¿Mañana se nos acaba el chollo o es un cuento chino?
No es un cuento chino, es un cuento americano. Pero no americano maya sino un cuento estadounidense porque es una invención y un gran negocio. La civilización maya no vio en ningún momento que la última fecha de sus calendarios fuera el 21 de diciembre, solo predijo un cambio.
¿Y por qué se ha montado este lío?
Como civilización consagrada a diferentes ritos disponían de varios calendarios y fecharon cosas con 3.000 años de antelación. Y para los mayas esta fecha era como nuestro 31 de diciembre. Pero en la década de los sesenta y de los setenta se popularizó lo esotérico, el fenómeno del más allá, el new age, y distintas interpretaciones empezaron a vender esta fecha como el fin del mundo. Y eso que los antropólogos expertos en cultura maya sabían de siempre que esto no tenía que ver con ningún final.
¿Porqué tanto anuncio tremendista y tanta visión apocalíptica?
Casi todas las culturas han tenido la tentación de pensar que vivían los últimos días del mundo. Fíjate la que se montó en el 2000 con el tema del milenarismo. Quizá nos gusta sentirnos importantes. Y ahora que además vivimos una crisis tan gorda, todo se junta. Pero para los amantes del Armaggedon cualquier excusa es buena. Hay un eclipse, es el fin del mundo, hay una tormenta solar, otro fin del mundo. Pero lo cierto es que el asunto del 21 de diciembre no está claro y ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo sobre la correspondencia entre el calendario maya y el gregoriano.
¿Hay demasiados gurús vaticinando la aniquilación?
Si el fenómeno solo fuera de unos iluminados y de unos gurús frikis -y es cierto que hay mucho de eso-, estaríamos bien. Pero encierra un gran negocio. Porque tú hablas del fin del mundo y sales en las noticias. Sacas un libro y lo vendes; haces un programa de TV y se ve más que uno de avances en genética. Es un gran negocio que ha propiciado miles de publicaciones, documentales...
Y están los que fabrican Arcas de Noé, búnkeres... y hasta la NASA se ve obligada a intervenir.
Sí hasta la Nasa ha tenido que sacar un comunicado. Luego está todo el movimiento del survivalismo, que ha propiciado incluso un reality show con supervivientes y familias que querían sobrevivir al fin del mundo. Aunque tampoco es algo nuevo. En plena locura de la Guerra Fría, en EEUU se forraron los que vendían búnkeres. Y en los 90, se empezó a poner de moda construir en casa una habitación del pánico.
O sea esto es más de lo mismo.
Sí y sobre todo es un fenómeno que tiene menos éxito en culturas en las que el movimiento religioso o místico no depende tanto de un inicio y un fin sino que es todo más cíclico como el budismo. A ellos les preocupa menos. Sin embargo, en Occidente lo del comienzo y fin de los tiempos, se lleva más. El nacimiento de los Testigos de Jehová está ligado a cinco religiones fallidas sobre el fin del mundo. Son fenómenos que se repiten y están ligados a una suerte de pensamiento de después de mí no hay nada, que no deja de ser una forma muy egoísta de ver el mundo.
Quizá ha tenido eco porque asistimos al fin de una era social, económica y de valores.
Ahora es un todo vale ya que, en cierto modo, es un pensamiento paranoide o conspiranoide.