vitoria. Llegaba la primera reunión entre el lehendakari, Patxi López, y el nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en un momento especialmente significativo. Primero, por la distancia que el socialismo vasco -con el Ejecutivo autonómico a la cabeza- ha comenzado a marcar en materia económica respecto a los designios del Partido Popular. Y en este apartado, el último capítulo es nada más y nada menos que un recurso de inconstitucionalidad contra el decreto de recortes a los funcionarios en lo que respecta a la prohibición de las aportaciones a EPSV. Y segundo, por la constatación del pasado martes, tras la reunión entre el ministro y el consejero de Interior, de las diferentes visiones que ambas administraciones tienen respecto a cómo abordar la etapa abierta tras el anuncio del cese definitivo de la violencia por parte de ETA. Punto en el que en las últimas horas ha destacado la soledad del PP en su rechazo frontal a la Comisión Internacional de Verificación como paradigma de su rechazo a dar cualquier paso mientras ETA, simple y llanamente, no se disuelva.

Así las cosas, Patxi López se plantó en La Moncloa con el decálogo que propuso el pasado septiembre en el Pleno de Política General. Concretamente con dos de sus puntos, relativos a la flexibilización de la política penitenciaria y a una política individual de reinserción y a la legalización de las siglas de la izquierda abertzale. López quiso ver la botella medio llena, dijo en la rueda de prensa posterior a la reunión haber visto "al menos receptivo" a Rajoy respecto a sus propuestas. Aunque no es menos cierto que horas antes, tras el Consejo de Gobierno, la portavoz y ministra de la Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría, ya había acotado el terreno en la misma línea que lo hizo el titular de Interior, Jorge Fernández Díez, tras reunirse con Rodolfo Ares en Bilbao: "El Estado de derecho sigue vigente y que todas las leyes, incluida la legislación penitenciaria, deben aplicarse. No va a haber excepciones".

legalización En concreto, López propuso el "acercamiento paulatino" de presos, el tercer grado para los reclusos con enfermedades graves, siempre que sea de manera individual, sobre informes médicos y sin presiones, explicó. Dos medidas que a su juicio pueden favorecer la reinserción, objetivo en el que el lehendakari manifestó su voluntad de que el Gobierno Vasco se implique para ayudar a aquellos presos que rompan con la violencia, aunque evitó López concretar de qué modo: "Está todo en la ley".

El encuentro, de una hora escasa, podría definirse como más de forma que de fondo. Es decir, las discrepancias sobre los tempos entre ambos gobiernos es de sobra conocida -López se mostró convencido de que "antes o después" Rajoy acabará flexibilización la política penitenciaria-, pero el encuentro de ayer sirvió para escenificar la voluntad de ambos mandatarios de mantener en torno al fin de ETA una base común. De ahí por ejemplo la valoración que hacía el Palacio de La Moncloa -no hubo comparecencia ante la prensa por parte de Mariano Rajoy ni de ninguno de sus ministros-, subrayando la "cordialidad" de la entrevista y que ambos ejecutivos están de acuerdo "en lo fundamental". Eso sí, insistieron, el Gobierno no ha cambiado su posición sobre todo lo relativo a política penitenciaria. Y de ahí también el ejercicio que López dijo estar dispuesto a hacer de "pedagogía democrática" en torno a cuestiones como la reinserción.

El otro apartado de las demandas relativas al proceso de paz que planteó López fue el de la legalización de la izquierda abertzale, en este caso Sortu, todavía pendiente del visto bueno del Tribunal Constitucional. "Si toda la vida hemos estado pidiendo a ese mundo que abandone la violencia, que corte cualquier ligazón con la violencia y se integren en democracia, ¿por qué les ponemos los muros cuando empiezan a dar pasos?", se preguntó, señalando la "situación paradójica" de que la izquierda abertzale tenga a sus representantes en las instituciones y no cuente con un partido legal.

poca economía Eso en el ámbito político, porque en el económico, donde ambos gobiernos exhiben con menos tapujos sus discrepancias, no trascendió en la rueda de prensa que le dedicaran demasiado tiempo, pese a que Patxi López ha cargado duramente en los últimos tiempos contra medidas del Gobierno de Rajoy como la que ayer aprobaba el Consejo de Ministros relativa a la estabilidad presupuestaria y a la potestad del Estado para controlar los Presupuestos y el déficit de las comunidades autónomas, una medida que López interpretó como un ataque al autogobierno vasco. Ayer, el lehendakari trasladó que había pedido a Rajoy que solicite a la UE "flexibilidad" para cumplir el objetivo del déficit y evitar así "asfixiar" al país y "condenarlo" a la recesión, recordando que España lleva dos años aplicando "la misma receta" y "no hay más que ver los datos para saber de lo que nos ha servido".

La siguiente cita en la agenda de Mariano Rajoy relacionada con Euskadi llegará pronto, el próximo martes. Esta vez, el interolocutor será el presidente del Euzkadi Buru Batzar, Iñigo Urkullu, quien ayer avanzó en una entrevista en Telebilbao su intención de reclamar al presidente del Gobierno que tanto él como sus ministros actúen con "prudencia" cuando hagan declaraciones relativas a ETA o al autogobierno vasco. "Al ministro del Interior le pido que hile muy fino en las cosas que dice y cómo las dice, en cuanto pueda generar inquietud o alarma si realmente hay voluntad de cese definitivo de la acción armada por parte de ETA", dijo.