El Deportivo Alavés y Luis García Plaza están condenados a entenderse, y así lo ven también ambas partes. Después de dos años de mucho éxito –y no solo clasificatorio–, la no continuidad del técnico madrileño en Mendizorroza sería un importante paso atrás en el proyecto a corto-medio plazo y es por ello que, en las últimas horas, el club babazorro ha acelerado las negociaciones para su renovación, la cual espera con ansia la afición.
Ahora mismo, el acuerdo entre el Glorioso y Luis García apunta a ser de más de una campaña. Algo que ha puesto como condición el propio entrenador y que, en realidad, supondría un punto de inflexión para la propiedad del Paseo de Cervantes, habituada a ir año a año con los inquilinos de su banquillo –salvo con Javi Calleja–. Lo fundamental, sea como fuere, es que la sintonía es buena, a la espera de acordar los detalles del contrato.
En sus dos temporadas al frente del Alavés, a donde llegó como reemplazo de Julio Velázquez tras el fatídico descenso a Segunda División, Luis García ha cumplido e, incluso, superado los objetivos. Primero, a través del deseado regreso a la élite –rubricado por Asier Villalibre en Orriols– y, después, con una de las salvaciones más plácidas de toda la historia albiazul. Cuatro han sido las jornadas que le han sobrado a sus pupilos para certificarla.
El buen hacer del preparador madrileño no solo se limita, eso sí, a los resultados. En muy poco tiempo, ha conseguido establecer una idea de juego clara y atractiva y, por medio de la misma, su equipo se ha mostrado capaz de competir en cualquier escenario, lo cual se había echado de menos en la anterior etapa en Primera. La afición se siente identificada con lo que ve sobre el césped, y eso es un punto determinante para sentarse en Mendizorroza.
Luis García, además, ha evidenciado que es un excelente gestor de grupos –solo hay que ver el buen ambiente que se respira dentro del vestuario y las palabras que los futbolistas tienen hacia él–. Algo que, llevado al verde, le ha permitido sacar la mejor versión de muchos de sus pupilos, entre los que se pueden destacar nombres como los de Antonio Sivera, Andoni Gorosabel, Aleksandar Sedlar, Javi López, Antonio Blanco, Ander Guevara, etc.
UN PUNTO DE INFLEXIÓN
Todo lo anterior ha supuesto también un antes y después para el Alavés. Hasta la llegada del madrileño, su banquillo había sido una feroz trituradora de técnicos, incapaz de parar por nadie. Diez, en concreto, fueron las víctimas en la racha de seis campañas en Primera: Mauricio Pellegrino, Luis Zubeldía, Gianni De Biasi, Abelardo Fernández (x2), Asier Garitano, López Muñiz, Pablo Machín, Javi Calleja, José Luis Mendilibar y Velázquez.
Luis García, sin embargo, ha dado con la tecla y, además de romper la maldición de aguantar dos temporadas completas de manera consecutiva, va a finalizar el vigente curso siendo el séptimo entrenador con más partidos dirigidos de la historia del Alavés. Sumará 92, quedándose a solo un par de Joseíto (94) y, en caso de renovar, atacará a García de Andoain (98), Astorga (105), Echezarreta (149), Txutxi Aranguren (218) y Mané (280).
EL PROYECTO
Una vez se decida el futuro del banquillo, cuyo inquilino tiene opinión en el mercado de fichajes, será el momento de centrarse tanto en las entradas como en las salidas. Se espera un verano movido en las oficinas, sobre todo si hay alguna venta importante, para formar de nuevo una plantilla capaz de competir en la élite. Afortunadamente, el gran trabajo de Sergio Fernández en los dos últimos años ha derivado en unos cimientos bastante sólidos.
Esto último, por cierto, también está teniendo un peso importante en las negociaciones entre Luis García y el Alavés. Además de satisfacer sus pretensiones de contrato, el madrileño da mucha importancia al aspecto deportivo y, por ende, que el rumbo del proyecto le convenza es fundamental para seguir adelante. En especial, tras haber sido tentado por otros clubes tanto nacionales –Osasuna preguntó por él– como de otras ligas.