roma. A pesar de que la salud de Benedicto XVI ha sido una preocupación constante desde que fue elegido Papa, las fuentes oficiales vaticanas insisten en que su renuncia no está motivada por ninguna dolencia ni enfermedad específica, sino con su avanzada edad y la escasez de fuerzas. Ayer sin embargo, el portavoz del Vaticano reconoció que el Papa fue sometido recientemente a una intervención para cambiar las pilas del marcapasos "que lleva desde hace tiempo".

"No se trató de una intervención complicada, más al contrario, absolutamente normal, de rutina", afirmó Federico Lombardi, confirmando la información publicada por un diario italiano de que Benedicto XVI, de casi 86 años, fue sometido hace unos tres meses a una operación en una clínica vaticana para sustituirle el marcapasos. Lombardi insistió en que la renuncia del Papa Ratzinger no tiene nada que ver con la salud, sino con el peso de la edad y reiteró que el Pontífice "no tiene enfermedades específicas".

Según el portavoz, Benedicto XVI llevaba ya marcapasos antes de ser elegido Papa, desde su época de cardenal. El diario italiano Il Sole 24 Ore informó ayer de que la intervención se practicó en la clínica Pío XI, propiedad del Vaticano, por el cirujano Luigi Chiareiello, director de la cátedra de Medicina de la Universidad Romana de Tor Vergata. Chiariello, que vigila la salud del Papa desde hace diez años, cuando le colocó el primer marcapasos, ha evitado hacer declaraciones al respecto. La confirmación de los problemas cardiacos de Joseph Ratzinger ha llenado de sentido las declaraciones realizadas un día después de su elección al Solio Pontificio, el 20 de abril de 2005, por su hermano mayor, Georg, quien en aquel momento dijo que no sentía una alegría "ilimitada" por la elección, ya que le preocupaba la salud del Pontífice. "Espero que su salud aguante", dijo Georg Ratzinger, que precisó que la salud del Papa, que entonces tenía 79 años, "no es estable".

informaciones sobre su salud En abril de 2008, tras su viaje a Estados Unidos, algunos medios de comunicación se hicieron eco del estado de salud del Papa y aseguraron se había deteriorado, lo que fue desmentido por el portavoz vaticano, Federico Lombardi, que dijo que estaba bien. El diario francés Le Figaro escribió aquellos días que para nadie era una secreto "la fragilidad del corazón" de Ratzinger y destacó que desde hacia tiempo se había reducido el número de audiencias, que había renunciado a seguir a pie el Vía Crucis en el Coliseo de Roma, que en varias ocasiones no había leído los discursos previstos y que, tras el viaje a Estados Unidos, se suspendió la audiencia pública de los miércoles.

Lombardi precisó que la audiencia se había suspendido con anterioridad para permitirle descansar, teniendo en cuenta que el Pontífice tenía ya 81 años y había realizado un viaje, largo y fatigoso, "en el que ha cumplido de manera brillante todos los compromiso sin dar la más mínima señal de incertidumbre y son modificar el programa".

Después hubo algunos pequeños incidentes relacionados con la salud como cuando en julio de 2009 se fracturó la muñeca derecha, pero el 28 de marzo de 2010, por primera vez en sus casi cinco años de Pontificado, Benedicto XVI presidió desde el papamóvil la procesión de las Palmas del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro del Vaticano.

El 16 de octubre de 2011 volvieron a saltar las alarmas, al ver como Benedicto XVI utilizaba por primera vez una plataforma móvil para trasladarse durante una misa en la basílica de San Pedro. El 23 de marzo de 2012 Benedicto XVI se ayudó por primera vez en público de un bastón para caminar, durante la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, antes de viajar a México y Cuba.

normalidad Ayer, un día después del sorpresivo anuncio del Papa, se insistía en que la normalidad es la nota predominante en el Vaticano. Lombardi dijo que Benedicto XVI está "bien y su ánimo es sereno", e insistió en que no ha renunciado porque esté enfermo, sino por el peso de la edad, de la vejez, y recordó que el propio Pontífice considera que le faltan las fuerzas. Reiteró que la renuncia "no es una decisión improvisada", pero sobre las verdaderas motivaciones el portavoz vaticano se remitió a la declaración del Papa leída por él mismo al finalizar el consistorio ordinario público. "Benedicto XVI es nuestro Papa hasta el próximo 28 de febrero", destacó ayer Lombardi, quien aseguró que todavía tendrá ocasión de seguir ofreciendo su magisterio.

En este sentido, Benedicto XVI está preparando una nueva encíclica sobre la fe, que no verá la luz antes de que finalice su Pontificado, según las previsiones del portavoz del Vaticano. El padre Federico Lombardi señaló que no parece que vaya a ser publicada antes de que se haga efectiva la renuncia de Benedicto XVI. "La encíclica como tal no se puede esperar antes del 28 de febrero", subrayó.

El Papa sí deja otras tres encíclicas, publicadas en 2006, 2007 y 2009. De las tres, destaca especialmente la última, publicada en 2009 bajo el título Caritas in Veritate, en la que aborda los temas del desarrollo de los pueblos y de las desigualdades sociales en el marco del principio de la crisis económica. En el documento, explica que, más que un cambio del sistema económico, es necesario un cambio de mentalidad de las personas que actúan en la economía.

Tras saber que Benedicto XVI fue sometido hace unos tres meses a una operación de corazón en una clínica del Vaticano para sustituirle un marcapasos, muchos italianos comienzan a comprender lo duro que ha sido para un hombre que cumplirá 86 años en abril presidir los largos actos litúrgicos, las visitas a parroquias, las audiencias públicas y privadas, y los viajes pastorales. Su renuncia no ha dejado indiferente ni a católicos, ateos o agnósticos, que, tras la sorpresa inicial por la noticia del lunes, sigue centrando las conversaciones en las calles de Roma. "Creo que estaba realmente cansado. Ha sido un hombre que ha querido reformar la Iglesia y ha sufrido muchas presiones", afirmó una romana.