apenas faltan horas. Al menos, oficialmente. Será el sábado cuando Garoña dejará de funcionar. Así lo dice el decreto en vigor. Pero normas hay tantas como requerimientos necesite la Administración. Si ahora se cierra es posible que otra legislación facilite su reapertura. La cuestión pasa por escribir la ley según las necesidades. Y, sobre el particular, el ministro José Manuel Soria, titular de Industria y, por ende, quien tiene la última palabra en materia nuclear, ha dado lecciones magistrales desde que se encarga de la cartera de marras y, específicamente, desde que ambiciona que la central nuclear burgalesa siga funcionando. En cualquier caso, las cartas que están sobre la mesa anuncian la clausura de la planta atómica, al menos, hasta un próximo descarte. Entonces, los naipes que quedan en la baraja pueden cambiar la partida.

Todo llegará a su tiempo. Hasta entonces, los actores de la tragicomedia que narra el dilema que baila entre el cierre y la continuidad de la central conocida como la de las mil grietas -por los problemas que ha dado durante sus décadas de funcionamiento- siguen con su papel. Ayer, nuevamente, el comité de empresa de Nuclenor, la empresa que gestiona Garoña, volvieron a convertirse en protagonistas. Lo hicieron para remitir a su empresa una misiva con el fin de reclamar la búsqueda de una solución para conseguir la continuidad de la planta que permita mantener el empleo, "satisfacer los intereses de todos los implicados y salir en breve de la zozobra".

Esta misiva, rubricada por el presidente del comité, Alberto César González, se une a la que los trabajadores remitieron el martes al presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy, para recordarle su promesa de 2009 de no cerrar la instalación eléctrica, que se encuentra a escasos 50 kilómetros de la capital alavesa. En esta ocasión, los trabajadores recuerdan a Nuclenor que "no ha sido fácil luchar contra los elementos" y revocar la orden ministerial que ordenaba el desmantelamiento de la central. "Asegurábamos que la central seguía siendo referencia mundial entre las centrales de nuestra tecnología, minimizando los fallos, anticipándonos a los problemas, obteniendo buenas referencias de los supervisores que nos han visita", esgrime la carta.

Ahora, cuando Nuclenor se mantiene a la espera de conocer qué resuelve el Gobierno ante la petición de conceder un año de prórroga a la central, los trabajadores han lamentado que las "contradicciones" hayan provocado un "continuo vaivén" para la "esperanza" sobre su futuro.

cansancio mental "Nos están abocando a un cansancio mental provocado por una situación que otros están alimentando, que como trabajadores no nos merecemos y que se está excediendo en el tiempo", señalan los trabajadores, quienes apelan a la "responsabilidad y sensatez" de Nuclenor para conseguir la "continuidad de la planta" y el mantenimiento de los puestos de trabajo para "1.000 familias".

En cualquier caso, nada se puede descartar en el futuro de la central nuclear de Garoña, del que sólo se conoce su confusión. De hecho, hace sólo unas semanas, el ministro de Industria anunciaba el cese definitivo de la actividad en la planta y desestimaba la petición de Nuclenor para operar un año sin conexión en la red. Sin embargo, hace unos días, el Congreso de los Diputados rechazaba fundamentalmente con los votos del PP la propuesta de la Izquierda Plural de garantizar la clausura el sábado y, por tanto, de no autorizar la renovación del derecho a explotación. Es tanta la incertidumbre que parece generada a propósito para ocultar las verdaderas intenciones sobre esta instalación. Más aún, si se confirman las informaciones que ya corren por medios madrileños y que afirman que Garoña, de cerrarse, podría reabrir en el año 2016. Según cuentan esos rotativos, el Gobierno central tiene sobre la mesa una propuesta que pasa por reabrir la central nuclear dentro de tres años y prorrogar su actividad más allá de 2019. Al parecer, señalan las mismas fuentes, un informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) establece que para que Garoña pueda reanudar sus funciones "la solicitud se debería presentar al menos tres años antes de la concesión de la autorización". Tres años sería el plazo necesario por ese organismo para estudiar la solicitud de Nuclenor. De confirmarse, sería una buena noticia para la dueña de la planta la empresa formada por Endesa e Iberdrola.

La petición de Nuclenor de operar un año sin conexión a la red buscaba ganar tiempo de cara a la negociación con el Gobierno central por las tasas derivadas de su actividad. Ahora, lo tendría en caso de ser ciertas las informaciones, pero de otra manera. Eso sí, esta nueva licencia conllevaría un significativo desembolso con el objetivo de adecuar las instalaciones en materia de seguridad de forma que se garantice que no hay riesgos.

Es una exigencia surtida a raíz de la catástrofe de Fukushima y que las eléctricas aseguraron que excedían de sus capacidades a corto plazo. Cierto es que en tres años el Gobierno central tendría tiempo suficiente para realizar la reforma del mercado energético de la que tanto se habla y puede que para entonces Nuclenor consiguiera una reducción de las tasas derivadas de la actividad nuclear.

Sea como fuere, en la misiva que describe este rotativo, desde el comité de empresa se recuerda en la carta que la empresa les pidió que no cayesen en "el desánimo y la desesperanza" cuando en diciembre de 2012 decidieron parar la central. González reconoce que entonces Nuclenor señaló que "puede ser que sea la última vez" que Garoña se desacople de la red eléctrica y "puede ser que la central no vuelva a arrancar". Sin embargo, el comité indica que los trabajadores respondieron a la solicitud de Nuclenor de "mantener su actitud" y demostrar que en Garoña "hay un equipo humano potente y cohesionado que sabe estar a la altura de cualquier circunstancia".

Así han permanecido hasta ahora cuando, a apenas unos días para cumplirse el decreto de cierre el próximo sábado, reconocen que tienen un "cansancio mental" por las informaciones "aparentemente contradictorias" sobre la continuidad de Garoña.