vitoria. La nueva lavandería de Indesa, la sociedad foral que emplea a personas discapacitadas, constituye un motivo de orgullo para la Diputación alavesa por sus modernas instalaciones, por tratarse de un proyecto que viene ya de lejos y que por fin es una realidad -comenzó a gestarse durante la etapa del popular Ramón Rabanera- o por su marcado carácter social. Ubicada en Jundiz, muy cerca de la factoría de Mercedes, la lavandería funciona desde este pasado viernes 1 pero hoy llegará su bautismo definitivo, con visita real incluida, la de los príncipes Felipe de Borbón y Letizia Ortiz. Sin embargo, la fiesta amenaza con torcerse porque no todo lo que rodea a las nuevas instalaciones es motivo de celebración.
El comité de empresa de Indesa ha alzado la voz durante los últimos días por la "indecencia moral" que mueve a este centro de empleo protegido debido, en sus palabras, a "la explotación de sus trabajadores discapacitados", que perciben menos de 1.000 euros de media mientras se ha contratado a otras personas con salarios anuales de hasta 68.000. Ayer por la tarde decidieron iniciar un encierro en las propias instalaciones que, a priori, serán hoy inauguradas por los príncipes de Asturias.
El comité de empresa del Hospital Santiago también se concentrará esta mañana durante la inauguración de la lavandería -a partir de las 11.00 horas- en protesta por la "destrucción de decenas de empleos" que, según sus temores, traerá de la mano la inauguración de la nueva infraestructura y en contra de las privatizaciones.
Y es que, en un principio, la lavandería asumirá la limpieza de los centros dependientes del Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS), 17 residencias y ocho centros ocupacionales, varios colegios, empresas privadas o el Ayuntamiento de Gasteiz, pero también la del Hospital Psiquiátrico de Álava o los ambulatorios del territorio histórico, pertenecientes a la red de Osakidetza. Dentro de unos días, también se convertirá en cliente de Indesa el Hospital Txagorritxu, una de las patas del Hospital Universitario de Álava (HUA), que desde hace ya unos años realiza esta labor a través de una subcontrata. La infraestructura, asimismo, gestionará la limpieza de los centros sanitarios públicos del área guipuzcoana del Alto Deba.
El temor del comité de Santiago es, precisamente, que en el plazo de unos meses el centro de la calle Olaguíbel clausure su lavandería y la limpieza de la ropa y el resto de materiales también pase a depender de Indesa. Actualmente, Santiago es el único centro de Osakidetza en Álava que cuenta con una lavandería pública. El servicio emplea a más de 20 trabajadores. "El lavadero ha sobrevivido en los últimos años a duras penas, pero tarde o temprano lo acabarán cerrando. Por el momento, sólo se nos ha transmitido que el proceso va a ser poco a poco", advirtieron ayer fuentes sindicales a este periódico.
hasta 70 trabajadores Una buena prueba del potencial para asumir nuevos clientes que tiene la moderna lavandería es que actualmente emplea a 35 personas discapacitadas, que podrían llegar hasta las 70 durante los próximos meses, según los cálculos forales. El centro tendrá capacidad para procesar hasta 12.000 kilos de ropa diarios, desde el lavado hasta el secado y el planchado. No en vano, se trata de la lavandería más grande de todo el Estado, sólo superada por una con base en Madrid. Su coste ha ascendido a 7,7 millones de euros, la mayor parte absorbidos por la compleja maquinaria (4,04).
El comité de empresa de Indesa también ha alzado la voz durante los últimos días por la "indecencia moral" que mueve a este centro de empleo protegido debido, en sus palabras, a "la explotación de sus trabajadores discapacitados", que perciben menos de 1.000 euros de media mientras se ha contratado a otras personas con salarios anuales de hasta 68.000.