Vitoria. Quien gana en Álava, gana en Madrid. La frase lleva camino de convertirse en una máxima electoral por todas las veces que los políticos, sobre todo de PSOE y PP, la han utilizado en campaña. Las encuestas presagian un nuevo acierto, esta vez en favor del PP de Mariano Rajoy, pero a años luz de la contundencia que el éxito electoral de los populares obtendrá en el recuento global, también a tenor de los múltiples sondeos que han engordado las páginas políticas de los diarios a lo largo de los últimos quince días.
Los comicios celebrados hace ahora tres años arrojaron un escenario en el que los socialistas lograron dos escaños del Congreso de los Diputados y PP y PNV se repartieron las dos plazas restantes que la Junta Electoral reserva para este territorio. Partiendo de esta base, la principal variación con respecto a los resultados que se esperan para cuando los colegios electorales concluyan hoy sus respectivos recuentos reside en que los socialistas perderán uno de sus electos en favor de, y aquí viene el meollo de la cuestión, el doblete popular o la entrada en escena de la izquierda abertzale a través de la coalición Amaiur. Incluso, un repunte de última hora en las sacas de la nueva formación podría relegar al PNV a una cuarta plaza que no le aseguraría su presencia en el Congreso en nombre de Álava.
Todo esto y demás combinaciones conforman una suerte de cábalas que con mayor o menor argumentación son plausibles a la espera de conocer la decisión final de los alaveses. Para analizarlas es conveniente adentrarse en la situación que atraviesa cada partido y sus aspiraciones electorales.
La menor pérdida
La misión de Jáuregui
La política ha situado al ahora ministro Jáuregui ante mil coyunturas. Y no todas agradables. Afronta la difícil misión de achicar el agua en la nave socialista para asegurar los votos que garanticen el escaño alavés. Lejos queda el 40% del escrutinio alcanzado con el efecto Zapatero hace tres años, un resultado histórico que otorgó dos diputados por Álava al PSOE y que tuvo su extensión en el resto de Euskadi con un logro inalcanzado hasta entonces: la mitad de los 18 parlamentarios que se eligen en la CAV.
Sólo han pasado tres años, pero la crisis y su derivada en forma de desempleo han ensanchado una brecha con el electorado que relegará al PSOE alavés a un aislado respaldo de sus más fieles, un grupo, no obstante que garantizará la continuidad del ministro de la Presidencia en hemiciclo. Así lo refleja, al menos, el sondeo realizado por CIES para Grupo Noticias que este periódico publicó mediada la campaña electoral. La rebaja de 16 puntos en la intención de voto que recoge la formación socialista sólo tiene una conclusión positiva para este partido, que supera el aparente fondo que estas siglas tocaron en los comicios forales de mayo.
El punto fuerte de la oferta socialista es el dirigente elegido para liderarla. Ramón Jáuregui, además de contar con amplia experiencia, tanto en la política vasca como en la española y europea, afronta una nueva tentativa electoral con el respaldo del presidente saliente, José Luis Rodríguez Zapatero, y también del nuevo candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba.
El PP, a por el 'full''
Dos diputados y tres senadores
Lo demás no vale. El PP pretende que la corriente favorable que arrastrará a los votantes, papeleta conservadora en ristre, hasta los colegios electorales no pase de largo en Álava. Además, en este territorio aún conservan el eco de su victoria en los comicios municipales y forales, con lo que el escenario es a priori poco menos que inmejorable. Así las cosas, no es difícil entender que el líder territorial, Alfonso Alonso, no se conforme con cualquier resultado que no sea el full de dos diputados y tres senadores al que aspira. Aún así, la previsión actual sitúa lejos el segundo parlamentario. Para lograrlo existe una sola condición y dos vías para lograrlo. El PP debería duplicar los votos que lograse la cuarta fuerza, una alternativa que con los sondeos en la mano pasa por, o bien la plancha conservadora alcanza el 37% de los sufragios emitidos -nueve puntos más de la previsión y un porcentaje que sólo logró allá por el año 2000, en el segundo mandato de la era Aznar- o la formación que ocupe la cuarta posición en las preferencias alavesas -Amaiur, según la encuesta de CIES- debería sufrir un importante retroceso en el 18,9% de los sufragios que le otorga el estudio preliminar.
Al frente de la plancha popular, el exalcalde de Vitoria Alfonso Alonso garantiza con su presencia el respaldo sin fisuras de la militancia y busca arañar votos entre el electorado socialista y popular para engordar la saca. A su favor, el reconocimiento de la cúpula del partido que en su primera legislatura en Madrid le confió el puesto de portavoz adjunto en el Congreso de los Diputados. Además, su nombre suena con fuerza en las quinielas para formar el futuro Gabinete Rajoy.
EL PNV
La batalla abertzale
Emilio Olabarria encabeza de nuevo la lista jeltzale con la confianza de renovar el escaño que, en etapas diferentes, ha ocupado en las Cortes Generales a lo largo de las dos últimas décadas. Los sondeos así lo aseguran, aunque los rivales del PNV inciden en la posibilidad de que el efecto Bildu se propague en las elecciones generales y los jeltzales queden relegados a un cuarto puesto que les dejaría a las puertas de perder su único representante por Álava en Madrid.
Pero a tenor del sondeo de CIES esta posibilidad carece de argumentos matemáticos, o así era cuando la encuesta se completó sobre la base de 800 entrevistas durante la primera semana de noviembre. Según este estudio, el 19,3% de los votos que concede a las siglas nacionalistas incrementa en seis décimas los resultados alcanzados hace tres años. No obstante, y con los números al margen, conscientes de este peligro la familia jeltzale ha desdoblado en los mítines alaveses su potencial para reforzar con el presidente del partido, Iñigo Urkullu, y el candidato por Bizkaia y actual portavoz en el Congreso -y principal aspirante en las quinielas para encabezar el intento de recuperación de Ajuria Enea-, Josu Erkoreka, las posibilidades de la plancha alavesa.
Y es que la batalla por seguir siendo la primera fuerza abertzale en la Cámara Baja no tiene su principal campo de acción en Álava, donde es probable que ambas fuerzas empaten a un representante, pero sí es una plaza importante donde el principal reto de Sabin Etxea es limitar lo que se puede perder por encima de las ganancias a obtener.
En estas lides, Olabarria ofrece el aval de un político bregado en mil batallas y su experiencia de jurista. No en vano, el dirigente alavés ocupó durante cinco años plaza de vocal en el Consejo General del Poder Judicial.
La novedad
El debut de Amaiur
Bildu y Aralar superaron la cuota del 23% de los votos en las últimas elecciones forales. Ahora, en Amaiur, si repiten este respaldo lograrían situarse como tercera fuerza en el espectro político alavés y, lo que es más importante para sus intereses, abonarían la futura senda de la coalición abertzale en Madrid con un parlamentario más. La cita de hoy servirá para medir si los óptimos resultados que obtuvo Bildu hace apenas seis meses han quedado diluidos en ese fervor inicial o si mantiene la pegada electoral. Al frente de la lista, Iker Urbina es novato en estas lides, a pesar de que en las elecciones forales debutó en política inmerso en la plancha foral de ANV. No salió elegido.
En su trayectoria profesional, Urbina ha ejercido como abogado en los últimos once años, un periodo en el que prácticamente ha basado toda su actividad en la defensa de "presos políticos vascos" en la Audiencia Nacional, según relatan los servicios de comunicación de Amaiur.
Todos juntos, pero no revueltos, buscarán hoy su silla en el Congreso de los Diputados, aunque uno de ellos no lo logrará.