El siluro (Silurus glanis) es una especie de pez de agua dulce originaria de los grandes ríos de Europa Central, principalmente del Danubio, pero que ha sido introducida en otros lugares de Europa, también en España, donde se considera una especie exótica invasora.

Un pez de gran tamaño y muy atractivo para la pesca recreativa, principalmente nocturna, ya que desarrolla su actividad por la noche. Conocido como el basurero de los pantanos, el siluro es fácilmente atraído por la carne alterada, el hígado de cerdo y los intestinos de las aves, que son los más utilizados como cebo.

En los alrededores de Zaragoza

Pues bien, hace unos días ha sido pescado en el río Ebro, en los alrededores de Zaragoza, un ejemplar gigantesco, de 2,30 metros de longitud y 85 kilos de peso. Lo capturó Luis Miguel González, natural de la localidad de Dueñas (Palencia) y compartió su logro en la cuenta de Instagram Foto y al agua, que pertenece a un grupo palentino que practica la pesca deportiva por todo el país y que, como su nombre indica, devuelven a los peces a su hábitat tras hacerse una foto con ellos.

Una de las stories del pescador con el pez.

Una de las stories del pescador con el pez. Instagram (@fotoyalagua)

Es lo que hicieron el 3 de marzo, pocas horas después de la crecida del Ebro en Zaragoza, con este ejemplar, lo que ha ocasionado algunas críticas al considerarse una de las especies invasoras más amenazantes para los ecosistemas fluviales debido a su gran capacidad de adaptación y a su enorme crecimiento, que los lleva a alcanzar con facilidad los dos metros de longitud y los 100 kilos de peso, aunque se han llegado a capturar ejemplares de tres metros y 270 kilos. “Con lo depredador que es, vaya luces devolverlo al agua”, lamenta un usuario de Instagram en los comentarios a la foto.

En Mequinenza desde 1974

No es la primera vez que se pesca un siluro de dimensiones similares en el río Ebro. Esta especie llegó al embalse de Mequinenza (Zaragoza) en 1974, cuando un joven alemán llevó 32 alevines del Danubio declarados como cebo vivo para introducirlos en la desembocadura del río Segre en el embalse construido diez años antes. Su intención era que la especie (los siluros pueden vivir unos 80 años) se asentara y fomentar el equilibrio ecológico.

Pero los siluros no tienen ningún depredador en el Ebro y su introducción ha provocado la desaparición del barbo en el cauce medio del Ebro y que por esa razón se haya desarrollado una gran vegetación acuática, sargazos y algas, aunque ha convertido a Mequinenza en un atractivo para la pesca de estos peces. También es un depredador de aves y se le ha visto comer palomas y otros animales.