vitoria. Las diferencias en el seno del PSE sobre la gestión de los movimientos de la izquierda abertzale para regresar a la vida política, renegando de la tutela de ETA, han estallado finalmente tras muchos meses soterradas, y lo han hecho en el lugar donde más eco podían encontrar; en el Parlamento. El presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, lanzó ayer un órdago al lehendakari aireando en varios medios su posición, favorable a la derogación de la Ley de Partidos, el mismo día en que Patxi López tenía que responder al PNV sobre su postura con respecto a la pacificación. Sus cartas eran el apoyo de toda la Cámara, salvo el PP y UPyD, y la propia exposición pública de las diferencias entre socialistas.

López aceptó el desafío, devolvió el órdago con un puñetazo encima de la mesa y confirmó lo que Eguiguren pareció querer evidenciar, que en el PSE existe una brecha ante el escenario que puede abrirse tras el verano. "En mi condición de lehendakari soy yo quien lidera, en este Gobierno, todas las políticas, y también la lucha contra el terrorismo en todos sus frentes", afirmó el secretario general del PSE en respuesta a Egibar y a Eguiguren. "En este asunto hay principios muy claros a los que no voy a renunciar, y me voy a mantener firme en su defensa. Otros tienen valoraciones y opiniones personales que aparecen en los periódicos y que no comparto, pero yo creo que en este asunto hay principios que deben de ser inamovibles", espetó al líder jeltzale y al presidente del PSE, que sentado un escaño más arriba del que ocupa López asistía al Pleno con expresión inescrutable.

Y la receta para materializar la postura del lehendakari, "del Gobierno Vasco y del Partido Socialista de Euskadi" no es otra que la que repiten el ministro Rubalcaba y el consejero Ares cada vez que tienen ocasión: presión policial, presión judicial, presión internacional, y un paso más en la exigencia histórica a la izquierda abertzale: "No esperamos declaraciones, sino hechos, y mientras no los haya que no busquen resquicios para colarse en las instituciones porque están cerrados".

Así, quizá molesto por la forma en que Eguiguren le ha obligado a posicionarse, quizá forzado por un PP que ayer tardó menos de una hora en recordar a López que si reside en Ajuria Enea es gracias a Basagoiti, el lehendakari adoptó la posición más dura ante el escenario que parece va a abrirse en breve. Lo cual, por cierto, le ubica en uno de los dos sectores en que, según confirman fuentes del socialismo vasco, se está dividiendo el partido ante el paso que intenta dar la izquierda abertzale.

La versión oficial hasta la fecha ha sido la de la tolerancia cero, y Eguiguren era el único que, desde la autoridad de ser el batasunólogo del PSE, como le denominaron en cierta ocasión los jeltzales, se atrevía a hablar con optimismo del proceso en marcha. En ese sentido, el presidente del partido está solo de cara a la opinión pública, pero no lo está tanto puertas adentro.

Y tampoco lo está en el Parlamento. Para empezar, el desarrollo de los acontecimientos de ayer no parecía muy espontáneo. El PNV sondeó al lehendakari sobre pacificación, una pregunta registrada hace días en la Cámara, pero que venía al pelo. Joseba Egibar salió a la tribuna para pedir a López flexibilidad, y para apoyar a Eguiguren en su apuesta por derogar la Ley de Partidos. Egibar mantiene que se legisló por "impulsos políticos" ante un determinado escenario político, y lo que ha hecho el presidente del PSE es "advertir", según el jeltzale, de que ese escenario ha cambiado. El PNV ve superada la violencia, o eso espera al menos, y por lo tanto toca hablar de "un problema político cuyas soluciones son plurales", aunque antes hay que buscar un "final dialogado y ordenado" a ETA.

En la misma línea se manifestó Aralar, cuya portavoz, Aintzane Ezenarro, pidió que se solvente el problema de las víctimas y los presos, e incidió también en que la Ley de Partidos se utilizó con fines políticos.

El portavoz de EA, Jesus Mari Larrazabal, se saltó el orden del día y aprovechó su última intervención en el Parlamento, pues deja el escaño por cuestiones de salud, para pedir a López que sea pragmático y facilite el escenario que permita a la izquierda abertzale desmarcarse de ETA. "En Eusko Alkartasuna sabemos de lo que estamos hablando", enfatizó después en la sala de prensa de la Cámara. Si Gorka Maneiro, portavoz de UPyD, afirmaba que cualquier cambio legislativo "es dar alas a Batasuna y a ETA", para el líder de EB, Mikel Arana, la posición del lehendakari no tiene más lectura que la salvaguarda del acuerdo de bases que mantiene con el PP.

Ciertamente, los populares tienen mucho que decir en esta cuestión. La dureza de las palabras de López no fue suficiente para el secretario general del partido en Euskadi, Iñaki Oyarzábal, que pidió una desautorización expresa y denunció el "doble juego" del PSE. "Nosotros prestamos apoyo a López para combatir a ETA en todos los ámbitos, y por eso exigimos hechos", advirtió.

Desde el ámbito social, Lokarri respaldó ayer la "acertada" reflexión de Eguiguren, pues "una actitud pasiva no contribuye a que la apuesta por las vías políticas y democráticas sea irreversible".