Vitoria. Un mes. Este plazo es el que se fijó ayer el alcalde de Vitoria, Javier Maroto, para resolver el conflicto por la ubicación de la mezquita que un colectivo de pakistaníes quiere abrir en la calle Martín Olave de Zaramaga. Cabe recordar que los vecinos se oponen al templo pese a que los promotores disponen de la licencia de obras. "Un mes es el tiempo que se necesita para hablar con cada una de las partes y resolver el tema de forma pacífica", precisó Maroto.
El primer edil pide así un "tiempo razonable" para resolver esta polémica de la que no han faltado manifestaciones semanales entre los opositores de este centro religioso, pintadas con tintes neonazis en la fachada de la misma y hasta trozos de carne de cerdo, un animal prohibido en la dieta de los practicantes del Islam. Incluso hubo una propuesta para reubicar este lugar de culto en la calle Puerto de Barazar, que finalmente fue descartada por sus residentes durante la reunión que mantuvieron la semana pasada.
De hecho, hace escasas semanas, cuando Maroto anunció que la mezquita sólo tendrá la luz verde si existe el consenso vecinal suficiente, ya se vislumbraba que las prisas serían malas consejeras. Una prudencia que hará necesario que sea más de una y de dos las veces que se tengan que sentar a la mesa tanto promotores del centro, como asociaciones vecinales y el Ayuntamiento, en este caso Urbanismo.
Aunque el primer edil también quiso dejar claro que la discreción será la que impere para no revelar la fecha de estos encuentros y los acuerdos que salgan de ellas. "Serán siempre fuera de los micrófonos", aclaró Maroto, quien también recordó que pese a la polémica por el permiso para un nuevo centro en Vitoria, Bilbao ya va a por la cuarta, frente a Donostia, que no tiene ninguna. Uno de los aspectos que menos convence al regidor de la ciudad es la capacidad de 90 personas que tiene la lonja a la altura del número 4 de Martín Olave. Prueba de ello es que Maroto aseguró que en ningún caso quiere que la Policía Local vigile su aforo "como si de una discoteca se tratara".
La asociación de residentes Iparralde, en parte, comparte la idea de que el problema es la mala ubicación, ya que cuando convocó las protestas por su barrio manifestó que el rechazo al inmueble religioso sólo obedecía a que se pretendía localizar en una calle "demasiado estrecha", puesto que la oposición no se hacía por xenofobia.
"Sin fecha" Pese a las reticencias del popular por la apertura de este establecimiento de culto en este punto de la capital alavesa, que manifestó antes de llegar a la Alcaldía y que posteriormente tuvo que matizar por el revuelo causado, más las del colectivo Iparralde, los pakistaníes no han cambiado de idea. El letrado que les representa, Carmelo Pascual, afirma que la voluntad inicial no ha cambiado porque disponen de la licencia de obras para este inmueble. Aunque tampoco hay una fecha fijada para el inicio de estos trabajos ni se baraja un mes en concreto para ello, como así lo manifestó ayer a este diario.