Oslo. El autor confeso del doble atentado de Oslo, Anders Behring Breivik, quería que todo el mundo le viera, vestido de militar, comparecer ante el juez. Pero la Justicia noruega impidió el acceso a las cámaras de televisión y a los periodistas a la sesión de ayer. Poco después, su abogado y el propio juzgado dieron detalles de lo que allí ocurrió. Breivik mantiene el mismo discurso que dejó escrito en un manuscrito de 1.500 páginas: quería "castigar a la socialdemocracia por importar musulmanes". "El detenido aseguró que necesitaba perpetrar estos atentados para salvar a Noruega y a Europa occidental de los musulmanes y del marxismo cultural", aseguró una portavoz del juzgado de distrito de Oslo en una comparecencia ante los medios tras la comparecencia del detenido ante el juez instructor.

Breivik explicó que con su acción buscaba "limitar" las posibilidades futuras del Partido Laboral noruego de acceder al poder. "El acusado quería infligir el máximo daño posible al Partido Laborista. Ha declarado que el Partido Laborista ha debilitado al país y al pueblo y que debe pagar el precio de su traición. El objetivo de su operación no era matar tantas personas como fuera posible, sino enviar una señal inequívoca", señaló el juez instructor Kim Heger al término de la comparecencia de Breivik.

Lo que más sorprendió fue que a diferencia de su declaración ante la policía del domingo, en la que dijo haber actuado solo, en su primera comparecencia judicial aseguró tener "otras dos células" en su organización, un extremo que está investigando la policía noruega, con la ayuda de un agente de Scotland Yard. El sospechoso y único detenido hasta el momento en relación con el doble atentado reconoció ante el juez instructor haber colocado el coche bomba en el barrio gubernamental de Oslo y haber tiroteado, solo dos horas después aun grupo de jóvenes socialdemócratas en la isla de Utoya. En total fallecieron 76 personas, según un recuento a la baja anunciado ayer por la Policía (68 fallecieron en Utoya y 8 en Oslo).

"No culpable" A pesar de admitir ser el autor de ambas matanzas, Breivik se declaró "no culpable", tal y como estaba previsto. Y es que el autor confeso no siente culpa, ya que, en su mentalidad, considera que fue algo "necesario" y el desencadenante de su "revolución". Según su abogado, Geir Lippestad, el detenido pretendía "cambiar la sociedad" con los atentados y quería explicar públicamente sus motivos. Sin embargo, la audiencia fue a puerta cerrada, con lo que se vieron truncadas sus ansias de notoriedad.

Tras tomarle testimonio, el juez instructor decidió dictar prisión preventiva para Breivik. "A tenor de esa declaración y de las pruebas recabadas, esta Audiencia considera suficientemente probado que el acusado actuó con el propósito de sembrar el terror", declaró. Esta es la primera vez que se acusa a alguien en Noruega de terrorismo.

El ultraderechista e islamófobo permanecerá cuatro semanas en completo aislamiento -sin recibir cartas, visitas o conceder entrevistas-, hasta el 22 de agosto, y al menos otras cuatro semanas en prisión preventiva, hasta el 26 de septiembre. La fiscalía tiene la opción, no obstante, de solicitar la extensión de este período de prisión provisional para poder proseguir con la investigación, explicó la portavoz del juzgado de distrito de Oslo.

Plan detallado Lo que se va sabiendo del detenido indica que estuvo preparando los atentados durante nueve años. Para ellos, recientemente se había retirado a su granja ecológica de Rena, en el norte de Oslo, y había comprado seis toneladas de abono químico. Pese a que en un principio la Policía reconoció que Breivik no estaba en su "radar", a pesar de ser un habitual en foros islamófobos y ultraderechistas, los servicios secretos noruegos confirmaron ayer que el autor confeso del doble atentado estuvo bajo su vigilancia el pasado marzo por la compra de los productos químicos con los que, al parecer, fabricó la bomba que estalló en el complejo gubernamental de la capital. Breivik colocó el pasado viernes una bomba de 500 kilos en Oslo, cuya detonación provocó la muerte de ocho personas, en un intento de distraer la atención y perpetrar la matanza en el campamento de verano de las juventudes socialdemócratas. Al parecer, según su abogado, Breivik tenía previsto atentar contra la ex primera ministra laborista Gro Harlem Brundtland, que ese día visitaba la isla de Utoya, pero se marchó antes de que él llegara.

explosivos Medios polacos afirmaron ayer que la fiscalía de Wroclav (Polonia) detuvo el pasado domingo a un suministrador de productos químicos de esa ciudad en relación con el doble atentado. Aunque la Fiscalía polaca desmintió posteriormente que hubiera efectuado tal detención. En el manifiesto de 1.500 páginas que Breivik colgó en Internet poco antes de los atentados afirmaba que había adquirido productos químicos por Internet para fabricar bombas. Las autoridades tratan ahora de reconstruir los últimos meses de este hombre, en apariencia educado, culto e inofensivo, que ha sembrado el terror en Noruega por sus delirios islamófobos. Para ello, el Ministerio de Defensa noruego ha enviado a Rena a sus expertos en explosivos.

La elaboración de la bomba Breivik construyó allí la bomba que hizo saltar por los aires el distrito gubernamental de Oslo. Era el lugar perfecto para la fase final de su plan. Un lugar alejado donde poder experimentar sus macabras ideas. De hecho, en su manifiesto de 1.500 páginas, una especie de diario escrito durante los últimos meses y terminado el mismo día de los atentados, habla de un decisivo experimento con explosivos en un bosque de la región que había salido bien. Estaba fechado el 13 de junio.

La Policía investiga también cómo pudo conseguir todo el arsenal que utilizó en su particular caza en el campamento juvenil sin levantar sospechas. Y es que, al parecer, el autor confeso de los atentados usó un tipo de munición especial, prohibida en las guerras, para causar la mayor matanza posible en su ataque al campamento juvenil, según un médico que ha atendido a las víctimas. El cirujano jefe del hospital Ringerike, Colin Poole, ha asegurado que el agresor empleó las denominadas balas expansivas o dum-dum, que tienen los extremos huecos para que el núcleo se fragmente en el impacto. Mientras, los noruegos seguían ayer conmocionados por las masacres de Oslo y Utoya. Unas 100.000 personas salieron a las calles de la capital con rosas en la mano para rendir un nuevo homenaje a las víctimas.