eSPOLEADAS por la polémica suscitada ante la celebración de la carrera de burros del Día del Blusa, diversas asociaciones animalistas vitorianas han decidido dar a conocer la realidad de la capital alavesa en lo que a los animales se refiere, más allá de la prueba del 25 de julio. Las presidentas de las asociaciones El Refugio y Gatos Abandonados Callejeros de Álava, Olga Uruñuela y Marisa Corcuera, respectivamente; en representación de ellas mismas y de Ekologistak Martxan y la Asociación Protectora de Animales SOS Vitoria, empiezan por asegurar que el animalismo en Vitoria es algo más que ATEA, la Asociación para un Trato Ético a los Animales, que ha protagonizado el enfrentamiento con blusas y neskas.
Según Uruñuela y Corcuera, sus asociaciones llevan "calladas mucho tiempo" ante diferentes agresiones hacia los animales que en buena parte de los casos llegan desde las propias instituciones que deben protegerlos, y por ello piden que, "ya que Vitoria presume de ser ciudad verde, que lo sea para todo, no sólo para lo que al Ayuntamiento y al señor alcalde les conviene".
los toros Uruñuela y Corcuera afirman que, "por supuesto", están radicalmente en contra de la tauromaquia, y aseguran que la pelea contra esta práctica es sin duda "la más difícil". Estas defensoras de los animales señalan que cuando, al negociar la nueva ordenanza de animales de Vitoria con los grupos municipales, se trató de abordar esta cuestión, chocaron contra un muro. "Idoia Garmendia -la concejala de Medio Ambiente- decía que no es competencia del Ayuntamiento", señalan. Efectivamente, los toros dependen de una ley superior que trasciende a la capacidad normativa del Ayuntamiento, pero lo cierto es que se buscó una fórmula alternativa para sortear el problema y prohibir los toros como, por ejemplo, se ha hecho en el caso de los circos con animales salvajes. Bildu propuso, en lugar de prohibir los toros, vetarlos en dependencias municipales, lo que en la práctica los erradicaría de Vitoria. La idea no salió adelante.
las colonias de gatos Actualmente, en Vitoria viven varias colonias de gatos callejeros. Cuando alguien abandona a su mascota y ésta se junta con otra en circunstancias similares, no pasa mucho tiempo sin que se reproduzcan. La familia crece, y llega un momento en el que la convivencia con los seres humanos puede hacerse difícil. Aunque en Vitoria, dicen ambas, no se ha dado esta situación, basta la denuncia de un vecino para que personal de la perrera acuda al lugar y capture a los gatos "de forma indiscriminada. Se va a por ellos -explica Corcuera-, capturan a la madre y dejan a las crías".
A GACA y a El Refugio les molesta especialmente esta situación, principalmente porque existe un plan de gestión de estas colonias de gatos callejeros. Se trata de capturarlos, esterilizarlos -a razón de 50 euros el macho y 100 la hembra- y devolverlos a su espacio natural. Aunque la medida suponga un desembolso económico relativamente importante de inicio, pone fin al problema, pues la población de gatos se mantendría estable sin tener que adoptar ninguna otra medida. El acuerdo entre animalistas y Ayuntamiento está redactado y firmado por una de las partes, pero la rúbrica de Idoia Garmendia no termina de llegar, pese a que el mensaje a las asociaciones es que el Gobierno municipal está de acuerdo con el proyecto.
Las palomas Con las palomas sucede en Vitoria algo muy parecido a lo que pasa con los gatos, sólo que en este caso, según aseguran Olga y Marisa, la actuación es mucho más drástica. Existe un protocolo para controlar a estas aves, que consiste en alimentarlas con productos que permiten su esterilización. Fin del problema. Sin embargo, siempre según estas asociaciones, operarios de la perrera acuden al centro, dan de comer a las palomas hasta que se confían y, cuando se junta un grupo lo suficientemente numeroso, las capturan con una red. Su destino es morir gaseadas -cosa que no se hace con los gatos- en el Centro de Protección Animal de Armentia, según Uruñuela, quien quiere que "la gente sepa qué pasa" con estos animales. "Dicen que van sólo a por las enfermas, pero es mentira", añade la animalista vitoriana, quien explica que las aves no mueren al instante tras ser gaseadas. Desde GACA y El Refugio critican que esta práctica, además de cruel, es bastante más cara que la esterilización a la que en su día el Ayuntamiento se comprometió con Ekologistak Martxan. "Se trata simplemente de tener un poco de voluntad", apunta Uruñuela.
desamparo institucional "El pasado fin de semana, un gatito pequeño, una cría, se cayó a un agujero de un patio, junto a la muralla del Casco Viejo. Los municipales no iban, la perrera no iba, llamaron a los Bomberos y dijeron que tampoco iban porque otra vez les había mordido un gato y tuvieron que ponerse la antitetánica. Ahora dicen que ya no recogen más animales, con lo cual ya no va nadie", denuncia Corcuera. Así, según explica la presidenta de GACA, ninguna administración ni servicio de socorro se encarga de proteger a los animales en apuros en la capital alavesa. Según la citada, el gato salió ileso de su accidente, pero se pasó doce horas metido en el agujero, hasta que los propios animalistas fueron con una escalera a sacarlo.
"Es sangrante, de la Policía Municipal tenemos muy poca ayuda, pero que los Bomberos digan que porque un gato les ha mordido es muy peligroso... También tienen peligro cuando van a un incendio o tiene que sacar a alguien de un coche", añade Uruñuela.
La nueva ordenanza La nueva regulación de la tenencia y protección de los animales de Vitoria ha sido aprobada recientemente con el voto afirmativo de todos los partidos de la Corporación y con el visto bueno de los colectivos animalistas y ecologistas de la capital alavesa. Ha sido así porque, como aseguran desde el alcalde hasta los portavoces de la oposición, y pasando por los propios animalistas, no ha dejado contento a nadie, todo el mundo ha tenido que ceder en algún momento de la negociación.
"Dentro de lo malo es lo mejor que se ha podido sacar, aunque no por eso estamos de acuerdo con todo, y si ha salido así, además, es porque los grupos animalistas hemos estado encima de ellos, y también porque Bildu nos ha ayudado mucho. En todo caso, antes de que siga la vieja ordenanza, que es peor, mejor ésta", señala Corcuera.
Uruñuela, por su parte, explica que durante dos años se trabajó con los grupos municipales para llevar un texto al Pleno que gozara de consenso político y social, "aunque a última hora intentaron meter cosas de las que no se nos había informado", recuerda.