MADRID. Durante el juicio, que ha quedado visto para sentencia, el procesado, Juan Madariaga Elorriaga, ha asegurado no acordarse de los hechos, que se produjeron el 24 de agosto pasado, alegando que se encontraba "borracho" después de haber ingerido "cinco vinos, una botella de vino comiendo, un orujo, dos gin tonics y cinco cervezas". "Luego mi cuñado me contó que habíamos estado vacilando a la Ertzaintza", ha agregado.
El hombre, vecino de Mungia (Vizcaya), ha explicado al tribunal que, si llamó "zipayos" y "txakurras" a los miembros de la policía autónoma vasca y profirió gritos como "Pim, pam, pum", "ETA mátalos" y "Gora ETA militarra", no lo hizo "conscientemente". "Tengo amigos ertzainas y estoy bastante en contra de todo ese tema", ha dicho.
TIRO CERVEZA A UN AGENTE La coartada de la elevada ingesta de alcohol esgrimida por el acusado ha sido rebatida por tres ertzainas que han comparecido durante la vista oral, que han asegurado que no detuvieron al individuo porque les "enseñara el culo" sino porque profirió "claramente" los gritos de apoyo a ETA y mantuvo una "actitud totalmente chulesca" con los agentes, a uno de los cuales roció con cerveza tras preguntarle "si tenía sed".
"Yo no aprecié que fuera embriagado, lo que ví es que estaba desañilado, que tenía la ropa un tanto socia y que olía a no haberse lavado", ha indicado uno de los agentes que trasladó al acusado a un centro de salud, donde fue atendido de una contusión en un ojo que habría sufrido durante un forcejeo previo a su detención. Sin embargo, Madariaga no quiso denunciar a los agentes porque, según ha reconocido, estaba "avergonzado" de lo que había hecho.
La facultativa del Servicio Vasco de Salud que atendió al hombre ha asegurado "al 99 por ciento" que se encontraba "perjudicado" por haber consumido alcohol, aunque ha añadido que "razonaba dentro de un desorden". No obstante, no hizo constar esta circunstancia en su informe porque sólo se suele hacer, según ha explicado, en casos en los que se roza la "intoxicación etílica". "Si vienen un poquito ebrios no se registran", ha detallado.
"LE HIZO UN CALVO PORQUE IBA 'PASAO'" Ante el tribunal también ha comparecido el cuñado del acusado, que ha admitido que los dos iban "bastante 'pasaos'" y que, tras unirse al resto de manifestantes, hicieron "burla" a los ertzainas. "Le hizo un calvo y se bajó los pantalones, pero 'ETA mátalos' no lo dijo", ha señalado antes de manifestar que el estado de embriaguez de su compañero "se notaba a la legua por cómo hablaba y cómo andaba".
A partir de todos estos testimonios, el fiscal Marcelo de Azcárraga ha elevado a definitiva su petición de 18 meses de cárcel para el acusado por un delito de enaltecimiento del terrorismo. A su juicio, durante la vista ha quedado "acreditado" que el acusado mantuvo "una constante y absoluta falta de respeto" hacia los agentes, "humilló a las víctimas con consignas propias de ETA y exaltó a la banda". "Su estrategia de ocultar la cabeza debajo del ala no es sino un síntoma de su culpabilidad", ha afirmado.
"NO METABOLIZO EL ALCOHOL" El abogado defensor, sin embargo, ha sostenido que su cliente pudo cometer "una falta de respeto" a los ertzainas, a los que ha considerado "absolutamente contaminados", pero en ningún caso trató de enaltecer a ETA o humillar a las víctimas. "El hecho de bajarse los pantalones y enseñar las posaderas a la fuerza actuante impide la fuga y una persona que quiere delinquir no vuelve para derramar un vaso de cerveza en el uniforme de un policía", ha argumentado.
Tras expresar su convencimiento de que el acusado se encontraba "ebrio" porque el tribunal no puede estar "seguro de que hubiera metabolizado completamente el alcohol", ha indicado que situaciones "asombrosas y deleznables" de insultos a miembros de las fuerzas de seguridad se proceden todos los fines de semana en "las gradas de ultras". "Los de Herri Norte, en San Mamés, profieren en todos los partidos estas expresiones y no es lógico abrir una causa general", ha sostenido.
A pesar de su habitual vehemencia, el presidente del tribunal, Alfonso Guevara, ha permitido todos los testimonios que se han realizado durante el juicio y sólo ha tomado la palabra una vez para reprender a uno de los agentes que insistió en repetir un argumento. "Si grito, me critican; y si hablo normal, no me hacen caso", se ha lamentado el juez.