del Govern en la que le demanda consensuar un referendo definitivo. Y es que según el líder del PP la consulta alternativa “no fue una votación democrática sino un acto de propaganda política, un simulacro”, justificando lo que entiende como fiasco en que dos tercios de la ciudadanía y extranjeros llamados a votar no acudieron a las urnas, y restando valor a los 2,3 millones de personas que sí lo hicieron y al rotundo triunfo de la apuesta independentista.
Lo que hizo Rajoy fue apropiarse en varias ocasiones de los abstencionistas como si estos avalaran la posición del Gobierno español. “Donde pretendían una exhibición de fuerza nos han mostrado su debilidad. La gran mayoría no les ha hecho caso”, ilustró el dirigente popular sobre unos guarismos que “carecen de credibilidad” y que, a su juicio, escenifican que “en Catalunya hay muchos más catalanes que independentistas; es plural”, por lo que no se puede emprender -dijo- el camino secesionista “sin llevar a cabo una enorme fractura y sin romper la paz social”. En este contexto negó cualquier opción de negociar un referendo e instó a Mas a que se decante por “la reforma constitucional” como “único camino legal”. Sin embargo, esa puerta que apunta Rajoy, como también dejó claro, está cerrada a cal y canto. “Mi partido y yo nos opondremos a cualquier reforma de la Constitución que incluya la autodeterminación y por tanto liquide la soberanía nacional. No voy a dialogar nunca sobre la soberanía nacional”, sentenció.
Y añadió: “Que nadie se lleve a engaño o malinterprete, si lo que se pretende es imponerme un referendo de verdad o una consulta definitiva, no puede ser, porque lo que era mi deber hace un año no ha cambiado, y si [ese referendo] era ilegal hace un año, ahora también lo es”.
Aunque todas las encuestas indican que la cerrazón de Madrid solo sirve para que el número de independentistas siga creciendo, el presidente tiró balones fuera cuando se le interpeló sobre qué plan ofrece a quienes sí acudieron a votar el pasado domingo. “Participó un tercio del censo pero dos tercios no, yo debo dar una respuesta al conjunto de los ciudadanos. El plan que tengo es seguir luchando contra el paro y seguir resolviendo los problemas, para que esas dos terceras partes que no votaron sepan que su posición también existe. Vamos a dedicarnos a lo que importa a todos, la economía”, aseguró, como si la salida de la crisis fuera a deparar una bajada del independentismo.
Aferrado a que su Ejecutivo “ha defendido la legalidad y ha adoptado una posición sensata y adecuada” en contraposición a quienes desde dentro de su mismo partido le han acusado de ejercer una tibia oposición al proceso, señaló que la retirada de las urnas el 9-N habría creado “más tensión y dificultades”, la imagen que “le hubiera gustado a los organizadores” de la consulta. Rajoy incidió en pedir a Mas que “se ponga a trabajar en lo que importa al conjunto de sus ciudadanos y no a dedicarse única y exclusivamente a este proyecto independentista que ha terminado con una participación más baja de lo previsto”.
Para entonces, el president ya había anunciado que a estas alturas de partido Catalunya “ya no le tiene miedo al Estado”, en alusión a la “imagen dramática para España” que provocaría la actuación de la fiscalía contra él y varios consellers, iniciativa en la que CiU ve detrás al PP. Lo afirmó el jefe del Govern en una sesión de control del Parlament donde fue recibido por sus diputados en pie y en la que, según el president, el Ejecutivo español “ha pensado a ver cuánto volumen de miedo” puede dar a los catalanes. “Pues hoy hay cada vez menos, que tomen nota”, zanjó. Amén de rechazar la judicialización y la “ausencia total de política” desde Madrid ante “retos democráticos” como el del 9-N, dijo comprender los “nervios” del PP por el “éxito” de la consulta alternativa cuando “dijeron que no abrirían los colegios”. “Se puede discrepar de un proyecto político, pero no es necesario llevarlo sistemáticamente a los tribunales ni activar a la Fiscalía. Mal vamos cuando para resolver retos democráticos de gran calado solo queda este recurso”, afeó Mas. Por el contrario, Rajoy desterró que cualquier paso judicial esté condicionado por su Gabinete: “Yo no soy nadie para decirle [al fiscal] lo que tiene que hacer. Tengo que respetar las decisiones de la fiscalía y del Poder Judicial porque si no, no iríamos por buen camino. No he dado ninguna instrucción en este sentido”.
ronda de contactos de mas Mientras tanto, Mas tiene previsto iniciar hoy la ronda de contactos con los partidos favorables al derecho a decidir, de mayor a menor representación e incluido el PSC, para determinar los próximos pasos en el proceso soberanista. En el horizonte, las elecciones plebiscitarias como uno de los instrumentos posibles para consultar a los catalanes sobre la independencia y los Presupuestos de 2015, sin aún suficiente apoyo parlamentario garantizado.