el consejero de Sanidad, Rafael Bengoa, presentó el pasado 9 de junio las líneas maestras de un documento que, bajo el epígrafe Plan de Mejora y Contención del Gasto de las Organizaciones, nacía como fórmula ineludible para garantizar la sostenibilidad de Osakidetza durante los próximos años. Bengoa, de hecho, desligó aquel día en repetidas ocasiones este proyecto de la negra coyuntura económica y recurrió a los datos para justificar su oportunidad. Con los incrementos presupuestarios que su departamento había protagonizado hasta 2009, año en que se produjo el cambio de Gobierno, el consejero afirmó que "incluso sin crisis, la Sanidad acabaría usando el 50% del presupuesto total de Euskadi en un plazo de 15 ó 17 años". Aunque Sanidad no ha hecho público el ahorro previsto que logrará como consecuencia de su implantación, sí pretende reducir los aumentos anuales de sus Cuentas del 7,6% que se daba hasta el final de la anterior legislatura a niveles cercanos al 1,5%.
De aquella cita en el Parlamento de Gasteiz, donde Bengoa resaltó la progresiva implantación de 73 medidas concretas para remar en esta senda de la contención, una iniciativa destacó sobre todas las demás: La sustitución de cuatro fármacos de marca por sus equivalentes genéricos en las prescripciones, que derivó en una agria polémica con la industria farmacéutica. Numerosos agentes, incluidas voces sindicales beligerantes con su gestión, defendieron a Sanidad por dar un paso al frente en la generalización de los genéricos en Osakidetza. No obstante, del análisis más pormenorizado del plan -en aquella comparecencia se pasó de puntillas por la mayoría de sus medidas- ha surgido una corriente muy crítica que no sólo involucra a las centrales sino a numerosos trabajadores individuales que no han dudado en responder en sucesivas protestas a lo que entienden como una continuada política de recortes.
DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA analiza en estas líneas los aspectos más controvertidos del Plan de Mejora y Contención del Gasto en las Organizaciones, cuyo plazo de aplicación ha quedado definido en tres o cuatro años. Sus medidas son generalizables a todas las organizaciones, tal y como destaca en sus conclusiones, y recoge tres ámbitos concretos en los que se pondrán en marcha: El área asistencial, los recursos humanos y la gestión económica.
En la presentación del informe, el equipo de Rafael Bengoa remarca que éste se ha realizado "a partir de las propuestas que los centros y organizaciones de Osakidetza" han realizado con el objeto de contener el gasto, una participación que los sindicatos no han tardado en discutir. ELA, mayoritario en la mesa sectorial sanitaria, denuncia que el plan "ha sido elaborado y puesto en marcha sin consenso ni control sindical ni profesional, por lo que afectará muy especialmente al personal de Osakidetza". Algunas de sus medidas ya han sido aplicadas, lo que a juicio de la central nacionalista "explica la actitud reacia de la dirección a cualquier negociación en mesa sectorial sobre las condiciones de trabajo del personal".
área asistencial
Concentración de servicios y contratos temporales
Este bloque, el más extenso del plan, engloba sus propuestas en seis apartados diferentes. Sanidad apuesta, dentro de las medidas organizativas más importantes, eliminar las guardias hospitalarias localizadas en diferentes servicios, suprimir los refuerzos localizados para las guardias de presencia física o implantar guardias comunes para distintos centros. El Sindicato Médico de Euskadi (SME), en una carta dirigida a sus afiliados muy crítica con el plan, acusa a Sanidad de "no atreverse a darles el nombre, mucho más correcto, de guardias paseantes" a estas últimas. En el caso de la Nefrología, la guardia de presencia física se reduciría de 12 a siete horas.
Otros aspectos que recoge el plan en este ámbito son la revisión de cumplimientos de jornada por parte de los trabajadores, potenciar los refuerzos por horas en lugar de los contratos completos en algunos casos, contratar a tiempo parcial según la necesidad, revisar los cierres para tratar de minimizar las sustituciones y valorar la reducción a dos periodos para coger vacaciones, por quincenas. "En atención primaria meten la tijera, sin tapujos, en suprimir contratos estables y pasar a los viejos tiempos de contratos puntuales, por horas. A los fijos también les cae su ración al revisarse sus ampliagendas y amplihorarios", censura con dureza el SME. Sanidad también contempla cerrar unidades comarcales de servicios especiales, como la cirugía menor o la retinografía, durante los periodos vacacionales.
Dentro de las alternativas de servicio, Sanidad apuesta por fomentar las consultas de alta resolución, evitar las consultas sucesivas implantando consultas telefónicas, asignar nuevas funciones a la enfermería e introducir tratamientos sustitutivos menos costosos, como la Dermatología PUVA en lugar de tratamientos con fármacos Anti-TNF. Llama también la atención la idea de trasladar el programa de rehabilitación extrahospitalaria a los polideportivos mediante convenios con los ayuntamientos. Sanidad, además, pretende crear un vademécum cerrado para todos los niveles asistenciales, la lista de fármacos agrupados según su clasificación terapéutica.
La implantación de nuevas tecnologías como el call center unificado para dar citas del hospital redundará "en una disminución de las necesidades del personal de admisión", admite el equipo de Rafael Bengoa; en cuanto al sistema de reconocimiento de voz para elaborar determinados informes, también se disminuirán las necesidades de personal administrativo.
En el apartado relativo a las sinergias entre organizaciones, Sanidad aboga por mejorar la información clínica para evitar contactos innecesarios con el hospital y prescribir directamente desde primaria algunas pruebas para evitar consultas de especialistas. "Realizar las pruebas diagnósticas sólo por estricta necesidad médica es un loable propósito, que todos compartimos, pero este objetivo es mucho más peliagudo de lo que imaginan quienes sólo ven la realidad desde un despacho y no tienen que ir nunca a un juzgado", advierte el SME.
recursos humanos
Control del absentismo
El segundo gran bloque de medidas se refiere a las posibilidades de ahorro en la gestión del personal, sobre todo el de carácter no estructural. Sanidad, que no es ajena al malestar que sus iniciativas puedan generar entre la plantilla, reconoce que es "necesario tener en cuenta que algunas de ellas pueden ir en detrimento de la libre disposición de los días libres o de algunos derechos del personal y conllevar una disminución en la satisfacción el trabajador".
El control del absentismo surge como uno de los principales caballos de batalla para el departamento. De esta forma, el informe aconseja elaborar un protocolo de seguimiento de la incapacidad temporal, dando potestad a los mandos para actuar de forma más proactiva, reducir las sustituciones por motivo de incapacidad temporal y vincular los tiempos de baja con el desarrollo de la carrera profesional, uno de los pluses que cobran los trabajadores.
La formación de la plantilla también cuenta con un epígrafe específico en el documento, bajo la premisa de que debe llevarse a cabo según las necesidades del servicio y con un límite dentro de las jornadas laborales. Así, Sanidad pretende disminuir la dotación de la Comisión de formación y no sustituir en sus puestos a los profesionales que asistan a cursos. Además, apunta que "se valoraría positivamente la desaparición de la puntuación adicional corporativa en el desarrollo de la carrera profesional, así como no cobrar según cartelera en periodos de baja".
gestión económica
Aplazar obras y proyectos que impliquen coste
Al margen de un mayor control en la contratación de servicios, la mejora en la gestión de los almacenes y los residuos o medidas concretas como la externalización de la lavandería de Álava en Indesa, la empresa foral que emplea a discapacitados, dentro del área de gestión económica la palabra "aplazar" aparece por cuadruplicado: Sanidad, para lograr sus objetivos, apuesta en el próximo trienio por aplazar obras, proyectos que impliquen coste, nuevos servicios que impliquen coste y contratos de personal. "Las medidas de ahorro en Osakidetza nos traen recortes organizativos, de personal y de prestaciones", sintetiza el sindicato ELA. El Sindicato Médico se muestra, si cabe, más tajante: "Después de todo esto, sería más honrado por parte de Osakidetza decir la verdad sin disimulos y admitir que las penurias económicas les lleva a recortar servicios, que la satisfacción en el trabajo y la motivación del personal se van a resentir y que, en fin, va a disminuir la calidad asistencial". Aunque la conflictividad laboral todavía no ha alcanzado niveles destacables, no sería extraño que en los próximos meses las aguas comiencen a bajar muy revueltas en Osakidetza.