las dificultades económicas que están atravesando las familias alavesas tienen consecuencias de muy diversa índole. Comenzando, por ejemplo, por el parón que ha sufrido el consumo, que ha agravado la crisis hasta límites desconocidos, siguiendo por los problemas que existen para estar al día con los recibos de la hipoteca, el agua, la luz o el gas y concluyendo, entre otras muchas cosas, por el acusado descenso que ha sufrido la natalidad. Son éstos, sin lugar a dudas, malos tiempos para nacer, debido a las estrecheces que están sufriendo las parejas, que se lo piensan muy mucho a la hora de dar el paso y tener descendencia. Aunque lo hubiesen previsto desde un principio y lo sigan deseando. La inseguridad que envuelve al mercado laboral sigue sin desvanecerse, de hecho ha aumentado considerablemente a lo largo de los últimos meses, y muchas familias se han quedado sin trabajo o ven teñido de negro el futuro laboral.

Los últimos datos recopilados al respecto por el Instituto Vasco de Estadística, Eustat, corroboran esta realidad. Álava fue el territorio de la CAV donde más descendió el número de nacimientos a lo largo del tercer trimestre de 2012, nada menos que un 8,5% respecto al mismo periodo del año anterior, y bastante por encima de la media general de la comunidad, que acusó una bajada de un 3,3%.

Al margen de esas dificultades de carácter económico, se encuentra el hecho de que están entrando en las edades más fecundas generaciones de mujeres menos numerosas, lo que también ha incidido -y seguirá incidiendo- en una reducción del número de nacidos en el territorio histórico. Un efecto que no se verá compensado por el flujo inmigratorio exterior, como consecuencia también de la situación económica general, según advierten los expertos en demografía.

De los 5.171 nacimientos que se produjeron en Euskadi entre junio y septiembre de 2012, 811 correspondieron a Álava, 75 menos que en el mismo trimestre de 2011 y también 48 menos que en el trimestre anterior, de abril a junio de 2012. El descenso de los nacimientos fue menos acusado en el territorio de Gipuzkoa, concretamente de un 5%, y mucho menos importante en Bizkaia, con un 0,5%.

de 30 a 34 años Según el Eustat, en la distribución de los nacimientos según la edad de la madre continúa manteniéndose una clara preponderancia del grupo de 30 a 34 años, en el que se produce nada menos que el 40,5% de los alumbramientos. Una edad temprana pero que con el paso de los años se ha ido incrementando de forma sostenida, vinculada a los cambios sociales producidos con el tiempo.

A este grupo le sigue el inmediatamente superior, el que comprende a las féminas de entre 35 y 39 años, con el 32,9%, superando en más del doble al grupo de 25 a 29 años, que aporta el 14,1% de los niños recién nacidos. Entre los grupos de edades extremas, las madres de menos de 25 años suponen el 5,8% del total. El único grupo que ve crecer su peso es el de las mayores de 40 años, considerada ya una edad de riesgo para tener descendencia según los profesionales sanitarios, y que aportó el 6,7% de los nacimientos durante el periodo analizado en el estudio.

Otra realidad vinculada a los cambios sociales es el creciente volumen de niños que nacen sin que sus padres hayan oficializado su relación por la vía legal. En concreto, los nacimientos fuera del matrimonio suponen ya el 35,5% del total, un porcentaje superior al 34,6% del mismo período del año anterior. Por otra parte, la edad media de las madres solteras se sitúa en los 31,7 años, mientras que entre las divorciadas y las viudas -colectivos de tamaño muy pequeño, el último de sólo siete mujeres en ese periodo temporal- se eleva hasta los 35,8 y los 38 años, respectivamente. Las mujeres casadas, en promedio, tienen los hijos a los 33,6.

El estudio sobre la evolución de la natalidad elaborado por Eustat arroja también alguna nota curiosa, como el hecho de que Álava es el territorio vasco donde, de largo, existe un mayor volumen de madres de nacionalidad extranjera en relación con el total. La media de la CAV se situó durante la época analizada -entre julio y septiembre de 2012- en el 17,3%, lo que quiere decir que casi dos de cada diez madres eran foráneas. En Álava la tasa fue sensiblemente superior, nada menos que de un 22,3%, lo que indica que las parejas extranjeras tienen menos reparos a la hora de lanzarse a esta nueva realidad vital. La tasa de madres extranjeras fue bastante más baja tanto en Bizkaia como en Gipuzkoa, de un 16,4% y un 16,5%, respectivamente.

La edad en la que las mujeres son madres también varía cuando se considera su nacionalidad, y además sensiblemente. De hecho, la edad media de las madres extranjeras es de 29,6 años, frente a los 33,7 años de las madres con DNI español. Según el orden de nacimiento, más de la mitad de los pequeños que vinieron al mundo en la CAV, 2.899, fueron primeros hijos en los meses de verano analizados, un total de 1.812 (lo que supone un 35% del total) llegaron a familias en las que ya había otro hijo o hija y sólo un 8,9% fue de orden tercero o posterior.

El número de mujeres que tuvieron a su primer hijo descendió un 2,4% respecto al mismo trimestre de 2011, un porcentaje que cayó un 6,7% cuando se trató del segundo. Sin embargo, en la época analizada sí aumentó el número de terceros y posteriores hijos en un 5,5%, tasa en la que la realidad alavesa tuvo una incidencia notable, con un incremento del 11,5%. Por el contrario, en Gipuzkoa se produjo un descenso del 14%.