Vitoria. Patxi López se despidió ayer en la sede de Lehendakaritza del equipo de altos cargos que le ha acompañado en esta andadura, con el sabor agridulce que le deja por un lado "el dulzor" de haber sido el primero en relevar al PNV al frente del Gobierno Vasco, pero por otro, lo "amargo" de no haber sido entendido por una ciudadanía vasca que le ha dado la espalda; primero en las sucesivas encuestas, y luego, finalmente, en las urnas.

El de ayer fue un acto emotivo. El lehendakari y sus consejeros aparecieron distendidos; dispuestos a cerrar las heridas del adiós apelando al "orgullo" por el trabajo bien hecho. Y a eso se aprestó desde el primer momento un Patxi López que, ante un público entregado que le recibió y le despidió puesto en pie, desgranó los que para él han sido los principales méritos de la hoja de servicios del Gabinete socialista confiando en que "el futuro recordará con justicia" su acción de gobierno y "las próximas generaciones sabrán valorar" los pasos que ha dado.

"Yo estuve allí" Bajo esta máxima, que convirtió en mantra para motivar a un equipo saliente al que pidió "levantar la frente con orgullo" y "poner la mirada en el futuro", más que en el pasado reciente, el líder del PSE reivindicó "el cambio" que prometió abanderar a su llegada a Ajuria Enea y que, a su juicio, no solo se ha hecho visible sino que ha echado raíces que marcarán el futuro de Euskadi.

En este sentido, describió su paso por el Gobierno como "la legislatura de la libertad", asegurando que el fin de la violencia "difícilmente hubiese llegado sin un Gobierno socialista". "No nos amedrentamos frente a la amenaza", subrayó, arrogándose este logro para sí pese a "las críticas de muchos", dijo en uno de los numerosos reproches que lanzó a una oposición a la que hizo responsable en gran medida de lo costoso que, según afirmó, le ha resultado este camino. "Ésta ha sido también la legislatura de la lucha contra la crisis", prosiguió, subrayando el mérito de haber tomado un camino contrario al de los recortes que ha ayudado a mantener los servicios básicos. Y "la legislatura de la normalidad", concluyó, feliz de haber "derribado el mito" de que no se puede gobernar Euskadi sin ser nacionalista, lo que le sirvió para arremeter con dureza contra un PNV al que acusó de llegar a decir que su llegada a Ajuria Enea fue "como si la criada te echara de tu propia casa. "Jugaron a deslegitimar nuestro Gobierno desde el primer minuto cayendo muy bajo para hacerlo", denunció dolido.

Por todo ello, López concluyó que "la legislatura socialista tiene un componente épico" que, dijo abundando en su sentimiento de incomprensión, "solo los que formamos parte de ella podemos comprender".

Y así, se despidió entre el emocionado aplauso del Gabinete saliente. Comprometiéndose a ser "garante" de que ahora no se desarme su legado, y confiando en que los socialistas que le han acompañado en el Gobierno no sean "rarezas de historiador", sino los primeros de una lista de gobernantes del PSE por aumentar. "Sé que vamos a volver", aseguró.