DEL arte a la docencia hay un paso, que visto con perspectiva, comparte muchos más matices que diferencias. Lo saben bien las dos protagonistas de la historia que sucede a continuación. La de dos mujeres artistas -una en el campo del teatro y la otra en el del baile- que acaban de reinventar sus vidas enrolándolas en el ámbito de la formación. Cuestión de fuerza mayor. Otro ejemplo más de la voracidad de la crisis, que desata extraños compañeros de casa. Abogados y consultores. Médicos y psicoanalistas. Artistas y profesores... El maridaje es lo de menos porque de lo que se trata es de llegar al final de mes. De poder vivir. Y en ésas andan ahora estas dos emprendedoras. Buscándose la vida.
La alavesa Txaro Portilla acaba de regresar, como quien dice, de Shanghai (China), un país donde ha permanecido tres años por cuestiones familiares. El traslado de su marido a la capital de este gigante para hacerse cargo de la gestión de una cooperativa del Grupo Mondragón se presentó para Portilla como una "experiencia vital" más que como un problema. Así que acostumbrada durante toda su vida a iniciar proyectos vinculados con el mundo cultural, el salto a China apenas supuso mayor quebranto. Eso ocurrió en diciembre de 2008, y sin apenas darse cuenta, la alavesa estaba celebrando el año nuevo en el "nuevo mundo", un crisol de culturas "brutal" que convirtió la aventura en un deseo constante por aprender. De modo que al poco de asentarse en la capital comenzó su interés por aprender chino, un "vehículo" fundamental para tratar de integrarse lo antes posible en una sociedad demasiado anclada en el pasado. "Ni tan siquiera el inglés resultaba algo útil allí; lo hablan demasiado mal como para mantener una conversación a pie de calle", recuerda hoy.
En ese empeñó inició un farragoso periplo por academias, centros y escuelas de diverso pelaje para familiarizarse con la lengua local, "pero todo resultaba demasiado lento para el interés que yo tenía". Así que a los pocos meses, con el curso ya iniciado, se matriculó en la Universidad de ECNU, donde permaneció un año y medio -el equivalente a tres cursos lectivos-. A golpe de clase por las mañanas y estudio por las tardes las cosas comenzaban a salir. Pero la impaciencia de esta vitoriana por ganar fluidez le hizo volver a replantearse su metodología.
Para entonces, el incipiente mercado chino alumbraba cada día nuevas comunidades de expatriados llegados a este país en busca del maná empresarial. Y con ellos las ganas de Portilla de perfeccionar una lengua tan decisiva cuando uno trata de cerrar un negocio o iniciar una aproximación industrial al calor de una espesa comida que los locales regarán debidamente con saque, el licor milenario al que tanto temen los occidentales. "Es el precio por sentarse a hablar con ellos", advierte.
Fue en ese tiempo cuando Portilla, que a lo largo de su carrera teatral ha trabajado en compañías como Latirili o Compañía de Teatro, coincidió por casualidad con Cristina Bertrand, una madrileña singular. Pintora, escritora y creadora de su propia línea de perfumes inspirados en sus cuadros, según recoge su página web, que también revela su "profunda apreciación" por la cultura y arte de China en todas sus manifestaciones, extremo que le ha llevado a establecer en Shanghai su empresa de traducción, Cristina Bertrand (Shanghai) Trading Co, con la que esta actriz no tardó tiempo en coincidir.
un método sencillo Entre otras cosas porque la empresaria madrileña, tras un estudio exhaustivo de los diferentes métodos empleados tanto en universidades como en academias, así como la revisión de decenas de materiales didácticos usados para el aprendizaje del chino, había desarrollado un innovador método que bautizó como Keyi, gracias al cual se empieza a leer, a escribir y a hablar en este idioma desde la primera lección. "Las clases constan de un material realmente asequible y de métodos sencillos de lectura y conversación que facilitan el aprendizaje", explica la artista alavesa.
A su juicio, la clave de este sistema reside en la metodología empleada, en este caso el Keyi, que ha sido probada con alta eficacia por cientos de estudiantes en Shanghai con un 100% de obtención de los diplomas de HSK entre los presentados. También lo probó esta joven, que reconoce que gracias a este singular sistema es posible "chapurrear" algo de chino a los tres meses y mantener una conversación "más o menos normal antes del año". Bajo estas coordenadas, y ya de regreso a Vitoria, el planteamiento profesional de esta gasteiztarra se encaminó hacia la creación de una empresa dedicada a la docencia de chino bajo esta metodología.
Fue entonces cuando entró en escena el Servicio de Creación de Empresas de la Cámara de Comercio, que asesora en la materia a emprendedores como Portilla. El planteamiento inicial no sólo gustó a los responsables de este departamento, sino que cambió de rumbo. Y de acudir en busca de información para la puesta en marcha de su sociedad, la vitoriana acabó convirtiéndose en profesora de uno de los cursos de formación que la entidad ofrece a gerentes y directivos empresariales. En concreto, ya existe un grupo cerrado de seis profesionales que comenzará a recibir la metodología Keyi el próximo 8 de abril. Un par de días después, con la idea de divulgar los beneficios de tan singular modelo de aprendizaje, la propia Portilla llevará a cabo dos clases piloto abiertas al público en la sede cameral. "El potencial es grande y por el perfil de muchos de las empresas y empresarios que tienen que viajar hasta China es muy recomendable. Lo digo con conocimiento de causa".
con el flamenco por bandera También está sobrada de experiencia Marisa Sánchez Bustos, una madrileña que se dedica al baile profesional desde 1993 y que mantiene "estrechos lazos" con Vitoria, donde cuenta con una buena cuadrilla de amigos. Es precisamente este apego, unido a la necesidad de "seguir ganándome la vivida", el que le ha llevado a plantearse la posibilidad de impartir clases de flamenco y danza española en la capital alavesa. Una oportunidad que ultima en estos momentos y que impartiría durante los fines de semana. En principio, y a falta de concretar el local, mostraría los "encantos" de estas dos variedades de baile en una academia local con la que ya ha intercambiado impresiones. Su idea sería poder comenzar la clases tras la Semana Santa.
Su apuesta por el flamenco y la danza española no es casual. No en vano, Sánchez lleva los últimos 13 años de su vida profesional dedicándose a ello desde la vertiente de bailarina primero y después como profesora. Ha forjado su currículum de la mano de infinidad de compañías nacionales con las que ha recorrido países como Portugal, Malasia, Yakarta, Corea, Polonia, China, Estocolmo, Francia, Taiwan o Grecia, basta experiencia que ahora pretende trasladar a los vitorianos. Aunque al cierre de este reportaje no estaba fijado el inicio de los cursos, sí existe ya un pequeño grupo interesado en conocer la esencia del flamenco, concluye esta madrileña.