Vitoria. Se acercan las elecciones forales y municipales en el horizonte más inmediato, y un poco más allá unos comicios generales que harán saltar por los aires el actual juego de mayorías en la política estatal, en la que el PNV puede jugar un papel crucial. Por ello, su presidente, Iñigo Urkullu, pero sobre todo el PP de Mariano Rajoy llevan meses preparando un escenario de normalización de relaciones en el que poder resituarse ante un eventual cambio de Gobierno, especialmente un Rajoy que trabaja con la hipótesis de necesitar apoyos externos para lograr el asalto definitivo a Moncloa, ya sea mirando a CiU o al PNV.

Se ha pasado a una nueva etapa y ha caído el telón de acero entre ambas formaciones. Ahora el entendimiento parece posible, aunque sea de manera puntual, y también vendible ante la opinión pública, y por eso a los jeltzales les irrita el nuevo discurso del presidente de los populares vascos -sobre un PNV con el que se reunió hace apenas hace dos meses en un clima de cordialidad-, con el que el PP vasco llama a Rajoy a socavar la privilegiada posición de influencia de la que gozan actualmente los jeltzales en el Congreso.

Antonio Basagoiti ha pedido a Mariano Rajoy que respalde los Presupuestos de Zapatero, hipótesis que haría perder al PNV la innegable capacidad de influencia que le dan sus seis escaños en el Congreso de los Diputados. Un imposible. Zapatero está en el momento de mayor debilidad de sus seis años de Gobierno y Rajoy espera el golpe de gracia, nada más lejos de facilitarle las cosas. Incluso hace un mes, coincidiendo con su encuentro con Urkullu, dirigentes populares alimentaron las especulaciones sobre una hipotética moción de censura respecto a la que Urkullu desmarcó a su partido.

Pensar en la posibilidad de que Rajoy le regale un año de comodidad a Zapatero a sólo dos de las generales únicamente para beneficiar al cambio en Euskadi es una quimera. Lo que sí puede conseguir Basagoiti con esa postura, advirtió ayer Urkullu, es que Rajoy se encuentre solo tras las elecciones de 2012, aunque se den las condiciones, ésas que ahora se están sembrando, para lograr vías de comunicación y entendimiento entre ambos partidos.

Basagoiti lanzó un órdago con no muy buenas cartas, y Urkullu le avisa ahora de que puede perjudicar seriamente los intereses de su partido en España. La baza del PNV en Madrid, al igual que la de CiU, casi siempre es buena, y en un momento dado se puede ceder a unos o a otros, en función de los condicionantes que se den en 2012. "Si hemos intentado normalizar una relación con el PP español, como partidos, que no existía desde hace doce años, era porque entendíamos que el PP vasco había iniciado un camino de normalidad entre con el PNV. Pero estamos viendo en el último mes unas declaraciones por parte de Basagoiti, que no sé si realmente quieren tener una relación normalizada con el PNV", constató el presidente jeltzale.

Para el presidente del EBB, el hecho de que Basagoiti pida "un gran pacto presupuestario, sólo con el objetivo de que no sea el PNV el que pueda negociar con el Gobierno Zapatero, choca con la voluntad" del PP español y pone de manifiesto su "incongruencia e incoherencia". Urkullu afirmó que el PP vasco "no puede abstraerse de la responsabilidad" de que Patxi López sea lehendakari, "por mucho que no esté presente" en el Ejecutivo de Lakua.

Al PNV también le "llama la atención" el posicionamiento de Basagoiti por cuanto el pacto entre PP y PSOE en el Congreso se antoja imposible. En España no ocurre como en otros países de la UE, "donde Gobierno y oposición son capaces de ponerse de acuerdo en las reformas". Así, pidió que "no se nos cortocircuite con este tipo de planteamientos".

"tajada partidista" La respuesta desde las filas populares a la advertencia del PNV llegó de forma casi inmediata, por boca de la parlamentaria Laura Garrido, quien acusó a Urkullu de "intentar sacar tajada partidista de la debilidad de Zapatero". Según Garrido, el PNV se ha entregado al "chantaje permanente" aprovechándose de "un Gobierno agónico" y sin pensar en "los intereses generales de los vascos". Garrido afirmó que, si el PNV velara por la ciudadanía vasca "no habría apoyado una subida del IVA, que tiene un efecto directo en el País Vasco".

La parlamentaria del PP denunció que los jeltzales se han plantado ante Zapatero con "exigencias soberanistas, aquellas exigencias que vinieron enumeradas, que eran exigencias del PNV más radical".