gasteiz. El portavoz del colectivo ciudadano Araba sin Garoña, Alberto Frías, pidió ayer al fiscal general del Estado que "incoe de oficio" un expediente por un supuesto delito de prevaricación contra el Gobierno central porque "está tomando decisiones injustas a sabiendas que lo son. Creemos que no sólo hay indicios sino datos objetivos de que una autoridad pública está tomando decisiones injustas a sabiendas de que lo son por intereses", aseguró el citado en declaraciones a los medios durante una concentración convocada por esta plataforma en Vitoria.
Alrededor de unas 400 personas se concentraron para protestar por la decisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que el pasado viernes acordó conceder un año más a la central de Garoña, localizada en el burgalés Valle de Tobalina, a escasos 50 kilómetros de la capital alavesa, para que evalúe la prórroga de su vida útil, que expira el próximo 6 de julio. Esa decisión se tomó por mayoría de tres votos a favor (dos del PP y uno de CiU) y dos en contra (PSOE). De esa manera, además, se dio salida a la petición de Nuclenor -empresa participada al 50% por las multinacionales eléctricas Iberdrola y Endesa- y se pusieron los primeros pasos para confirmar la prórroga de la vida útil de la central, conocida como la de las mil grietas, al menos, hasta 2019, tal y como desea el Gobierno central y, especialmente, su ministro de Industria, José Manuel Soria. Frías calificó de "tremenda" la decisión del CSN, cuya independencia, ha dicho, se ha visto que está "muy tocada".
También censuró el "teatro" al que se ha asistido esta semana -durante cuatro jornadas se retrasó la decisión- cuando "sabemos que la composición política del CSN es la misma que la que está detrás del oligopolio eléctrico que detenta en España el control de la distribución de energía" y por lo tanto "era esperada". Añadió que se está "jugando" con el "futuro, la seguridad y la vida de las personas" que viven en la zona de influencia de la central, y afirmó que Garoña no es necesaria para el suministro eléctrico ni para bajar la factura de la luz.
"En los últimos seis años se ha subido un 70% la factura de la luz con Garoña en funcionamiento y en el último trimestre con la central parada ha bajado un 6 %", explicó.
Finalmente recordó las "52 mociones" que las Juntas Generales de Álava han aprobado pidiendo el cierre de esta instalación y afirmó que no quieren que ahora se vaya a aprobar la numero 53 porque "se ha demostrado" que los partidos políticos no están cumpliendo. En la concentración, que tuvo lugar frente al Palacio de la Provincia, participaron representantes de PNV, PSE y Bildu en el territorio histórico. Entre ellos estaban el portavoz del PNV en las Juntas, Ramiro González, y ediles en el Consistorio de Vitoria, como los portavoces de los grupos municipales del PSE y PNV, Patxi Lazcoz y Gorka Urtaran, respectivamente. También acudió a la concentración la parlamentaria de EH Bildu Belén Arrondo.
Los manifestantes, que portaban banderas con el lema Garoña ez eskerrik asko (Garoña no gracias), corearon gritos como Garoña ni de coña o los neutrones para los borbones.
la marcha al santuario de Estíbaliz, que con el lema Herritik Bihotzera/De mi pueblo al corazón de nuestra tierra se realiza desde 1994, celebró ayer su vigésima edición. Esta marcha, que reúne a centenares de vecinos de los pueblos de Álava, no habría sido posible sin la labor ímproba y abnegada del padre Emiliano Ozaeta, quien ya entonces realizó la acertada observación de que, en un mundo dominado por la prisa y la velocidad, se estaba perdiendo el sentido de andar a pie. Manolo González, de Oion, recogió el guante. De chaval había sido alumno en el monasterio y se había encariñado con la tradición benedictina. Con la convicción de que un pueblo necesita raíces, había realizado una notable labor de recopilación de datos históricos sobre su pueblo y fue promotor de su museo etnográfico, pero echaba de menos el encuentro. Antes de lanzar la idea de la marcha, ya había recorrido algunas veces a pie el camino ente Oion y Estíbaliz.
Fue pensando cómo animar a la gente. Lo primero fue decir yo ya lo he hecho, así que es posible. Lo segundo convencer a los demás de regresar a la época de las relaciones de tú a tú. Él, como riojanoalavés, veía la distancia, geográfica y cultural, con los vecinos de Aramaio o los de Aiara. Por otra parte, era consciente de que la tierra para conocerla hay que pisarla, hay que andarla. El tercer aspecto fue concretar cómo hacerlo, sin imitar a nadie.
El padre Ozaeta ha sido, en gran parte, el responsable de ello, al participar con aquellos primeros colaboradores para que la marcha respondiese a una necesidad provocada por una cultura muy técnica que no propicia el encuentro humano. Desde el presupuesto de que Álava es diversa y de que las personas necesita encontrarse y reconocerse unas a otras, ¿qué mejor para el reencuentro y el reconocimiento que andar? La caminata da ocasión a la conversación, a recrear la memoria compartida del pueblo.
Para ello, Estíbaliz era el lugar idóneo, ya que geográficamente es un lugar central y significativo donde existe, además de una tradición religiosa, una tradición de encuentro. La marcha a Estíbaliz, sin embargo, no es una peregrinación, aunque el factor religioso esté presente. En 1994 llegaron a Estíbaliz 14 personas, al año siguiente 60. En 2000, el último año del siglo XX, fueron 500. Posteriormente se ha llegado a superar, en alguna edición, el millar de asistentes.
Estíbaliz se sitúa en un otero, en el corazón de la Llanada, en el que se cruzan los caminos que iban de este a oeste -la calzada romana Iter XXXIV de Burdigala (Burdeos) a Asturica (Astorga)-, y de sur a norte -la ruta de los arrieros que desde la Sonsierra de Navarra, actualmente conocida como Rioja Alavesa, subían con vino hasta la costa de Bizkaia, para volver cargados de pescado-. Es probable que el cerro de Estíbaliz estuviese ya habitado en la época romana, ya que se han encontrado restos de lápidas de aquella época reutilizados en la construcción de la iglesia. Lo que sí se sabe con seguridad es que en Estíbaliz hubo, allá por el siglo IX, una fortaleza, de la que se han encontrado restos en la cimentación de la basílica. La primera mención documental se refiere a la existencia de un señor de Estíbaliz, de nombre Auriuita Didacoz, allá por el año 970. Reinaba en estos territorios el rey de Pamplona Sancho II Garcés, llamado Abarka. Los historiadores recuerdan que fue este rey quien, a finales del siglo X, señaló el otero de Estíbaliz como el lugar en el que podían dirimirse cada año el primero de mayo los pleitos que afectaban a los alaveses.
Se sabe, debido a la donación de un altar por parte de un tal Álvaro González de Ginea, que en 1074 había en Estíbaliz un monasterio, dependiente del navarro-riojano de San Millán. En 1106 hay noticia de que Lope González, quien estaba casado con Toda López, sobrina del señor de Bizkaia, era señor de Estíbaliz. El año 1109, cuando el obispo de Calahorra, Sancho de Grañón, llevado de su carácter impulsivo y enérgico, quiso poner orden en los asuntos de Álava, revitalizó la antigua orden real de Sancho Abarka, convocando una reunión de alaveses en Estíbaliz. Unos años después, en 1138, María López de Estíbaliz, hija Lope González, hará donación del monasterio al prior de Nájera.
Los benedictinos estarán en Estíbaliz hasta que, en el año 1431, el señor de Salvatierra, Fernán Pérez de Ayala, se haga por compra con el monasterio y sus dependencias. Los Ayala lo mantendrán hasta 1542, año en el que, tras sucesivos pleitos, pasará junto con el Hospital de Santiago de Vitoria, al concejo de esa ciudad. Entonces, aunque ya no había comunidad monástica en Estíbaliz, el pueblo alavés seguía manteniendo el lugar como un referente de su identidad. Alrededor de la iglesia existían casas de labranza y el lugar seguía siendo un importante cruce de caminos, en el que se celebraban mercados y tenían su sede cofradías de trajineros y arrieros. En 1702 se fundó en Estíbaliz la Cofradía del Rosario, pero por las razones que fuera, durante el siglo XVIII Estibaliz pierde importancia, de manera que en 1775 la campana se traslada a la iglesia de San Pedro de Vitoria.