madrid. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunió ayer a la tarde en el Palacio de la Moncloa con los tres integrantes de la troika ministerial (comisión gubernamental) que ha de lograr el pacto de Estado contra la crisis que el presidente prometió el miércoles en el Congreso. José Blanco (Fomento), Miguel Sebastián (Industria) y Elena Salgado (Economía), tienen dos meses para lograrlo y ayer recibieron de Zapatero las coordenadas del texto que han de presentar a los partidos: la prioridad del pacto ha de ser la creación de empleo y la dinamización de la economía; el límite, no tocar los Presupuestos Generales del Estado ni el Plan de Estabilidad diseñado por el Gobierno para, en tres años, cumplir con el criterio de estabilidad de la UE rebajando el déficit del 11 al 3%.

También quedó clara la metodología de trabajo que, en todo momento, ha de estar impregnada del "talante" del que presume Zapatero y basada en la necesidad de llegar a "consensos". Los tres ministros empezarán ya a trabajar en un texto base, pero la próxima semana se citarán con los representantes de los partidos en una reunión conjunta en la que se recogerán ideas. Con esas aportaciones se redactará y negociará un texto definitivo que puedan firmar todos los grupos.

Finalmente la agenda está también hilvanada: los asuntos que se debatirán serán los relativos a la "competitividad de la economía, a una política industrial consensuada entre todos, a la financiación de la economía para facilitar el acceso al crédito, principalmente de las pymes, y a la consolidación fiscal".

La estrategia La primera cuestión es si será posible conseguir el consenso dado que el PP, que utiliza la crisis como arma principal contra el Gobierno, ya ha dejado claro que no quiere ser "corresponsable" de la política económica de Zapatero. La segunda incógnita es si ese texto tendrá una validez real de cara al bienestar de los ciudadanos o simplemente será el instrumento del Gobierno para defenderse de quienes critican su gestión ante la crisis.

Lo que es evidente es que Zapatero, tras el debate del miércoles, ha ganado tiempo, ha quedado bien y para garantizarse un alto grado de éxito en su maniobra, ha echado mano del halcón del PSOE, José Blanco (capaz de la más duras críticas al PP mientras llega con ellos a un pacto en la CAV o renuncia a gobernar Navarra en favor de la derecha), para dirigir a la troika. Salgado aporta el perfil económico y Sebastián el técnico, mientras Corbacho, titular de Trabajo, queda incomprensiblemente fuera teniendo en cuenta que acabar con el paro ha de ser la prioridad. La razón: Corbacho es un gestor no un negociador.