aliente jugadora de Osasuna: No puedo dejar de aplaudir su denuncia pública clara y detallada de los insultos y las bravatas sin cuento que tuvo que soportar el pasado sábado en un encuentro en Cantabria. De entrada, fue una muestra de entereza y pundonor permanecer en el campo mientras una piara de niñatos machirulos se cebaba con usted y sus compañeras desde la grada. Se da por bienvenida la enorme ola de solidaridad que su gesto ha despertado. Con todo, siempre he sido más partidario de los hechos. Sería bueno, para empezar, que los gritones indeseables no se fueran de rositas. Y mirando al futuro, quizá haya llegado el momento de suspender partidos de cualquier categoría si no pueden disputarse en el debido clima de respeto.