Vitoria. Atrás quedaron los tiempos en que los sorteos para adjudicar las viviendas de protección llenaban frontones de esperanzados aspirantes que soñaban con ser agraciados y poder adquirir una casa de este tipo. Hoy en día la crisis aprieta tanto el cinturón que los afortunados rechazan el que antes era el objeto de su deseo porque sus cuentas ya no son las mismas y los bancos no conceden los créditos solicitados.
Así, al menos, lo señala el último estudio del Observatorio Vasco de Vivienda que, en base a lo registrado en su servicio habilitado para ello, Etxebide, demuestra que los vascos han cambiado sus aspiraciones y dirigen su mirada ahora al alquiler como una alternativa más asequible y acomodada a los tiempos que corren.
Una situación que se hace especialmente patente en Álava. Y es que aquí, la demanda de vivienda sólo en alquiler representa al 59% de la población inscrita en el territorio, siendo además el tipo de casa también más solicitado entre el colectivo que lleva cuatro años apuntado y el resto de cupos. Por su parte, en Bizkaia y Gipuzkoa, la opción mayoritaria es la de aquellos que se inscriben en la alternativa indistinta de alquiler o compra.
Una situación que tiene que ver mucho con el perfil del demandante que en Álava incluye a un mayor número de inmigrantes y presenta un nivel de ingresos medios ponderados de 14.614 euros, bastante inferiores a los registrados en las provincias limítrofes donde Bizkaia promedia 17.089 y Gipuzkoa, 19.023. Así las cosas, el balance hace que los ingresos medios en la población aspirante a vivienda protegida en Euskadi se sitúe en 17.670 euros de media, cifra que se incrementa a 20.565 euros en la vivienda sólo en compra y baja a 15.957 euros en alquiler.
Y, aunque el Servicio Vasco de Vivienda ofrece la posibilidad de inscribirse simultáneamente para los sorteos de vivienda protegida de compra o alquiler, los aspirantes admiten que en el hipotético caso de verse obligados a decantarse entre una de ambas fórmulas, el 44% apostaría por la segunda, mientras que el 56% restante por una protegida para adquirir.
Más aceptación de alquiler Y siguiendo la preferencia por el alquiler, la ciudadanía alavesa no sólo es la que más se apunta a esta opción en exclusiva, sino que también aparece como la que en mayor medida aceptaría una vivienda protegida adjudicada en alquiler. De hecho, el 86% se acogería de buen grado a esta opción, aunque en la gran mayoría de los casos lo haría bajo determinadas condiciones.
Entre ellas, que la renta de alquiler sea razonable, lo que se estima en 271,5 euros mensuales de media, que en el caso de Álava sería algo más baja por el menor nivel de ingresos de la ciudadanía inscrita en Etxebide del territorio. Así las cosas, la provincia figura por encima de la media vasca de aceptación, actualmente estimada en el 83%, con un nivel algo menor en Gipuzkoa (78%) que, sin embargo, figura como el territorio que registra mayor proporción de casos que daría el sí al alquiler en cualquier caso, en una de cada tres ocasiones.
Casa de alquiler Aunque la tendencia cambia algo cuando se trata de una casa de alquiler usada. Entonces, el nivel de aprobación se mantiene por debajo del expuesto para la vivienda protegida de alquiler ya que el 30% estaría de acuerdo con la primera y el 44,5% lo haría bajo unas condiciones concretas, mientras que un 24,5% declara que no se decantaría por ello. Aun así, el nivel de aceptación de Álava vuelve a imponerse por encima del de Bizkaia y Gipuzkoa.
Pero la crisis no se ha detectado sólo en el cambio de orientación de las preferencias de los inscritos en Etxebide, sino también en el número de las solicitudes de vivienda protegida, que ha decrecido sumando sólo 9.429 expedientes, al igual que en Gipuzkoa que se ha situado en 28.877. De hecho, las peticiones sólo han subido en Bizkaia, con 46.070 registrados.
Quizás sea esta nueva tendencia hacia el alquiler de vivienda la razón por la que la población demandante de vivienda protegida del Servicio Vasco de Vivienda se posiciona cada vez más a favor de la construcción de la mayoría de la vivienda protegida de alquiler a diferencia de años atrás, cuando la política de vivienda encontraba serios problemas para conseguir que los afortunados aceptaran esta fórmula. Otra de las consecuencias de la crisis, que dificulta el acceso de los demandantes a un crédito para comprar piso.