Madrid. El número de agresiones de hijos menores a sus padres e incluso abuelos se han doblado en los dos últimos años -de 2.000 denuncias se ha pasado a 4.000-, de las cuales más del 40 por ciento corresponden a chicas, ha explicado en una entrevista con Efe la Fiscal de Sala Coordinadora de Menores, Consuelo Madrigal.

Este tipo de violencia es uno de los que más preocupa a Consuelo Madrigal, que tomó posesión de su cargo en 2008, pues es uno de los delitos que más está creciendo y, actualmente, está preparando una circular dirigida a los fiscales de toda España sobre este asunto.

El aún borrador se centra en el análisis de los recursos que prevé la ley del Menor, en aclarar ciertos puntos en la labor del fiscal y en extremar la sensibilidad cuando se recibe la denuncia, "momento en el que los padres, abuelos u otros familiares están cargados de emociones, se sienten sobrepasados e impotentes y los chicos tienen un discurso poco racional".

Según sus datos, los delitos de violencia doméstica cometidos por menores en 2007 sumaron casi 2.000 y en el 2008 fueron 4.000, aunque "probablemente" la cifra sea aún mayor porque muchos casos no salen a la luz ni llegan al juzgado.

Llama la atención, según la Fiscal de Sala, que hace pocos años el 80 por ciento de los agresores eran varones y el 80 por ciento de las víctimas madres, y ahora la madre continúa siendo la principal agredida, pero la proporción de hijas violentas supera el 40 por ciento.

Aunque no hay un perfil sociológico o psicológico de los menores que cometen estos delitos, sí se detecta una mayor proporción del fenómeno entre las familias monoparentales y aquellas en las que pese a haber un padre su figura está muy ausente, según Madrigal.

La medida más frecuente y eficaz que adoptan los tribunales en estos casos es ordenar la convivencia del menor en un grupo familiar educativo, porque implica proteger a la familia amenazada, alivia la tensión y el menor recibe tratamiento psicológico y terapéutico.

En la mayoría de los casos, el proceso acaba con éxito.

Por otro lado, Consuelo Madrigal ha llamado la atención respecto a que los problemas de autoridad, indisciplina y déficit educativo están siempre detrás de los jóvenes que se confrontan con la ley: "la mayoría proceden de un fracaso de la escuela y/o de la familia".

En este sentido, la fiscal no ha estimado irrelevante el cuidado de las formas y el lenguaje, mostrándose a favor, por ejemplo, del uso del usted en los centros docentes; no sólo cuando el niño se dirija al maestro sino también hacia la cocinera del comedor, el conductor de la ruta, etcétera, porque "todos ellos le están ayudando en su proceso de formación".

El mayor número de delitos que cometen los jóvenes son las lesiones que se producen entre ellos en peleas, sobre todo en lugares de ocio, seguidos de robos con violencia y hurtos.

Los que más han crecido son los delitos contra la seguridad vial, pero se debe a que se han convertido en delitos las conductas típicamente juveniles que antes eran infracciones administrativas, (por ejemplo conducir sin carné), ha añadido.

Aunque los homicidios también se han incrementado, estos "en realidad son muy puntuales y en la mayoría de las ocasiones son imprudentes, accidentes de tráfico, disparo fortuito de un arma de fuego....".

"Muchos de los comportamientos delictivos pasan con la madurez y acaba el proceso educativo", ha concluido la Fiscal, en cuya opinión la ley del Menor es mejorable desde el punto de vista técnico, pero también es una norma que no sólo ha dado un sistema judicial juvenil que exige responsabilidad penal, sino la ocasión de que los jóvenes puedan reinsertarse y enmendar sus errores.