BARCELONA - Oriol Junqueras se quedó a medio camino entre volver a tenderle la mano al Govern o romper definitivamente amarras. ERC evitó dar por quebrada sin remisión la fotografía de la unidad soberanista que, según su prisma, ha sido Artur Mas quien la ha disuelto, y se ciñó a ofrecerle su respaldo siempre y cuando retome la senda de la consulta inicial o, por el contrario, convoque elecciones. “Cuesta confiar en quien no cumple los acuerdos y cuesta llegar a acuerdos con quien no los cumple”, sentenció el líder republicano, que avaló la lista unitaria en unas plebiscitarias en el caso de que el president aclare “para qué las quiere”, siendo la finalidad de ERC -en ese hipotético programa con un punto único- proclamar la secesión. A su entender, las elecciones que divisa Mas tendrían sentido si hay un compromiso explícito de aprobar acto seguido por parte del Parlament una declaración unilateral de independencia.

Sobre la consulta alternativa, reconoció Junqueras que su formación no está de acuerdo en que del referendo original se pase a un simple “proceso participativo” en el que solo haya 600 colegios electorales en vez de 4.000, por lo que puso en duda su utilidad. Ahora bien, ante la falta de consenso, apuntó que si la Generalitat persiste en impulsarlo “ayudaremos en lo que podamos” a fin de que los catalanes puedan votar el 9-N aunque sea de forma simbólica. “Sin superar un milímetro la legalidad española aún quedaba mucho camino por recorrer” en la organización de la consulta -lamentó-, “y la prueba es que aún no había ningún requerimiento judicial”, por lo que antes de tener que entrar en el terreno de la “desobediencia”, que ERC sigue defendiendo, “estábamos muy lejos de acercarnos al límite”.

Con respecto a las elecciones anticipadas, Junqueras demandó que se convoquen “cuánto antes mejor porque las cosas buenas -la independencia- no pueden esperar”, pero avisó de que para formar una candidatura unitaria lo más relevante es saber “para qué, y luego responder al cómo y con quién”. Y es que no escondió su escepticismo ante la posición de CiU “puesto que es difícil confiar en que dé un paso más complejo cuando no ha hecho los pasos previos pactados”.

desmarque de icv y la cup ICV y la CUP se pronunciaron con mucha mayor dureza contra Mas. El líder ecosocialista, Joan Herrera, acusó al president de querer salvarse con una propuesta alternativa “que ya no es la consulta”, y ofreció en su lugar una respuesta ciudadana en los colegios electorales para evidenciar que están cerrados “por culpa del PP” y dejar claro, ante las instituciones y tribunales europeos, que se ha vulnerado un derecho fundamental como el de poder votar. Por su parte, el diputado de la CUP Quim Arrufat puso en duda que el Govern quiera llegar a celebrar este referendo “alternativo” y admitió que su formación “se siente engañada por múltiples bandas”, por lo que se ha dado un plazo máximo de una semana para tratar de reactivar las “complicidades” perdidas en el bloque proconsulta “por culpa de las estrategias partidistas”.

Desde el frente españolista elevaron sus arengas contra Mas. El líder del PSC, Miquel Iceta, tachó la nueva consulta de “gigaencuesta, simulacro”, un plan que a su juicio le sirve al president para “entrar en una larga precampaña” electoral después de haber demorado en el tiempo “lo que sabía que no podía hacer”. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, dio por finiquitado el proceso soberanista; mientras que el dirigente de Ciutadans, Albert Rivera, instó a Mas a dimitir y convocar comicios anticipados por “defraudar a los independentistas y de paso enfadar y convertir en adversarios a quienes no queremos la independencia”.