Durante el proceso de investigación del presunto espionaje, el juez Roberto Ramos solicitó a la Ertzaintza que peinase las bases de datos del cuerpo para comprobar si alguno de los nombres o las informaciones que aparecían en las fichas de Aitor Telleria podía haber salido de los archivos de la propia Policía, si figuraban en ellos o podían haber sido borrados. La respuesta fue negativa. Si bien es cierto que dos de los seis documentos están redactados en mayúsculas, como es costumbre en las fichas policiales, no hay en principio ningún otro indicio de que la información haya podido salir de una base de datos de la Ertzaintza. Sin embargo, el 18 de febrero el juez ordenó investigar a la propia Policía autónoma tras conocer que se le pudo ocultar información relevante sobre la causa mientras completaba la instrucción. Rápidamente, el Departamento de Interior salió en defensa de sus agentes, se ofreció a continuar con las investigaciones internas que hasta la fecha ha llevado a cabo, y recordó que fue la propia Policía la que entregó al juez el disco duro de Telleria. La nueva vuelta de tuerca al caso Miñano lo hace saltar a los juzgados de Bilbao, competentes a la hora de investigar en la comisaría de Erandio..
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