washington. Al menos cinco personas perdieron la vida debido a la tormenta de nieve que ha azotado este fin de semana al este de Estados Unidos, la mayor registrada desde 2003. Miles de automovilistas quedaron atrapados y cientos de vuelos fueron suspendidos en la franja que va desde Virgina del Oeste a las costas de Nueva Inglaterra, siguiendo el espinazo de los Apalaches y pasando por Nueva York y Washington, donde se vieron obligados a cerrar los aeropuertos. Además, fue necesario declarar el estado de emergencia en cuatro estados y en la capital.
La tormenta avanzaba ayer lentamente hacia el norte y afectaba principalmente a las áreas de Nueva York, donde en algunas zonas cayeron cerca de setenta centímetros de nieve, y a Massachusetts, donde se registraron vientos en torno a los cien kilómetros por hora y la visibilidad era nula. En la ciudad de Nueva York ya habían caído al cierre de esta edición casi treinta centímetros de nieve y el Servicio Meteorológico Nacional apuntaba que esta tormenta era la peor desde hace varios años.
Dos personas murieron en Ohio en accidentes de tráfico debido a la tormenta, que se cobró también tres vidas en Virginia, una por congelación y dos en accidentes de tráfico.
La nieve causó numerosos accidentes de tráfico -la Policía de Virginia indicó que tan sólo en este estado se registraron cerca de 3.000- y dejó aislados en sus vehículos a centenares de motoristas.
En un país donde el consumo representa la mayor parte del Producto Interior Bruto, la tormenta puede tener también serias repercusiones económicas.
En el último fin de semana antes de la Navidad, cuando tradicionalmente los consumidores se lanzan a comprar regalos, las tiendas que llegaron a abrir se encontraban vacías.
tráfico aéreo En Washington, donde el sábado cerraron sus tres aeropuertos, los trabajadores intentaban despejar la nieve caída en el Ronald Reagan, donde la precipitación batió los récords para el mes de diciembre y alcanzó los cuarenta centímetros, y se esforzaban para poder abrirlo al tráfico aéreo a partir de mediodía. El aeropuerto mayor, Dulles, abrió una pista.
Debido a la tormenta, las líneas aéreas cancelaton centenares de vuelos, tanto internos como transatlánticos, a lo largo de la costa este.
Además de Washington, también la ciudad de Filadelfia y los estados de Virginia, Maryland, Delaware y Virginia Occidental declararon el estado de emergencia.