MADRID. El portavoz de la Guardia Civil, Angel Blanco, ha concretado que los animales son "galgos en mal estado", ya que se encontraban en una finca que no estaba preparada para la cría de los animales. Aunque no estaban hacinados, puesto que "tenían superficie de sobra", los animales estaban mezclados sin tener en cuenta su sexo, no tenían agua fresca a su alcance de manera constante, y convivían en suelo de tierra lo que provocaba que se acumularan sus deyecciones.
Además, el dueño carecía de núcleo zoológico, a pesar de tener más de seis animales, por lo que evitaba la "revisión de veterinarios de la Comunidad".
En vista a todas estas incidencias, se decidió el traslado de los perros a un centro de acogida, a donde fueron transportados con la colaboración de personal veterinario de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de Parla.
Aunque en este caso no se ha podido comprobar ningún cargo que conllevase "venta ilegal", Blanco ha apuntado que los galgos suelen utilizarse para actividades que mueven dinero a través de apuestas como las peleas o la caza de competición, típica de Castilla-La Mancha y el sur de Madrid.
Para evitar ser detectados, --este 'mundillo' es muy cerrado y evita que sus animales pasen inspecciones o revisiones oficiales--, acuden a particulares. Precisamente, en este caso, se le han imputado al dueño un delito de intrusismo, puesto que había "vacunado a los animales de manera ilegal" y había falsificado la documentación, ha asegurado Blanco.
"No ponen anuncios en Internet o periódicos, aunque existan --la venta ilegal de galgos--, son difíciles de encontrar", ha precisado, a la vez que comentó que, una vez el dueño acondicione el lugar, se le devolverán los animales.