Vitoria. ¿Hay negocios que aguantan mejor la crisis? Siempre ha sido la pregunta del millón, pero ahora hay quien pagaría por una respuesta acertada. Las leyendas urbanas, ciertas o no, hablan del aumento de ventas del engañoso pintalabios rojo, de la fiabilidad de las tiendas familiares o del triunfo de la segunda mano frente al producto recién estrenado. Negocios alavesas asociados a estas creencias populares opinan sobre la actual situación económica y si es cierto que hacen frente con más fuerza a las dificultades. La mayoría, ya sea un taller de reparaciones de vehículos u otro de arreglos de ropa, insiste en que no hay quien se salve de la crisis. La mayoría también reconoce que "seguimos aguantando. Intentamos ser optimistas".

Así lo explica Michel Cuesta, hijo del gerente de Talleres Orvi. Esta empresa, ubicada en el polígono de Jundiz, realiza reparaciones electromecánicas -puestas a punto, cambios de ruedas, aceites o pastillas de freno...- para vehículos industriales, pero también para todo tipo de coches. El apartado de camiones, por ejemplo, ha perdido actividad desde 2008. El sector del transporte vive un momento "muy difícil" y, ahora, "prácticamente por cada nuevo cliente perdemos cuatro", un balance pese al que no han variado su plantilla ni su horario. Algo que Cuesta atribuye a que "en su día, cuando las cosas iban bien, mantuvimos los pies en el suelo".

Desde la Asociación de Empresarios de Automoción de Álava, Adeada, admiten su "preocupación" por que los clientes prefieran alargar la vida de coches casi inservibles que optar por cambiar de vehículo, algo que puede afectar a la seguridad vial. "Además, a la larga les sale más caro, porque las reparaciones de un coche más viejo cuestan mucho más", advierte el secretario general de este colectivo, Fernando Díaz. Pero convencer a los alaveses para que ahora adquieran un coche -la cercanía de la subida del IVA tampoco se ha notado, afirma este portavoz- es misión imposible. "En la actualidad se opta por coches de más de ocho años. Que valgan de 3.000 euros para abajo", expresa. Incluso se buscan turismos de 1.000 euros, con más de doce años de vida.

Arreglar en lugar de estrenar. Esa máxima también se suele asociar durante una crisis a los negocios textiles, y al éxito de las tiendas de arreglos. El taller de Begoña, ubicado en la calle Rioja, se ha ganado en los últimos diez años a "una clientela fiel, que es la que sigue viniendo. Igual hay nuevos compradores, pero es porque negocios de este tipo también han cerrado", cuenta la dueña, Begoña Delika. Este establecimiento ha logrado, sin embargo, mantener su plantilla, que es la clave, según Delika, para que puedan realizar todo tipo de reparaciones, incluso de esa gente que "acude en busca de un milagro".

Inés Ágreda también persigue el suyo. Fue empleada durante cinco años de una tienda de arreglos en El Boulevard que bajó la persiana y, desde hace dos meses encabeza su propio negocio: Arreglos de ropa Inés, en Los Herrán 36. "Había clientes que ya me conocían y eso ha hecho más fácil el arranque de la tienda. No me puedo quejar", valora.

Optar por lo básico, prescindir de lo extraordinario, puede ser otra de las máximas que siguen los compradores. Quizá el mundo de los videojuegos perdería todas las apuestas en esa pelea, pero las tiendas Game llevan ya años -en el centro comercial El Boulevard este establecimiento abrió en octubre de 2005- apostando por la segunda mano. De hecho, cada vez es más grande el aparador con videojuegos usados, que tienen un descuento con respecto al producto nuevo: "Al principio costó mucho, porque la gente temía que no estuviera en buen estado. Pero ahora damos incluso un año de garantía, así que creo que contamos con su confianza". El encargado de este local especializado, Jonathan Rodríguez, detalla que incluso más del 50% del negocio se basa ahora en ese videojuego reciclado. "Nuestra clientela es joven y quizá prefiere salir menos de fiesta para poder comprarse un juego. Pero siempre miran antes el de segunda mano. La excusa es que se trata del mismo producto, ya utilizado, pero que lo van a disfrutar igual".

Todos los negocios consultados matizan, en cualquier caso, que es imposible que la actual situación económica no afecte a las ventas. Sólo queda luchar "para aguantar el tipo", explican desde la perfumería Abiatz, una tienda familiar asentada en la avenida de Santiago y con 26 años de experiencia. Su encargada, Carmen Saez de Viteri aclara, para romper otros mitos, que lo del pintalabios rojo es "una leyenda tan absurda que nadie se la cree". Ni eso se salva de la crisis.