ROMA. El Papa Benedicto XVI calificó este domingo de "sorprendente y deplorable" el registro por parte de las autoridades judiciales belgas de la sede del arzobispado de Malinas-Bruselas en relación con una investigación sobre casos de pederastia.
"Espero que la justicia siga su curso garantizando los derechos de los individuos e instituciones, respetando los derechos de las víctimas (y) reconociendo a quienes colaboren", afirmó el Santo Padre en una misiva remitida al presidente de la Conferencia Episcopal belga, el arzobispo André-Joseph Léonard.
El pasado viernes el secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, monseñor Dominique Mamberti, convocó al embajador de Bélgica ante la Santa Sede, Charles Ghislain, para protestar por el incidente.
La Secretaría de Estado del Vaticano expresó "vivo estupor" por "las modalidades" en que fue realizado el registro, así como su "indignación" por el hecho de que "hayan sido incluso violadas las tumbas de los cardenales Jozef-Ernest Van Roey y Léon-Joseph Suenens, difuntos arzobispos de Maline-Bruselas".
"A la consternación por tales acciones, se añade el pesar por algunas infracciones de la confidencialidad, a la que tienen derecho precisamente las víctimas por las cuales se han llevado a cabo estos registros", agregó el Vaticano en alusión al secuestro de algunos documentos internos del arzobispado belga.
La Policía registró la sede de la Iglesia católica belga en Malinas, localidad flamenca situada al norte de Bruselas, en el marco de la investiación abierta tras las denuncias de abusos sexuales a menores por parte de miembros del clero.
El portavoz de la Fiscalía de Bruselas explicó que los investigadores buscan documentos o pruebas que puedan confirmar las declaraciones recogidas en un reciente sumario abierto por el Ministerio Fiscal, pero su portavoz se negó a aportar datos sobre la identidad del autor o autores de las declaraciones que incriminan a miembros de la Iglesia. Tampoco quiso precisar quién está en el punto de mira del expediente.
Además, los agentes procedieron a inspeccionar la llamada comisión Adriaenssens, encargada de investigar las quejas por abusos sexuales cometidos por eclesiásticos.