Bruselas. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, advirtió ayer de que la independencia de Catalunya supondría "acabar con España", que no podría "sobrevivir" en el euro, y aseguró que "ni España es el problema ni la independencia la solución".

Gallardón vaticinó que "una hipotética independencia de Cataluña no significaría sacar a Cataluña de España, sino acabar con España, porque España no tiene sentido sin Cataluña". "No se puede concebir una España sin Cataluña, sería una realidad radicalmente distinta", aseveró el ministro, que insistió en que "Cataluña no es una extremidad que se pueda arrancar del tronco".

Gallardón, que invocó en varias ocasiones la Constitución como garantía de la unidad de España, remarcó, además, que las mejores estructuras para los catalanes son las que les proporciona el Estado español. La reclamación de independencia que se vivió en las gradas del Camp Nou en el partido que el pasado domingo enfrentó a Barça y Real Madrid, no ha sentado nada bien ni al Gobierno español ni al PP.

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, aseguró ayer que lo vivido en el campo del Barcelona "perjudica a la marca España y ofrece una mala imagen de nuestro país". Para García-Margallo, "el gran éxito de España en la Transición fue que ofreció una imagen de país unido, de esfuerzo común, de un futuro compartido. Así pues, lo sucedido en el Camp Nou es exactamente lo contrario".

Por su parte, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, censuró ayer que se "pervierta el alma del deporte" utilizando el Camp Nou como altavoz para reivindicar la independencia de Cataluña. En rueda de prensa tras la primera reunión de ayer del comité de campaña del PP catalán, Sánchez-Camacho criticó que el Barça acogiese un acto "excluyente" que, según dijo, dejaba fuera a todos los culés que se sienten catalanes y españoles, así como a los de fuera de Cataluña. La dirigente popular, además, censuró al presiden de la Generalitat, Artur Mas, por haber entrado "en un camino muy peligroso y busque dividir a la sociedad catalana iniciando un proceso hacia la ruptura con el resto de España.

"Buenas maneras" El propio Artur Mas medió en la polémica al asegurar que "en este momento en que hay cierta tensión desde el punto de vista político, con proyectos que son claramente distintos dentro del conjunto del Estado, la gente de este país, la gente de Catalunya, en este caso la afición del Barça, demostró un gran civismo y muy buenas maneras".

Desde las filas socialistas, el primer secretario del PSC, Pere Navarro, afirmó, que "lo que tiene que prevalecer es la libertad de expresión". "Si es de manera cívica, todo el mundo tiene derecho a expresarse en libertad", sentenció el líder de los socialistas catalanes, que ironizó que lo que él hubiera deseado es un "mejor resultado" para los blaugranas. Mucho más beligerante se mostró el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, quien replicó al ministro de Asuntos Exteriores que lo que traslada mala imagen de España fuera, "es el Gobierno y su presidente, Mariano Rajoy". López insistió en que lo vivido en el Camp Nou fue "un gran espectáculo deportivo" y luego hubo "opiniones" independentistas que se desarrollaron "con pluralidad y con normalidad".