Vitoria. A las puertas de un nuevo Primero de Mayo, la mayoría sindical vasca ya ha decidido que saldrá a la calle por separado en esta jornada reivindicativa para los trabajadores. Tras varios años de la mano, los afiliados de ELA y LAB no ofrecerán una fotografía conjunta detrás de la misma pancarta. Ya no ocurrirá como el último Día del Trabajador, que ambas centrales celebraron de forma conjunta tras seis años sin hacerlo. Los sindicatos liderados por Adolfo Txiki Muñoz y Ainhoa Etxaide reclamarán en solitario cambios en la reforma laboral, y escenificarán las diferencias existentes donde antes había consensos. Una crisis en la relación que se extiende desde finales del año pasado, y que no ha sentado nada bien en el seno de la izquierda abertzale, a tenor de las reflexiones de este movimiento.

Según indica la antigua Batasuna en un documento interno del MLNV al que ha tenido acceso este periódico, y en el que se analiza la actualidad política de los primeros meses del año, "es difícil de entender" que ELA haya roto la unidad de acción sindical entre las plataformas abertzales. Un escenario del que la izquierda ilegalizada culpa a los que fueran socios de LAB. "Es lamentable la actitud que está mostrando ELA en el histórico momento que está viviendo Euskal Herria", advierte, antes de buscar el por qué de la ruptura de relaciones entre ambas centrales sindicales. Un escenario para el que la izquierda abertzale tiene respuesta y que, a su juicio, se aleja del que tiene en su mente la masa crítica de ELA. "Sabemos que buena parte de sus afiliados no están de acuerdo con algunas de las decisiones que han adoptado sus dirigentes", apunta la antigua Batasuna en el documento, donde aboga por aprovechar la actual coyuntura para eliminar el sistema capitalista y propiciar el trabajo conjunto entre los diferentes sindicatos.

Txiki Muñoz certificó las diferencias entre su sindicato y el de Ainhoa Etxaide el pasado mes de diciembre al denunciar la "subordinación" de LAB a Bildu en Gipuzkoa. La irrupción de la coalición soberanista en las instituciones, además de modificar el mapa político, también condicionó la relación entre los sindicatos abertzales. El secretario general de ELA consideró que sus socios no interpelaban a la Diputación liderada por Martín Garitano y a muchos ayuntamientos de Bildu -no solo de este herrialde- como a PNV, PSE o PP. "Bildu, como cualquier otro partido político, tiene que ser interpelado sin aceptar ningún tipo de subordinación", advirtió Muñoz.

Una acusación que para la izquierda abertzale no tiene ni pies ni cabeza y que esconde los verdaderos intereses que, a su juicio, tiene la dirección del mayor sindicato vasco. Según indica en los documentos en poder de este diario, la antigua Batasuna considera una "excusa" que LAB pueda ser menos beligerante con Bildu. "ELA ha criticado a todos los partidos, como si todos fuésemos iguales y jugásemos en las mismas condiciones", justifica. A juicio del sector político, ELA buscaría asegurar su hegemonía. "La prioridad de ELA es tener más afiliados, y no ha dudado en atender algunas de las reivindicaciones de la patronal", acusa la antigua Batasuna.

Aunque la izquierda ilegalizada espera que la decisión adoptada por la dirección liderada por Txiki Muñoz de poner tierra de por medio con LAB no sea definitiva, admite que, a día de hoy, es poco probable que ELA cambie de opinión: "La izquierda abertzale no quiere ser parte de la estrategia de ELA ni utilizarlo como un trampolín, y no vamos a romper los puentes de comunicación con su dirección, aunque han vertido demasiadas críticas basadas en mentiras". Hasta que rompieron su fluida relación, ELA y LAB habían convocado dos huelgas generales y elaborado manifiestos conjuntos en oposición a las reformas laborales aprobadas por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. Los recortes de Mariano Rajoy los han rechazado por separado.

LAB, que se encuentra preparando su VIII Congreso, previsto para los días 21 y 22 de junio en Barañain -hace cuatro años este cónclave sirvió para que Ainhoa Etxaide cogiera el testigo de Rafa Díez Usabiaga, encarcelado en la actualidad acusado de refundar Batasuna y cuya revisión de pena está en manos del Tribunal Supremo-, tiene una versión de lo ocurrido diametralmente opuesta a la de ELA. La central sindical que reúne bajo sus siglas a las bases de la izquierda abertzale, que tildó de "irresponsable" a Txiki Muñoz por airear las diferencias en los medios de comunicación, considera, tal como ha apuntado la propia Etxaide, que la "nueva realidad de Euskadi nos obliga a resituarnos". "Nuestras reivindicaciones no pueden ser posiciones para atraer trabajadores", reprochó en su momento a ELA la secretaria general de LAB.

Fin de ETA La izquierda abertzale también se muestra crítica con ELA ante los pasos que este sindicato no habría dado en pro de la resolución del conflicto. Aunque la central liderada por Txiki Muñoz se ha mostrado como un agente activo para tejer un escenario propicio para la pacificación, la antigua Batasuna le reprocha que no haya firmado el Acuerdo de Gernika, donde sí está LAB.

Un gesto que, a su juicio, esconde el miedo de ELA de perder la hegemonía una vez que ETA haya desaparecido y la realidad socio-política en Euskadi esté totalmente normalizada: "No solo ha rechazado suscribir el Acuerdo de Gernika, sino cualquier trabajo en común encaminado a la resolución del conflicto, porque tiene miedo de perder la hegemonía y relanzar a LAB, que es lo mismo que relanzar a la izquierda abertzale".