MADRID. Apenas dos días después del inicio de la mayor escapada de vacaciones del año en coche, la Dirección General de Tráfico (DGT) mantiene el reto de no superar los 26 fallecidos de la Semana Santa del año pasado, el mínimo histórico en este periodo de descanso, como también lo fue el cierre de 2013, con 1.128 víctimas mortales, contabilizadas en las 24 horas desde el accidente.

Un descenso acumulado en los últimos cinco años que suma un 40,7 por ciento y que, según los expertos consultados, es ya difícil de mejorar, pero no imposible, en el camino, que a partir de ahora será más lento, hacia el gran objetivo europeo de cero accidentes en 2020.

HACIA EL RETO

¿Cómo avanzar hacia esa meta? Todos los consultados, desde los responsables de la DGT hasta las asociaciones de víctimas, automovilistas y especialistas en seguridad vial, tienen claro que, a pesar de los logros conseguidos, no hay que bajar la guardia en las "esencias" de los factores que provocan los accidentes: los excesos de velocidad, el consumo de alcohol y drogas y el no uso del cinturón, el casco y los sistemas de retención infantil.

Factores en los que hay que seguir incidiendo con campañas de concienciación, ya que la velocidad está detrás de 500 fallecidos al año, el 50 por ciento de los conductores que pierden la vida en accidente había consumido alcohol o drogas y la mitad de las víctimas habrían salvado la vida si hubieran usado los elementos de protección.

Hay margen aún para alcanzar tasas de países como Reino Unido, con 28 fallecidos por cada millón de habitantes (en España es de 41), como coinciden la directora general de Tráfico, María Seguí; el de seguridad vial de Mapfre, Julio Laria; los responsables de las asociaciones de víctimas DIA y AESLEME, Francisco Canes y Mar Cogollos; el representante del RACE Tomás Santa Cecilia, y la portavoz de Comisariado Europeo del Automóvil (CEA), Nuria Alonso.

"Porque cuanto antes nos apliquemos todos, antes llegaremos a ese cero", enfatiza Seguí antes de reiterar el compromiso de la DGT para que eso sea así y de seguir tomando medidas porque "no podemos sentarnos y añorar la píldora mágica" que lo consiga.

Y aunque parezca mentira, todavía seguimos fallando, como recuerda Seguí, en algo como el uso sistemático del casco, el cinturón o la sillita cuando precisamente son elementos que "están a nuestro alcance". "La sensibilización es muy notable, pero la ejecución no es tan perfecta", apostilla.

COCHE NUEVO

Todos los consultados proponen diversas medidas y señalan de forma unánime la renovación del parque de vehículos como una de las asignaturas pendientes dado su deterioro, ya que la edad media de los coches en España es de diez años, con el peligro que conlleva a la hora de circular, como recuerda Seguí.

Santa Cecilia es tajante: Con un coche viejo las probabilidades de lesiones en un accidente se multiplican por tres. Y sugiere que el Gobierno ofrezca ayudas para su renovación y haga ver al conductor que un coche nuevo no es solo un gasto, sino una inversión en seguridad y medio ambiente.

Hay otro factor en el que todos los expertos consideran hay que insistir. Se trata del mantenimiento de nuestras vías porque, como ha alertado esta misma semana la Asociación Española de Carreteras, se encuentran en un estado de "deterioro sin precedentes", con una "falta de conservación que pone en riesgo la comodidad y la seguridad".

"Justo es reconocer el inmenso progreso de las infraestructuras", dice Seguí, quien recuerda que la incidencia del estado de las vías en la siniestralidad es cada vez más escasa, aunque su departamento, que no tiene competencias ni en el diseño ni en la conservación, avisa a los propietarios cuando detecta puntos negros en la red.

Y para eliminarlos y mantener las carreteras en buen estado, CEA aboga por destinar a este cometido el dinero que el Gobierno y el resto de las administraciones recaudan en multas de tráfico. Solo la DGT obtiene de las sanciones casi 400 millones de euros al año.

Francisco Canes también lo tiene claro: es necesario actuar sobre el deficiente asfaltado actual y, sobre todo, invertir en la protección en las secundarias, por ejemplo con más guardarrailes.

Desde Mapfre, Laria apunta una posibilidad más. La de fomentar el uso de las carreteras más seguras, como las autopistas de peaje, a cuyas concesionarias recomienda llevar a cobo políticas de descuentos en determinadas fechas.

VOLVER A LA AUTOESCUELA

Independientemente de estas propuestas, sobre el factor humano queda trabajo por hacer. Todos los expertos apuestan por la reeducación y la formación de los conductores como uno de los ejes sobre los que sustentar las políticas de seguridad vial si se quiere al menos mantener la actual tendencia positiva.

Desde AESLEME, Cogollos sigue reclamando que la seguridad vial forme parte de los planes de estudio, que entre diez y veinte clases teóricas de conducir sean obligatorias, que se le "dé una vuelta" a métodos de reciclaje para los conductores de entre 40 y 60 años y que Tráfico invierta en campañas divulgativas sobre los cambios normativos.

El representante del RACE cree en la reeducación en todas las edades, pero insiste en la necesidad de campañas específicas para los mayores de 65 a fin de mejorar su movilidad y, sobre todo, en acciones de reciclaje para el tramo de conductores de entre 40 y 65 años a través de una formación continua similar a la de los conductores profesionales.

Una actualización que pasa, según los consultados, por el conocimiento de las nuevas normativas o de los elementos del propio vehículo, más sofisticados y diseñados para ofrecer mayor seguridad, como recuerda Canes.

Y todo ello dentro del objetivo de crear una cultura de la seguridad vial que, como señala Santa Cecilia, permita al conductor elegir la ruta en función del trayecto más seguro y no según el coste, el tiempo, la gasolina o los kilómetros.

Hay otro colectivo que preocupa y mucho, el de los reincidentes, sobre los que hay que trabajar por otras vías, según Seguí.

Queda todavía, recalca Julio Laria, un trabajo "fino" por hacer y dirigido a colectivos vulnerables, como mayores, peatones o ciclistas, y sin "bajar la guardia" en la vigilancia de los factores de siempre "porque esto puede dar la vuelta".

"No hay que restar un ápice de presión a la seguridad vial", subraya Laria, porque aunque estamos en el buen camino, "hay que seguir alerta", concluye la representante de CEA.

"Todos, absolutamente todos, tenemos algo que hacer para llegar a ese cero. Cuanto antes nos apliquemos todos, antes llegaremos. El compromiso de la DGT es trabajar para que esto sea así. Haz tu parte", concluye Seguí.