Vitoria. A estas alturas parece evidente que la formación es indispensable para acceder a un trabajo. El nivel de instrucción es, de hecho, una de las variables principales que explican las diferencias de género existentes en el mundo laboral. Las mujeres cada vez están más preparadas como da cuenta el hecho de que haya cada vez más chicas en la facultad. Sin embargo, no siempre la elección que hacen es la más correcta de cara a asegurarse su futuro.

Un estudio elaborado por Emakunde desvela un secreto a voces: que ellas tienden a concentrarse en las mismas carreras y estudios. Tanto si eligen cursar una FP como si van a la universidad, se decantan principalmente por las ramas sanitarias, las ciencias jurídicas y las humanidades, dejando para ellos posiblemente los estudios con más salidas profesionales, como pueden ser las distintas ingenierías.

Si bien la proporción de hombres y mujeres es igual en Infantil y Primaria, la segregación de alumnos comienza en Secundaria, cuando toca elegir las especialidades de Bachillerato o Formación Profesional. Esta presencia no igualitaria ya se aprecia en los ciclos formativos, estudios que por otra parte han demostrado ser de gran utilidad en una situación de crisis económica como la actual, con una tasa de inserción laboral que supera el 90% en según qué especialidades. Pues bien, las mujeres constituyen menos del 37,4% del alumnado matriculado en un grado medio, y el 42,2% del que cursa un grado superior.

En FP, de hecho, la influencia del rol genérico es evidente en la elección de las ramas, según apunta el Informe de cifras sobre la situación de mujeres y hombres en Euskadi 2011 elaborado por Emakunde. Así, en el curso 2009-2010 solamente una de las 25 ramas de FP de grado medio cumplían el principio de paridad en la composición de sus aulas: Comunicación, Imagen y Sonido. Los datos no difieren demasiado en el caso de la distribución del alumnado en grado superior. De las 25 ramas ofertadas, únicamente en cuatro había la misma proporción de chicos que de chicas, en concreto, en Hostelería y Turismo, Artes Gráficas, Comercio y Marketing y Química.

Los estudios universitarios tampoco son ajenos a esta especialización por género, aunque las diferencias son quizá menos marcadas. La elección de la carrera viene determinada en la mayoría de los casos por la opción de estudios realizados en Bachillerato, que se divide en tres ramas: Artes plásticas, Imagen y Diseño; Humanidades y Ciencias Sociales; y Ciencias y Tecnología . El principio de paridad sólo se cumple en esta última, mientras que en el resto la presencia de chicos es del 25 y el 35%, respectivamente.

universidad Dentro de los estudios ofertados en el ámbito universitario, es en los grados relacionados con las Ciencias de la Salud donde la presencia de mujeres resulta más destacable. El 79% de las nuevas matriculaciones corresponde a ellas, mientras que en Artes y Humanidades y en Ciencias Sociales y Jurídicas ocupan el 65 y el 66,% de las plazas, respectivamente. Así, las feminizaciones más destacables se dan en los grados de Estudios ingleses, Lenguas modernas, Enfermería, Biología, Asistencia en dirección, Educación Infantil y Trabajo Social. En Arquitectura e Ingeniería la proporción de alumnas está en el 25% y a pesar de que varias titulaciones se acercan al principio de paridad, todavía nueve de las 18 titulaciones están completamente masculinizadas con menos de dos alumnos por cada diez.

Las diplomaturas son, por su parte, los estudios más feminizados. Casi el 71% de los matriculados son mujeres, excepto en las Ingenierías técnicas, con una presencia femenina de sólo el 25%.