Vitoria. El anuncio del cese definitivo de la violencia armada de ETA en octubre de 2011 supuso el final de décadas de barbarie y extorsión, aunque paradójicamente abrió la puerta a nuevas fórmulas de terrorismo y violencia, especialmente protagonizadas por bandas organizadas llegadas desde el Este de Europa y Sudamérica, fundamentalmente. En este contexto, los robos, amenazas y extorsiones en Euskadi tanto a empresas como a ciudadanos no han dejado de crecer desde que la presencia policial pasó a otra fase. Según datos de la Ertzaintza, sólo en Álava aumentó casi un 70% el número de asaltos a viviendas el pasado año respecto al anterior, contabilizándose 249 denuncias con robo con violencia. En este clima de inseguridad, algunos vecinos de esta zona, una de las más ampulosas de la capital, también habrían sido víctimas en los últimos meses de delitos similares, si bien no existen datos oficiales por cuanto muchas veces los afectados no han querido siquiera presentar la denuncia al tratarse sólo de "sustos".
Los vigilantes no irán armados Sea como fuere, el ambiente en el Alto de Uleta es incómodo. Existe tensión y miedo, sobre todo por las noches, y se echa de menos a la veintena de escoltas que hasta no hace mucho "barrían" de forma indirecta la zona para proteger a sus representados, la mayoría cargos políticos. Pero eso terminó, y la seguridad desde entonces brilla por su ausencia más allá de la propia que se pueda gestionar cada vecino, que no siempre es efectiva.
Por eso hace un tiempo que uno de ellos, antiguo escolta y vecino de Armentia, decidió apostar por una suerte de patrulla de barrio para asegurarse su tranquilidad y la del resto de habitantes. Junto a otros tres colegas fundó la compañía Control Global Vitoria, una firma de seguridad privada que pretende operar en suelo público bajo una figura un tanto peculiar, la del sereno. "La legislación no nos permite otra fórmula para poder actuar en las calles que ésta", sostiene un portavoz.
Según la oferta que hoy harán llegar a los vecinos -será la tercera reunión de estas características-, Global planteará un dispositivo de vigilancia nocturna basado en un servicio "activo-preventivo" que se centrará en el control de vehículos y personas, seguimientos específicos de la vivienda ante la ausencia de los propietarios, acudas de alarma o respuesta rápida en caso de robo, incendio o emergencia médica. Para el desarrollo de este operativo, Global cree necesaria la presencia de dos vigilantes, que no irán armados ni portarán elementos de defensa como porras y esposas. Sí irán provistos en cambio de cámaras térmicas y de visión nocturna, además de un pequeño robot teledirigido para evitar cualquier contingencia. Llegado el caso, la firma también contemplaría el uso de perros de rastreo. Para la puesta en marcha, la compañía exige como mínimo que 75 de las actuales 400 viviendas censadas aprueben la medida -el coste será de 50 euros al mes por casa-, si bien sus impulsores aseguran tener la "confianza" a estas alturas de unos 120 vecinos.