donostia. El PNV será la fuerza más votada en la CAV el próximo 20 de noviembre, pero deberá exhibir todo su músculo en Gipuzkoa o en Bizkaia para poder obtener cinco escaños y formar así grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados la próxima legislatura. Este es uno de los numerosos titulares que arroja la encuesta elaborada por CIES para GRUPO NOTICIAS, que augura una altísima participación (del 73%, frente al 64,9% de 2008), detecta un alto número de indecisos (280.000 vascos no sabrían hoy qué votar, o ni siquiera si van a hacerlo), augura un fuerte retroceso al PSE, no aprecia avances significativos en el PP (que quedaría relegado al cuarto lugar en la preferencia de los vascos) y atribuye cinco escaños a Amaiur, que obtendría así grupo parlamentario en Madrid y estaría en disposición de cuestionar a los socialistas la condición de segunda fuerza política en la CAV.

Con el 26,1% de los sufragios, el PNV volvería siete años después a ser la opción más votada en la CAV en unas elecciones generales, estatus que perdió en 2008. Entonces fue claramente superado por el PSE, que firmó los mejores resultados de su historia en la CAV. Hoy, la formación que preside Iñigo Urkullu ganaría con autoridad en Bizkaia (29,2% de los votos y dos o tres escaños) y obtendría un diputado más tanto en Gipuzkoa como en Araba, territorios en los que quedaría relegada a la tercera posición en número de sufragios. Siempre según CIES, el PNV contaría con opciones de sumar un segundo diputado en Gipuzkoa: se lo disputará al PSE en una batalla que se anuncia encarnizada, y un tercero en Bizkaia, que solo el PP parece en condiciones de disputarle. El asunto no es baladí para el PNV, ya que el tercer asiento vizcaino o el segundo guipuzcoano le permitiría sumar cinco escaños, requisito mínimo para la formación de grupo parlamentario propio en el Congreso, un estatus del que la formación nacionalista ha disfrutado a lo largo de las tres últimas décadas. Por eso, uno de los objetivos prioritarios identificados desde Sabin Etxea desde el mismo arranque de la campaña fue la obtención de 7.500 votos extra en Bizkaia que garanticen a los jeltzales ese valioso tercer escaño del territorio. En el mitin celebrado el pasado domingo en Donostia, Joseba Egibar llamó a la participación para amarrar los resultados de hace cuatro años, con dos diputados.

Si se cumpliese esta estimación, el PNV encadenaría tres victorias en los últimos comicios celebrados en Euskadi, tras las obtenidas en las autonómicas de 2009 y en las municipales y forales de este año. Un triunfo que renovaría su histórico liderazgo en la CAV y que marcaría tendencia de cara a la próxima cita electoral, las autonómicas, que se celebrarán en 2013 si López (o Basagoiti) no decide adelantarlas.

retroceso socialista Precisamente la última formación que ha derrotado al PNV en las urnas, el PSE, se perfila como gran derrotada el 20-N. El partido de Patxi López fue el indiscutible ganador de las generales de 2008 en la CAV, con un hoy impensable 38,8%, cifra histórica propiciada por la convergencia de varios factores: la ausencia de la izquierda abertzale, que llamó a su electorado a la abstención; el efecto Zapatero, entonces positivo y movilizador tras una primera legislatura previa a la crisis y edulcorada por el talante y las conquistas de corte social; y la ola de solidaridad y cercanía que en torno al PSE generó el asesinato del exconcejal Isaías Carrasco dos días antes de la jornada electoral.

Los socialistas encajarán el 20-N una sonora derrota al quedarse en el 24,4% del voto estimado, 14 puntos menos que hace tres años. En 2008, el PSE ganó en los tres territorios, pero hoy caería en Bizkaia (12 puntos), Gipuzkoa (15) y Araba (18), perdiendo su hegemonía en todos ellos. Aun así, y a la luz del descalabro que se le anuncia al PSOE en el conjunto del Estado, los socialistas vascos lograrían salvar los muebles en la CAV: resisten como segunda fuerza y superan al PP. Según CIES, la derrota del PSE se acercará más al desastre cuanto menor sea la participación. La desmovilización y la frialdad son generales entre el electorado socialista, circunstancia que se explicaría por la deficiente gestión que de la crisis ha protagonizado no ya solo Zapatero desde Madrid, también López desde Gasteiz. Los recortes en materia social que ambos han aplicado a su ideario, y el tremendo desgaste al que se ha visto sometido el Gobierno Vasco apenas consumida la mitad de la legislatura pesarían más en el electorado vasco que la "decisiva contribución" al final de la violencia de ETA que se atribuyen el PSE, el PSOE y los Gobiernos vasco y español desde que ETA anunciara el cese definitivo de la lucha armada.

Según CIES, el PSE obtendría un escaño en Araba (por los dos de 2008), dos en Bizkaia (frente a los cuatro que tenía) y dos más en Gipuzkoa. Solo el PNV estaría en disposición de disputarle ese segundo diputado guipuzcoano. La lucha por ese escaño se presenta cerrada, debido, entre otros factores, al alto grado de conocimiento y a la buena valoración que en ese territorio disfruta su cabeza de lista, Odón Elorza. No sería exagerado concluir que el exalcalde de Donostia puede salvar al aparato del PSE, del que tan distanciado está en materias sensibles como la pacificación, de una derrota mucho mayor.

amaiur, grupo propio Amaiur, la coalición que canalizará el regreso de la izquierda abertzale tradicional al Congreso de los Diputados once años después, reedita los excelentes resultados cosechados por Bildu en las municipales y forales de mayo, hasta el punto de que aspira a desalojar al PSE de la segunda posición en la CAV. Amaiur basa su efervescencia en dos pilares: su incontestable triunfo en Gipuzkoa (30,1% de los votos), donde obtiene dos de sus cinco diputados; y la fidelidad de su masa electoral, que según los datos recopilados por CIES sería la más joven y la que más definido tiene el sentido de su voto. Las buenas noticias le llegan a Amaiur en forma de grupo parlamentario, estatus que tendría garantizado a la luz de la encuesta de CIES. Además, la improbable pero hipotética pérdida de un escaño en la CAV podría ser enmendada por el diputado que todas las encuestas le atribuyen en Nafarroa. Por el contrario, sociólogos consultados apuntan al hecho de que la izquierda abertzale (entendida como tal la alianza tejida por la antigua Batasuna, Aralar y Alternatiba) vería cerrado el 20-N su ciclo expansivo. En otras palabras, que tocaría techo con el 23,9% que le augura el CIES. En las municipales de mayo, Bildu y Aralar, entonces por separado, recabaron el 28,4% de los votos.

Pese a que la previsible derrota socialista anticiparía lo contrario, tampoco el Partido Popular podrá echar cohetes el 20-N. Los populares vascos, según CIES, no son capaces ni de rentabilizar el efecto Zapatero, tan acentuado en el resto del Estado, ni de subirse al tsunami Rajoy, un candidato que no cala entre el electorado vasco. Así, el PP quedaría relegado a la condición de cuarta fuerza política vasca, con el 18,4% de los votos, cuatro décimas menos que en 2008. El efecto de los numerosos votos que el PP logrará pescar en el vasto y profundo caladero de desencantados del PSE se verá diluido por el efecto de la entrada en escena de Amaiur, que estrecha los porcentajes y encarece la obtención de escaños. Los populares vascos difícilmente ganarán representación el 20-N, toda vez que CIES le garantiza tres escaños (uno por territorio), mientras que un cuarto tendrían que arrebatárselo los discípulos de Rajoy al PNV, dónde y en su feudo, Bizkaia. Frente al empate técnico a cuatro que apuntan otros sondeos, la proyección de CIES deja al PP a más de 7 puntos del PNV.

Ninguna otra formación de cuantas concurren obtendrá representación parlamentaria. IU-Ezker Anitza-Los Verdes, que en 2008 compareció como EB-Berdeak, se queda en el 4,1% de los votos; y UPyD sube medio punto gracias a su repunte en Araba, pero apenas alcanzará el 1,5% de los apoyos.

mayoría nacionalista La reentrada de la izquierda abertzale histórica propiciará un vuelco en el sumatorio de fuerzas. Si en 2008 las fuerzas constitucionalistas (PSE, PP y UPyD) cosechaban un espectacular 58,6%, CIES les da hoy un 44,5%. Por el contrario, la suma nacionalista-abertzale alcanzará el 20-N un 50% en el conjunto de la CAV. El principal factor distorsionador de esta muestra lo localizan desde CIES en los 280.000 vascos (16% del electorado) que aún hoy se declaran indecisos. Muchos no saben si votarán; otros, no saben a quién.